Sólo hasta este fin de semana podrá ver en el Teatro Municipal de Las Condes este espectáculo que mezcla música, danza celta o irlandesa y acrobacias. Ha estado en teatros como el Opera House de Beijing y el Radio City Music Hall de Nueva York.
Entrada
Llegue antes y pase por Maldito Chef, en Av. Apoquindo 3300. Ahí, en el segundo piso, pruebe el supremo bloody mary, hecho con vodka, jugo de tomates, sal de apio, salsa inglesa, albahaca, pimentón y tomate confitado ($ 4.000) y acompañarlo de algo para picar, como las empanadas fritas de ají de gallina y picante de camarón ($ 5.100). Si anda solo, puede sentarse en la barra.
Plato de fondo
Fiona, Naomi y Evangeline O’Neill, son tres hermanas que en 2005 grabaron un disco de música tradicional irlandesa, que luego fusionaron con un estilo más pop.
No se imagine un show estático: este espectáculo es una puesta en escena con ocho bailarinas y un tap dancer, Anthony Fallon, un zapateador que se las trae, porque fue campeón durante cuatro años seguidos del World Irish Solo Dance Championship.
Por su calidad, ha sido llamado para bailar frente a Barack Obama y la reina Isabel II. El show dura dos horas, con 20 minutos de intermedio. Ponga atención en el segundo tiempo a la acróbata aérea que se desliza entre lienzos de colores.
Postre
Vaya al Happening, el restaurante de carnes de Apoquindo 3090. Pruebe el medallón de lomo ($ 12.000) con unas crocantes papas hilo ($ 2.900). Tiene descuento de 20% si muestra su entrada al show.
Tel.: 229447222
Est.: Subt., por El Regidor con Reyes Lavalle. Tarifa única por convenio con teatro, $ 2.700
Edad: Mayores de 12 años.
Los irlandeses más famosos
Se llaman Riverdance o “danza del río” y nacieron en 1994. Luego de presentarse en el Festival de la Canción de Eurovisión en Dublín, la compañía, de baile rápido y sincronizado, saltó a la fama. Creado por el músico y compositor, Bill Whelan, el equipo sobrepasa los 40 artistas, que suelen contar la historia de Irlanda sobre el escenario. Su popularidad los llevó a aparecer en un capítulo de Los Simpsons, cuando Homero visita el “cielo protestante” y la compañía está bailando.