Fue en 1988 que a las salas de cine del mundo llegó Un príncipe en Nueva York, cinta que mostraba cómo el heredero al trono de Zamunda, Akeem Joffer (Eddie Murphy), viajaba a Estados Unidos con la idea de descubrir en la Gran Manzana a la mujer de su vida.
Una película dirigida por John Landis (Los hermanos caradura) y basada en una historia concebida por el mismo Murphy -quien por esos años estaba en la cima de su carrera como actor-, que transformó a Akeem en un personaje clave de la comedia de todos los tiempos
Y donde el ingenuo príncipe africano convenció a su padre, el Rey Jaffe (James Earl Jones), de conocer algo del mundo antes de contraer matrimonio. Viaje que realizó junto a su mejor amigo Semmi (Arsenio Hall) y que cambió para siempre su real existencia.
No solo conoció el barrio de Queens, donde él supuso que vivía una potencial reina, sino que también lo que era el trabajo en el local de comida rápida McDowell’s -muy similar a McDonald’s- y especialmente a la chica correcta: Lisa McDowell (Shari Headley).
Tres décadas después, Akeem está de vuelta en Un príncipe en Nueva York 2, secuela que debuta por Amazon Prime Video, que ya no tiene a Landis en la dirección, sino que a Craig Brewer, y donde el nuevo rey disfruta de calmados días junto a Lisa y sus tres hijas en su palacio en África.
Un heredero en Nueva York
Sin embargo, un pequeño problema intranquiliza a algunos miembros de su familia. Al no tener un heredero -como lo dictan la leyes de su reino- su hija mayor, Meeka (KiKi Layne), deberá casarse, muy a su pesar, con el hijo del General Izzi (Wesley Snipes).
Una alianza no bienvenida ni por Meeka ni por su padre, pero que podría evitarse con la revelación hecha por el médico brujo Baba (el mismo Hall): Akeem tiene un hijo bastardo -una palabra que se repite en demasía- en el neoyorquino barrio de Queens.
El que según esta secuela habría sido fruto de una noche que el monarca borró de su cabeza -por haber estado algo drogado- y que, según consejo de su moribundo padre, sería la solución perfecta para conservar la tradicional sucesión real en Zamunda.
Ante esto, Akeem y Semmi retornan a Nueva York, donde los viejos barberos del barrio -que nuevamente llaman al primero Kunta Kinte- le dicen donde pueden encontrar a su hijo, quien se llama Lavelle Junson (Jermaine Fowler) y trabaja revendiendo entradas.
Sin explicar mucho, pronto Akeem, Seemi, Lavelle y su madre, Mary (Leslie Jones), están de vuelta en Zamunda ante una más que sorprendida Reina Lisa, quien no sabía nada sobre este hijo de su esposo, que ahora deberá sortear algunos exámenes como heredero.
El reencuentro con viejos conocidos
Desde ese momento, Lavelle y su madre disfrutan de la vida de lujos en el palacio, mientras el Rey Akeem llega a un acuerdo con el General Izzi, en el que su recién descubierto hijo se casará con la hija del militar, llamada Baloto (Teyana Taylor), para mantener la paz.
Sin embargo, las cosas no serán tan fáciles. Y mientras el muchacho enfrenta pruebas sobre cultura, pensamiento crítico y valentía, su media hermana Meeka ve con decepción cómo todos sus años de entrega y preparación como princesa no han servido de nada.
Así, entre alianzas, desilusiones, humor y un poco de drama familiar, Un príncipe en Nueva York 2 permite reencontrarse con figuras clásicas de la comedia de los 80, como también el producto para cabello Soul Glo y un local, ahora en Zamunda, de McDowell’s.
Una cinta que apela totalmente a la nostalgia, donde junto a los barberos de Queens también están presentes el Reverendo Brown (Hall) y el cantante de soul Randy Watson (Murphy), sumando los cameos de figuras como Morgan Freeman y Gladys Knight.
Y aunque su historia es menos elaborada, sus escenarios son más acotados -Nueva York aparece menos- y tiene efectos especiales no tan acabados, quienes disfrutaron de la cinta original pasaron un buen rato redescubriendo a personajes de antaño.