Asistir a una versión de este musical es casi una institución durante el “18”. El Teatro San Ginés se encarga de traerlo de vuelta con cuatro funciones repartidas entre miércoles y sábado y al estilo moderno de un musical de Broadway, pero mezclado con cuecas bravas. Eso sí, el texto se mantiene fiel al original de la dramaturga, Isidora Aguirre.
Entrada.
Pase antes a la pastelería Casa Dulce, en los locales 4 y 5 de Patio Bellavista (Constitución 30). A tono con las celebraciones, pida su cajita de cuatro empolvados, alfajores, chilenitos y merenguitos ($ 4.000) para el camino. Si tiene tiempo, siéntese ahí a probar la torta de horajasca con manjar de leche condensada, crema pastelera y merengue ($ 3.900, con café).
Plato de fondo.
Esta adaptación cuenta la misma historia que la original: la llegada de una joven sureña, Carmela, a Santiago en plenos años 30. A través de canciones, cuenta cómo viene a trabajar con su madrina en la Pérgola de las Flores, entonces instalada junto a la Iglesia de San Francisco.
La pieza recoge el drama de esos años, también, de los pergoleros que lucharon por no ser removidos de ese lugar debido a los ensanches de la Alameda. En los roles principales verá a María Alicia Lavandero (como Carmela) y a Gonzalo Alegría (Tomasito, su enamorado).
Postre.
Cruce el río hasta Lastarria. Ahí, en el Restaurante Quitral (Lastarria 70), pruebe su pichanga en versión gourmet (con jamones seleccionados y quesos artesanales, $ 12.500) o su cebiche de pulpo a la parrilla ($ 8.000). ¿Para beber? Un clásico terremoto en vaso ($ 3.500).
EST.: Subt., entrada por Bellavista 052, $ 1.600 la hora.
La versión rioplatense en cine
En Argentina, en 1965, este musical chileno fue llevado al cine. Lo hizo Román Viñoly y varias escenas fueron grabadas en el Teatro Colón de Buenos Aires. De hecho, ese año obtuvo en el país transandino el primer premio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales a la Mejor Película Argentina. Sus protagonistas fueron la española Marujita Díaz -ícono de la comedia hispana de los años 60- y el cantante chileno Antonio Prieto, que ya había participado en varios filmes argentinos y mexicanos.