Los problemas de la química: las mujeres pusieron en jaque al sistema judicial
Los problemas de la química es una miniserie documental de Netflix que muestra la historia de dos químicas que hicieron tambalear la justicia.
A mediados de la década de 2010, dos casos que se ligaban a los laboratorios de criminalística de Massachusetts, EE.UU., remecieron los cimientos del manejo de la justicia en ese estado. Un oscuro pasaje que revive en Los problemas de la química.
A través de sus cuatro episodios, la miniserie documental de Netflix revive esa historia, donde se mezclaron los caminos de los condenados por tráfico de drogas ilícitas, sus abogados y los fiscales que los acusaban con los de dos mujeres expertas en química.
Sus nombres eran Sonja Farak y Annie Dookhan, y ambas trabajaban en laboratorios estatales, en diferentes esquinas de Massachusetts, viendo si eran o no sustancias ilícitas las muestras que la policía les hacía llegar para acusar o no de tráfico a un sospechoso.
En el caso de Farak, ella trabajaba en el Laboratorio de Amherst cuando comenzó a tomar parte de la evidencia que debía analizar para consumo propio. Poco a poco, como lo revela Los problemas de la química, se hizo adicta.
En Boston, en tanto, Dookhan se convertía en la empleada modelo del laboratorio de drogas de la ciudad, haciendo cuatro veces más rápido el trabajo de testeo de muestras que sus compañeros de labor.
Sin embargo, en algún momento de sus vidas -para Annie en 2011 y para Sonja dos años después-, su suerte no las acompañó y cayeron presas. En el caso de la primera por las sospechas de jefes y colegas, y en el de la segunda, por la desaparición de dos muestras.
Pero la miniserie documental, dirigida por Erin Lee Carr, va más allá y explora en las consecuencias que su mala labor profesional habría tenido en las condenas, injustas o no, de decenas de acusados de tráfico ilegal de estupefacientes.
Revelaciones y trabajo de la justicia
Y es precisamente en este punto donde Los problemas de la química se hace aún más interesante. Ya es muy atrayente conocer los casos de Farak y Dookhan, pero lo es aún más conocer la labor de los abogados defensores en torno a los acusados.
Uno de ellos es Luke Ryan, quien en Amherst estuvo a cargo de la defensa de convictos como Rafael Rodríguez y Rolando Peñate, ambos en la cárcel por muestras que revisó Farak en su labor de especialista química.
Al no haber dado nunca un paso atrás, Ryan logró revisar papeles que ella tenía en su auto al momento del arresto y que fueron archivados por la fiscalía. Así descubrió evidencia que Sonja estaba bajo los efectos de la droga en varios momentos de su día laboral.
Y si a estas revelaciones se suman la gran cantidad de entrevistas a familiares, abogados y periodistas especializados, además de reconstrucciones de juicios y escenas en los laboratorios, se está frente a una muy buena adición al catálogo documental de Netflix.
Una que llega justo después del mediático estreno en la plataforma de la insólita docuserie Rey Tigre, y que se pone del lado más serio del trabajo documental para revivir dos casos que aún resuenan en el departamento de justicia penal del estado de Massachusetts.
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