Las series y telenovelas de Turquía se han consolidado entre el público gracias a la TV, el cable y el streaming. Y es precisamente a través de este último sistema, vía Netflix, que también se puede conocer su filmografía y títulos como Un lugar seguro.
Una película que forma parte de la actual industria cinematográfica turca, que vio su apogeo entre los 50 y los 70, pero decayó ante la competencia televisiva y ahora ha retomado su camino. Y que tiene en la cinta original de la plataforma un buen ejemplo.
El cual combina el drama con la comedia a través de un guión escrito por Hakan Bonomo, que llega a la pantalla bajo la dirección del realizador que se hace llamar simplemente Ketche y se ambienta en la Estambul de estos días.
Misma ciudad en que está Melisa (Asli Enver), una joven mujer que introduce al público en la noticia que recibió de su médico en los últimos minutos: solo le quedan cinco meses de vida y, como bromea, no los tres que generalmente se acostumbra.
En el inicio de un relato que nunca aclara cuál es realmente la enfermedad terminal de la protagonista, mientras se iluminan hasta sus pasajes más oscuros y Melisa trata de hallar a la persona que se haga cargo de su hijo cuando ya no esté.
Un pequeño de seis años que se llama Can (Mert Ege Ak), al que le gustan solo las cintas de acción y no va al jardín infantil simplemente porque no quiere. Algo que su madre, quien lo tuvo y crió sola, avala para estar siempre cerca de él.
Solo mi mamá y yo
Por eso cada día Can acompaña a su mamá, quien estudió arte y es una destacada dibujante, a su labor como mesera en un restaurante, donde además trabaja la mejor amiga de ésta, Fatos (Ezgi Senler), quien siempre la alienta a buscar pareja.
Lo que Fatos no sabe es que Melisa ya decidió buscar a alguien y ese alguien es Firat (Kaan Urgancioglu), un conocido empresario de las bicicletas que además posee un bar y con el que tuvo un accidentado encuentro en una cafetería.
Donde él fue bastante desagradable y hasta se refirió a Can como “monstruito”. Por eso es un poco extraño que sea Firat el “elegido” y a quien Melisa trata de acercarse visitando el bar que posee, aunque nuevamente su conversación termina mal.
Sin embargo, como el espectador ya supone, sus caminos finalmente convergen, aunque hay un pequeño escollo en la ruta compartida: Can, quien no quiere a un hombre en la vida de él y su mamá. Pero el empresario al parecer tiene otros planes.
Los que involucran una rápida huida después de que el niño rompe el escaparate de una tienda y el adoptar a una perrita que el chico bautiza simplemente Firat. Los detalles que van uniendo al trío protagónico hasta que se revelan algunas verdades.
En una cinta que expone el drama de la pérdida sin caer en el sentimentalismo, gracias a la luminosidad y humor de su trama, y un sólido elenco. Con lo que Un lugar seguro supera sus carencias de guión y se alza como un atractivo ejemplo del cine turco actual.