Vincenzo Cassano es un nombre poco usual en una serie surcoreana. Sin embargo, pertenece al protagonista de una de las últimas adiciones al catálogo de producciones de Corea del Sur de Netflix, que llegó a la plataforma bajo el simple título de Vincenzo.

Un k-drama que debutó el pasado 20 de febrero para ir ofreciendo nuevos episodios cada fin de semana, hasta completar una veintena. Un extenso número de emisiones a lo que se suma el hecho de que cada una tenga una duración de casi una hora y media.

Y fue en su capítulo inicial que se conoció al mencionado Vincenzo Cassano (Song Joong-ki) en Italia, hasta donde llegó desde Corea del Sur siendo un niño luego de ser adoptado por una familia italiana. Pero no cualquier familia, sino que la de Fabio Cassano.

Ni más ni menos que un capo mafioso que lo crió como hijo y le dio una buena vida y una inmejorable educación. Y fue luego de titularse de abogado, que Vincenzo se transformó en el consigliere o consejero en los “negocios” familiares, no siempre con métodos legales.

Algo que se ve al comienzo de la serie, cuando el joven abogado visita a un antiguo socio del fallecido Fabio, quien al negarse a concretar una nueva alianza provoca que Vincenzo incendie calmadamente su propiedad, usando un encendedor que siempre tiene a mano.

De Italia a Corea del Sur

Una acción que es vista con malos ojos por el nuevo capo de la familia Cassano, Paolo, el “hermano” del protagonista del espacio que trata de eliminarlo. Sin embargo, este último sale ileso y decide volver a Corea del Sur para escapar y también por motivos comerciales.

A través de varios flashbacks se sabe que hace unos años Vincenzo asesoró a un mafioso chino, amigo de su padre, que necesitaba esconder en un lugar seguro una importante cantidad de oro. Un tesoro que finalmente quedó depositado bajo un edificio en Seúl.

Pero tras su accidentado regreso a la capital surcoreana, donde fue sedado y víctima de un robo, el abogado descubre que no será tan fácil acceder a la bóveda con el oro, ubicada debajo del complejo de departamentos y locales comerciales Geumga Plaza.

Los poderosos Laboratorios Babel quieren apoderarse de la propiedad de cualquier forma, como le advierte el dueño del edificio Geumga, Cho Yeong-Un (Choi Young-Joon). Además, sus locatarios no están dispuestos a abandonar tan fácilmente sus negocios.

Entre ellos se cuenta el abogado Hong Yu-Chan (Yoo Jae-Myung), quien también posee un litigio contra Babel por un medicamento que habría fallado en su testeo en pacientes. Pero hay alguien más que lo liga a los laboratorios: Hong Cha-Young (Jeon Yeo-Bin).

Un heterogéneo grupo de personajes

Esta última es su hija, colega y enemiga en tribunales, ya que trabaja en la firma que defiende a la farmacéutica. Un bufete que recurre a trucos sucios para conseguir sus objetivos, como usar los servicios del pandillero Park Seok-Do (Kim Young-Woong).

Sin embargo, la lista de personajes que dan vida a Vincenzo es extensa e incluye a An Ki-Seok (Lim Chul-Soo), el policía que descubrió el ingreso de Vincenzo a Corea del Sur y su vínculo con la mafia, y a Choi Myung-Hee (Kim Yeo-Jin), una despiadada ex fiscal.

Una mención aparte merecen otros locatarios de Geumga, como el dueño del lavaseco que encoge uno de los carísimos ternos de Vincenzo, y el Chef Toto (Kim Hyung-Mook), quien hasta la llegada del abogado tenía convencidos a todos de saber sobre comida italiana.

Lo que transforma a la serie en un relato casi coral, que tiene al humor y el suspenso como principales ingredientes, y como pieza diferenciadora a su personaje principal. Un joven abogado de aspecto oriental, pero que maldice en italiano y usa la violencia cuando lo amerite.

Elementos que son la base de sus primeros episodios, pero a los que se van sumando cada vez más momentos de puro drama y acción. Como en su cuarto capítulo, donde Vincenzo y Cha-Young deciden formar una sociedad que busca justicia con métodos un tanto radicales.

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