Si Claire Foy encantó en su rol de Isabel II en las dos primeras temporadas, dándole a la reina una mezcla explosiva entre candidez y picardía, llega Olivia Colman en la tercera temporada de The Crown y se roba la película, interpretando a la soberana con sencillez, altanería y cierto resentimiento que bien podrían describir a la reina en su madurez.
Cuando el creador de esta magnífica serie, Peter Morgan, anunció que cambiaría a gran parte del elenco para dar cuenta del paso de los años, muchos creyeron que todo el atractivo de la producción se perdería, porque ese grupo actoral estaba ya tan asentado que difícilmente podría ser reemplazado por otros miembros.
Apuesta segura
Al menos en el rol principal de The Crown, Morgan no se equivocó al poner a Colman —ganadora de un Oscar por su potente interpretación en La Favorita— para hacer de Isabel II. Bueno, iba a la segura, porque la actriz británica es una de las más aplaudidas del cine actual, con toda justicia.
Aplausos que llegan de pie en varias escenas de esta tercera temporada, en que brilla como una joya invaluable la sutileza y la contención de Colman para dar vida a una jefa de estado que, justamente, se distingue por esas características.
No hay lugar ahí para los lucimientos ni el destemple; sí, para una mirada que lo dice todo o para una lágrima, una sola, que debe rodar en silencio.
Helena Bonham Carter también debuta en la serie en el rol de la princesa Margarita, la eterna secundona que, a través de la fanfarria y el desenfado, trata de quitarle protagonismo a la sobriedad de su hermana Isabel.
En este caso, no sólo hay cambio de actriz (Bonham Carter reempaza a Vanessa Kirby), sino de personaje, porque la Margarita de esta tercera temporada es ciertamente más protagónica, audaz, extrema y consumida, por dentro y por fuera, que su antecesora.
La actriz de Harry Potter, Charlie y la fábrica de chocolates y El discurso del rey le entrega a su Margarita todo lo suyo, esa libertad y diversión que marcan su estilo.
Lucimiento colectivo
De igual forma, casi todos los miembros secundarios del reparto logran captar la atención del público con historias reveladoras, como ese príncipe Carlos medio rebelde en su época universitaria (Josh O’Connor), o su hermana, la princesa Ana (Erin Doherty).
Olivia Colman y Helena Bohman Carter le dan un peso irrefutable a esta tercera temporada que, además, cuenta con libretos siempre eficientes y una puesta en escena perfecta, delicada y apropiada para una serie que debe ser de las más logradas visualmente de Netflix.
Si no has visto las dos primeras temporadas, ponte al día, porque esta tercera —que cubre de 1964 a 1977— no desmerece en ningún plano. Es más: consolida a The Crown como una de las mejores series de esta plataforma de streaming.