Todo llega a su fin y tras cinco temporadas que combinaron la ficción con el drama real, tanto por realidad como por monarquía, The Crown presenta la etapa final de su paso por la pantalla.
Lo que concreta a través de los últimos seis episodios, de un total de 10, que abarcan las vivencias, en boca de sus productores, de Isabel II y su familia entre 1997 y 2005.
En un debut que se presenta casi inmediatamente después de conocerse las nominaciones a los Globos de Oro, de las que el espacio creado por Peter Morgan obtuvo cuatro.
Entre ellas las para Mejor Serie de Televisión y Mejor Actriz, confirmando a la producción británico-estadounidense como una de las más destacadas de los últimos años en Netflix.
A pesar de que las primeras emisiones de este sexto ciclo tuvieron una aprobación menor por parte de algunos comentaristas, debido a “falta de sutileza y matices emocionales”.
El foco puesto en el príncipe Guillermo
Sin embargo, siempre es una especie de placer culpable el poder inmiscuirse en la vida privada -en la ficción, ¿o no?- de una de las casas reales más populares del planeta.
Lo que se hace aún más interesante cuando varios de los sucesos que expone la serie son parte del imaginario colectivo, gracias a los medios, en especial las “revistas del corazón”.
Como el hecho central de la primera entrega de esta sexta temporada: la fugaz relación de Diana (Elizabeth Debicki) con Dodi al-Fayed (Khalid Abdalla) y su trágica muerte.
Para ahora, en los capítulos restantes, enfocarse en sus hijos, en especial en un joven Guillermo (Ed McVey) cuando se desató su popularidad o Wills-Manía, como se bautizó.
Una notoriedad que no buscó y rechaza, más aún cuando ve en la prensa a los acosadores de su desaparecida madre, lo que encara al mismo tiempo que asiste a St. Andrews.
Un conmovedor capítulo sobre amor fraternal
La universidad de Escocia donde conoce a quien se convertirá en alguien muy especial: Kate Middleton (Meg Bellamy), la hija de una empresaria que robará su corazón.
Mientras Isabel (Imelda Staunton) ve cómo la fama del primer ministro Tony Blair (Bertie Carvel) eclipsa su reinado y su hermana Margarita (Lesley Manville) encara un grave momento.
El que se desarrolla en una de las emisiones más conmovedoras del ciclo, donde el amor fraternal es expuesto gracias a los recuerdos y las actuaciones de Staunton y Manville.
Sin olvidar a Carlos (Dominic West) y la tensa situación con Guillermo tras la muerte de Diana, en tanto aboga por la aceptación de Camila (Olivia Williams) como su pareja.
En el inicio de varios cambios para la monarquía, tanto en la ficción como en la realidad, que son parte de la despedida de una de las series más exitosas y reconocibles de Netflix.