Los hermanos Willoughby: cuando la disfuncionalidad se convierte en entretención

Los hermanos Willoughby: cuando la disfuncionalidad se convierte en entretención
Los Hermanos Willoughby | Netflix

La segunda película animada original de Netflix lleva a la pantalla la novela homónima de Lois Lowry, donde cuatro hermanos buscan alejarse de sus despreocupados padres. Una entretenida aventura que fascinará a niños y adultos.

Las aventuras de niños sin familia o, peor aún, con padres que no nacieron para ser padres, en novelas, series o películas es larga, y continúa escribiéndose con el estreno de la nueva película animada con la firma de Netflix: Los hermanos Willoughby.

La nueva apuesta en el animación de esta plataforma, tras la aplaudida Klaus (2019), tiene como inspiración las páginas del libro homónimo infantil, escrito por la premiada estadounidense Lois Lowry (El dador) y que se publicó hace ya más de una década.

Esta es una historia que se ambienta en una gran ciudad, muy parecida a Nueva York, donde los pequeños Willoughby, Tim, Jane y los gemelos Barbabys -sí, los dos se llaman igual-, viven en una antigua casona junto a sus despreocupados padres.

Como lo deja en claro el narrador de su relato, un azul y gordo gato con la voz de Ricky Gervais (After life, The office) en la versión original, si el espectador está buscando una crónica sobre familias amorosas, mejor se abstenga de seguir viendo la película.

El mismo felino informa que los Willoughby descienden de un extenso linaje de aventureros y valientes, que siempre han sido colorines, con frondosos bigotes -incluso las mujeres- y encabezando unidas familias que siempre cenan junto a sus hijos.

Sin embargo, Tim y sus tres hermanos nunca han comido con Padre y Madre, ya que estos últimos tuvieron las ganas ni la paciencia para estar con ellos. Por eso los niños planean enviar a sus progenitores a un largo viaje y así quedar “huérfanos”.

La aventura de una familia disfuncional

Con el nervioso Tim, la despierta Jane y los inquietantes gemelos solos en su casa, comienza una aventura a la que pronto se suman personajes. Entre ellos Nanny, la niñera sin práctica, pero con mucha disposición que contratan sus padres.

La misma que desde un comienzo se gana el corazón de Jane y los Barnabys -que ella bautiza como Barnaby A y Barnaby B- y más tarde es una pieza clave para que los hermanos comiencen a sentir cómo sería tener verdaderos padres.

Así, con la disfuncionalidad como una extraña normalidad, Los hermanos Willoughby va mostrando la aventura de estos niños en busca de cariño, quienes no dudan en deshacerse de sus verdaderos padres para encontrar su bienestar.

Una decisión alejada de la habitual corrección de las historias infantiles que funciona muy bien tanto para la novela como para esta película dirigida por Kris Pearn (Lluvia de hamburguesas 2), donde lo sombrío cohabita a la perfección con lo luminoso.

No solo porque la animación está plagada de hermosas y coloridas imágenes, tanto dentro de la casa como en el exterior -en especial en la fábrica de golosinas de Melanoff-, sino porque además el mensaje final de Los hermanos Willoughby es cálido y conmovedor.

Una bella y entretenida película que confirma el buen camino en la animación que está tomado Netflix, que disfrutarán tanto los más chicos -mejor si son mayores de siete años- como los más grandes.

Ver en Netflix

Seguir leyendo