Por Evelyn Briceño O.

De niño, Andrés Amion (43) se la pasaba dibujando y pintando, pero cuando salió del colegio entró a estudiar a la Escuela de Teatro Imagen. Nunca se le olvidó su “primer amor” y, por eso, buscó cómo mezclar plástica y teatro. Fue así como llegó a los títeres, a hacerlos y a construir historias con ellos, para contárselas al público. Ya lleva varias, como La vuelta al mundo en 80 días y Panchito Vaquero, con su compañía Objeto Teatro. Este viernes estará en el escenario de Espacio Diana, manipulando el brazo y la cabeza de Lobo, el protagonista de la obra.

—¿De qué se trata el montaje?
—Lobo es un marote (muñeco cuyas manos son las del titiritero) feo, raro, sin pelo, que circula de noche. Vive en el Santiago del 2030, muy convulsionado, carece de amor y siente rabia por la discriminación que ha soportado durante su vida. Todo eso lo transforma en un asesino en serie.

—Es tu primera obra de muñecos para adultos. ¿Qué te animó a hacerla?
—Hice un taller con la titiritera rusa Natasha Belova y de ahí resultó este “mono” hecho de espuma y papel maché. Como no podía quedar botado, lo tomé y comencé a pensar qué podía contar a través de él. Solo me llevó a un texto y un montaje en el que menos es más, con un lenguaje sencillo y poético.

—¿En qué pie está el teatro de muñecos acá?
—Las potencias mundiales son Japón y Francia, pero gracias al trabajo de Jaime Lorca, del Teatro Museo de Valparaíso, y de Aline Kuppenheim, acá está encontrando el reconocimiento que merece. Es un arte mayor.

—¿Seguirás haciendo piezas para niños?
—Sí, de hecho este domingo reestrenaremos Panchito Vaquero, que ha sido todo un éxito. Lo haremos acá en Diana.

—¿Se puede estudiar teatro de muñecos?
—Sí. En la Escuela de Teatro de Muñecos de Santiago, con sede en Espacio Diana desde 2015. Se hacen varios tipos de talleres para mayores de 15 años (desde $ 40.000 al mes).