Titanes del Pacífico: tierra de nadie, la serie animada que amplía el mundo de ficción creado por Guillermo del Toro
La nueva serie animada de Netflix muestra la arriesgada aventura de dos hermanos a través de una Australia asolada por los monstruosos kaijus.
En 2013, la imaginación de Guillermo del Toro se unió a los efectos especiales para dar vida a la fantástica película Titanes del Pacífico. Ocho años más tarde, y tras una secuela fílmica, el mundo de esa cinta revive en la animada Titanes del Pacífico: tierra de nadie.
Creada por los guionistas y productores estadounidenses Craig Kyle y Greg Johnson, con la animación de los estudios japoneses Polygon Pictures, amplía el universo de Del Toro con una historia sobre fraternidad y sobrevivencia que debuta en Netflix.
En ésta, a través de los siete capítulos de su primera temporada -a los que la prensa tuvo acceso previo a tres-, se conoce la historia de los hermanos Hayley y Taylor Travis, en los oscuros días en que los kaiju -los monstruos alienígenas- asolaron Australia.
A los que conocemos siendo niños, cuando en el territorio australiano surgen numerosas brechas por donde emergen decenas de kaijus, destruyendo ciudades y obligando a la población y al Cuerpo de Defensa del Pan Pacífico a abandonar el continente.
Sin embargo, el jaeger -las gigantescas máquinas que combaten a los kaiju- piloteado por los padres de Taylor y Hayley es uno de los pocos que continúa la lucha y rescata a sus hijos y a otras personas, dejándolos a salvo en un oasis en medio del desierto.
Pero el avance de los monstruos por Australia los obliga a ir a buscar ayuda a la costa, a la ciudad de Sidney, prometiendo volver lo antes posible. Algo que finalmente nunca ocurre y cinco años más tarde será el detonante para que Taylor y Hayley inicien su propia aventura.
La arriesgada búsqueda de sus padres
Un episodio de sus vidas que se inicia cuando un kaiju descubre su apacible refugio y elimina a sus amigos. Una desgracia que ocurre poco después de que Hayley descubriera unas instalaciones subterráneas y a un jaeger en reposo: el Atlas Destroyer.
El mismo que después de poner en marcha, gracias a la ayuda del sistema de inteligencia artificial llamado Loa, ella maneja en compañía de su hermano, quien cuando pequeño fue parte de la escuela de pilotos y algo recuerda sobre su manejo y el uso del puente neuronal.
Un jaeger de instrucción que no posee armas, como descubren tristemente un poco después, con el que se ponen en camino hacia Sidney para buscar ayuda y saber algo sobre el destino de sus padres. Pero pronto la batería de la máquina se consume.
Esto los obliga a caminar hasta las ruinas de la ciudad de Meridian, para ir en busca de baterías al abandonado Centro de Reclutamiento del Cuerpo de Defensa del Pan Pacífico. Algo que no será tan fácil por la existencia en el lugar de unos kaijus que han mutado.
Un primer descubrimiento al que se sumará el hallazgo de un niño abandonado en un estanque en un laboratorio y la presencia de un grupo armado, que habita un lugar llamado Bogan y trafica huevos de criaturas alienígenas bajo las órdenes de un misterioso hombre.
Y aunque los primeros capítulos no incluyen muchas peleas entre kaijus y jaegers, su destacable animación y los desafíos que van encarando los hermanos, hacen de Titanes del Pacífico: tierra de nadie una entretenida adición al mundo de monstruos y robots gigantes creado por Del Toro.
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