Después del éxito de Enola Holmes (2020), la película sobre la ficticia hermana del no menos imaginario Sherlock Holmes, Netflix vuelve a apostar por una producción en torno al detective privado creado por Sir Arthur Conan Doyle: Los Irregulares.

Una serie creada por Tom Bidwell, y producida en Reino Unido, que toma como base de su relato a un grupo de personajes secundarios en los libros de Conan Doyle, que los fanáticos de los misterios que persigue Holmes conocen como Los Irregulares de Baker Street.

La banda de niños que vivía en las calles de Londres y que por poco dinero -un chelín diario- ayudaba al investigador a recopilar pistas. Estos, después de aparecer en otras series y películas, ahora llegan con su propio espacio al streaming, pero bastante reformulados.

Ahora ya no son niños, sino que adolescentes y en vez de ser comandados por el pilluelo Wiggins, son liderados por Beatrice (Thaddea Graham), o Bea, una despierta chica de 17 años que además cuida de su hermana menor Jessica (Darci Shaw), o Jessie.

Ellas viven con sus amigos Billy (Jojo Macari) y Spike (McKell David) en las bodegas ubicadas en uno de los barrios más populares de la capital británica, en plena época victoriana. Pero de manera paralela, el relato también muestra a otra figura.

Es la del príncipe Leopold (Harrison Osterfield), quien para su cumpleaños logra salir de su encierro en Buckingham para recorrer la ciudad, siendo testigo con admiración de cómo Bea enfrenta a uno de sus acompañantes, después de que su coche casi atropella a Jessie.

Contratados por el Dr. Watson

Poco después Bea y sus compañeros son contactados por John Watson (Royce Pierreson), el médico que se hizo de un nombre junto a Sherlock Holmes -del que no se sabe mucho en el último tiempo- y quien recurre a ellos para que lo ayuden a esclarecer un caso inusual.

Londres se ha visto sacudida por la desaparición de cuatro bebés, sin que el responsable deje pista. Una investigación para la que los jóvenes deben recopilar datos, mientras Jessie pone a prueba un extraño don que posee y que se relaciona con sus pesadillas recurrentes.

Pronto los adolescentes, a los que se ha unido Leopold sin revelar su verdadera identidad, descubren que detrás del rapto de las niñas se esconde un hecho paranormal, que Jessie víncula con, como ella la denomina, una peligrosa oscuridad que ha llegado a la ciudad.

La que comienza a provocar extrañas situaciones donde nuevamente Holmes recurre a la ayuda de estos chicos de la calle, mientras Jessie va descubriendo un poco más sobre la capacidad sobrenatural que posee y que se víncula con un suceso del pasado.

De esta manera, a través de los ocho episodios de la serie se van sucediendo y encadenando casos paranormales y en momentos bastantes sangrientos -como una persona que le saca la piel facial a sus víctimas-, que finalmente revelarán su vínculo.

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