La carrera de Christopher Landon incluye guiones de thrillers y dramas, pero su faceta de director es conocida por mezclar terror y comedia, como en Tenemos un fantasma, su cinta para Netflix.

El título número siete de su trayectoria como realizador, que se suma a filmes como A la *&$%! con los zombis y Feliz día de tu muerte 1 y 2, teniendo como base una historia de Geoff Manaugh.

La que, bajo el nombre de Ernest, publicó este escritor freelance en la revista Vice en octubre de 2017 y casi seis años después llega al streaming con su no tan espeluznante relato.

El que más bien se mueve entre los conflictos de un adolescente y su padre, además del género criminal, relegando un poco al humor y el horror de los anteriores filmes con la firma de Landon.

Una opción narrativa claramente enfocada en el público familiar que se inicia con la llegada del matrimonio de Frank y Melanie Presley (Anthony Mackie y Erica Ash), junto a sus hijos, a su nueva casa.

Una casa con su propio fantasma

La que es más bien una vieja construcción con aires señoriales, que al inicio del metraje de dos horas se ve que fue abandonada rápidamente por sus antiguos inquilinos, en medio de la noche.

Por lo que es fácil deducir que el nuevo hogar de los Presley está embrujado, como claramente lo comprueba su hijo menor, Kevin (Jahi Di’Allo Winston), en la buhardilla del lugar.

Donde se encuentra cara a cara con un fantasma llamado Ernest (David Harbour), como lo dice su camisa, que trata de asustarlo, pero solo logra que el jovencito se ría de su intento.

Aunque pronto el chico se da cuenta de que eso no estuvo bien y busca al espectro, descubriendo que no puede hablar, tampoco recuerda cómo murió y puede tocar a los vivos si es que quiere.

Sin embargo, cuando Frank y su hijo mayor Fulton (Niles Fitch) descubren a Ernest, en vez de salir escapando deciden sacar partido a sus apariciones, subiéndolas como videos a Youtube.

Los problemas para Kevin y su amigo

Los que rápidamente se hacen virales y hacen de Ernest una celebridad, visitada por la médium Judy Romano (Jennifer Coolidge) y puesta en el blanco de una parapsicóloga y la CIA.

Con lo que la cinta pasa de lo paranormal al suspenso, cuando Kevin junto a su vecina Joy (Isabella Russo) deciden indagar la verdad en torno al pasado y a la muerte de su espectral amigo.

Lo que hace que Tenemos un fantasma se mueva entre chistes, sustos y persecuciones, al mismo tiempo que su adolescente protagonista encara los problemas de comunicación con su papá.

En una combinación de géneros que hace que la cinta pierda por momentos su rumbo y haga sentir al espectador que dura mucho más de los 126 minutos que realmente tiene su metraje.

Aunque las actuaciones logran que desaparezcan las falencias que posee y se atesore el hecho de haber visto a Coolidge como una médium muy presumida y a Harbour como un entrañable espectro.

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