Cuando era una quinceañera, Laura Marano conoció la fama como actriz gracias a su rol protagónico en Austin & Ally, de Disney Channel. Un papel al que algunos años después ha sumado la labor de productora, como lo hace en la película Tratamiento real.
Un título que además marca su segunda participación en una cinta original de Netflix, luego de La cita perfecta (2019), reservándose además la oportunidad de encarnar a su personaje principal: Isabella, o simplemente Izzy, una joven y consciente peluquera de Nueva York.
La que en este largometraje, que vuelve a apostar por la mezcla de comedia y romance, es dueña del Salón Bellisime, de la Calle 183, donde trabaja junto a su madre, abuela y sus amigas y colegas Destiny (Chelsie Preston Crayford) y Lola (Grace Bentley-Tsibuah).
A quien la mala suerte parece acompañar en los primeros minutos del metraje, cuando una sobrecarga eléctrica en su local hace que los US$ 2.000 que tenía ahorrados para viajar por el mundo, deba entregarlos para arreglar los desperfectos ocasionados por un incendio.
Pero el destino le tiene una sorpresa: le piden arreglar el cabello del Príncipe Thomas de Lavania (Mena Massoud, Aladdin) -nación que se ubica al este de Aldovia (¡¿?!)-, para su compromiso matrimonial, después de que el asistente real se equivoca de peluquería.
Así Thomas conoce a Izzy en una de las suites de los hoteles de su suegro, el texano Buddy LaMott (Matthew E. Morgan), y queda sorprendido con el decidido y fuerte carácter de la neoyorquina de sangre italiana, luego de que ella defiende a una tímida empleada.
El viaje a Lavania que lo cambia todo
Por lo que no extraña que él decida recomendarla a la familia de su novia Lauren (Phoenix Connolly) para que los asista en los preparativos de la boda que se realizará en dos semanas. Lo que hace que Izzy, Destiny y Lola viajen de inmediato a Lavania.
Con la protagonista en medio de la capital de un país que mezcla edificios de estilo europeo con habitantes que se visten con un estilo entre tropical y cíngaro, se inicia una trama bastante habitual para este tipo de cintas, donde los opuestos se atraen irremediablemente.
Lo que acá tiene como momento clave la noche en que Walter (Cameron Rhodes), el asistente del príncipe, lo empuja a acompañar a Izzy en un recorrido por la ciudad. Instancia en la que el muchacho no puede ocultar su atracción por la vivaz y sensible peluquera.
Pero también están presentes los problemas que un tipo de relación entre la realeza y gente normal provoca. En especial cuando la considerada estilista logra despertar en Thomas una gran conciencia social que va en contra de los planes de su estricto padre.
En la extraña mezcla de atracción romántica y problemáticas comunitarias que recorre gran parte del metraje. A lo que se suma una subtrama enfocada en el humor más blanco, donde Destiny y Lola se enfrentan a la rigurosidad de Madame Fabre (Sonia Gray).
En una apuesta que le da un giro a la tradicional comedia romántica con algo del cuento de Cenicienta, que hace de Tratamiento real una gran alternativa para los seguidores del subgénero fílmico. Lo que se complementa con el innegable carisma de sus protagonistas.