Una vez más la vida real presta parte de sus dramas y obstáculos, como también sus retribuciones, para inspirar una producción audiovisual, en este caso Supersex.
La serie de Netflix, una de las más explícitas del servicio hasta la fecha, que tiene como inspiración la existencia de Rocco Antonio Tano, mejor conocido como Rocco Siffredi.
El símbolo italiano del cine porno que a sus 59 años sigue activo, solo tras la pantalla, con su propia productora y una academia que forma a las próximas estrellas del género.
Y quien, a pesar de que cada uno de sus siete episodios aseguran estar basados lejanamente en la realidad, fue parte esencial de la puesta en marcha del proyecto.
Asesorando directamente a Francesca Manieri, la creadora y guionista del espacio, en la concreción de su dramático relato, como él mismo lo ha afirmado en entrevistas recientes.
Un drama basado en la realidad
Donde, con la cuota de ficción y libertad necesarias para incrementar su intensidad y atractivo, se conoce la esencia de una existencia marcada por el sexo y el conflicto.
En un título para adultos donde son cruciales la presencia de su medio hermano Tommaso -un “dios” para él cuando pequeño- y la adicción al sexo que marcó su vida y carrera.
Lo que se conoce en una narración donde también se hacen presentes la misoginia, la toxicidad masculina y el poco desarrollo de algunos personajes y conflictos secundarios.
Todo con Rocco (Alessandro Borghi) como su motor y narrador en off, comenzando con una escena ambientada en el París de 2004, cuando él anuncia su retiro de la industria porno.
Para luego viajar al pasado, a la ciudad costera de Ortona donde un Rocco (Marco Fiore) de nueve años vive con sus padres y hermanos, entre ellos Tommaso (Francesco Pellegrino).
Entre el pasado y el presente de Rocco
El objeto de admiración del pequeño por su seguridad y “éxito”, ya que Tommaso tiene un automóvil y su novia Lucía (Eva Cela) es la chica más deseada del poblado.
Aunque pronto los saltos temporales del relato revelan que su futuro fue menos brillante, tras irse de Ortona con Lucía como su esposa y hacerse cargo de un restaurante parisino.
En una mezcla entre pasado y presente que va dibujando la historia de Rocco, desde sus días de inocencia, pasando por su despertar sexual y su llegada al cine pornográfico.
Donde son claves figuras como su incansable primo Gabriele (Enrico Borello), el productor Riccardo Schicchi (Vincenzo Nemolato) y Gabriel Pontello (Johan Dionnet).
Este último el actor y protagonista de la fotorevista Supersex, como un superhéroe sexual, que introdujo a Rocco en las películas para adultos, cambiando su vida para siempre.