Está a sólo 105 km de Santiago, y es conocida como la capital Náutica de Chile. Cuna de la "palmera playera" y punto de inicio del Litoral de los Poetas. Aquí un recorrido por las picadas, aperturas y novedades de uno de los balnearios más tradicionales del Litoral Central.

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Café con Surf

¿Un cafecito frente al mar? Café con Surf tiene sólo algunas sillas, puestos, literalmente al borde del mar. Más que un café, es un punto de encuentro, donde puedes tentarte con un expresso ($ 2.200); o Latte ( desde $ 3.200), y acompañarlo con opciones dulces, caseras, como el kuchen ($ 4.500); o la torta ($ 5.500), del día.

Y, en donde convive con Vive Surf escuela de surf certificada por la marina, donde las clases son incluso para principiantes. Cuestan desde $ 30.000 las grupales, que duran 75 minutos, y $ 45.000 si las prefieres personalizadas.

Además, en el lugar, arriendan tablas y trajes de surf.

Otra alternativa es que preguntes por el Curso completo ($ 290.000), el personalizado, que incluye seis clases y el equipo completo.

Panadería Méliès

Gabriela Cortés es chef y en Enero de 2023 abrió junto con sus tres hijas Panadería Méliès, una artesanal, de estilo europeo, donde todo se hace ahí mismo, se hornea en el día, a punta de mantequilla, aceite de oliva y de maravilla, nada de sustitutos. Ojo, le quedó chica, por lo que atento a su Instagram , en mayo se cambia de local.

Y, la calidad es imbatible. De eso te darás cuenta cuando pruebes su Croissant ($ 2.000); o alguna de sus versiones rellenas, como el Croissant praliné ($ 4.000), con una pasta de almendras y avellanas que importa de Francia, más almendras laminadas encima.

Además de la Ciabatta ($ 3.000 simple) o con aceitunas ($4.000). También el Pan de campo ($ 3.000), con nueces y miel. Por su puesto la baguette,  pain au chocolat y gran variedad de bollería que encuentras desde los $2.500.

Macerado Algarrobo 

Macerado Algarrobo abre todos los días, con una carta que combina mar, productos de la huerta propia, encurtidos hechos ahí mismo, horno y parrilla, a cargo del chef Felipe Varela.

Es más, tiene dos terrazas, una interior con parrilla a la vista, y otra que da hacia la calle, donde suele haber música en vivo.

Además en la entrada, los sábados y domingo, se instala en la puerta, los Enlozados del Rollinga.

De hecho, está estrenando nueva carta, con opciones como Locos algarrobinos ($ 19.200), acompañados de salsa verde de vegetales, ensalada de papas cocidas con mayonesa y ají verde; o el Chupe al pilpil ($ 16.500), de mariscos gratinados con pulpo y camarones al pilpil, más algas crocantes.

Otra opción, es el Cebiche de mariscos ($ 13.900), de pulpo, choritos y camarones blanqueados en Sauvignon Blanc, con un toque de limón chileno; o Malaya a la pizza ($ 14.900), que es a la parrilla, gratinada con mozzarella, tomate, rúcula y albahaca, acompañada de ajo tostado.

Además del Tartar a fuego ($ 14.860), de novillo y alcachofa a la parrilla, con vegetales de la huerta y encurtidos hechos en el lugar. Hay versión vegana ($ 10.800), de solo alcachofa.

Y, uno de los fondos imperdibles, es el Pastel de choclo del mar ($ 14.700), con pino de mariscos, pescado confitado, pastelera de choclo, tomate y albahaca; o el Pescado grillado ($ 17.400), al estilo escabeche español, pero con el sello de una receta propia algarrobina, acompañado con guiso cremoso de mote.

Restaurante La Cacerola

La Cacerola se apronta a cumplir un año, y es el restaurante que abrió una casona de dos pisos, construida por el arquitecto Borja Huidobro, Premio Nacional de Arquitectura, con una impresionante vista al mar y jardín, donde los fines de semana hay clases de yoga en las mañanas.

Y, una cocina a cargo Álvaro Grossi, chef que pasó por el recordado restorán Jofré y estuvo por años como chef ejecutivo en el Liguria. Su cocina es pura enjundia, y va secundada por su socio, y anfitrión, Rodrigo Luco, ex socio de La Vinoteca. Oficio hay.

Es más, la carta es acotada, con entradas como los Pejerreyes apanados ($ 13.800), que se acompañan de salsa tártara o los Choritos escabechados ($ 12.600).

También la Crema de camarones ($ 9.800); o el Crudo de la casa ($ 14.500), que puedes acompañar de un soberbio Pisco Sour ($ 5.800) o Tequila Margarita. Bonus track, pregunta por los cocteles de temporada, que no están en la carta, como el Melón con vino, “Melvin”, que aquí es en copa y de melón calameño.

Y, en cuanto a los fondos, la contienda es con cuchara, guisos, como los Garbanzos ($ 14.500), con camarones; o un Pescado al Romesco ($ 17.500), la típica catalana, con el sabor concentrado del pescado del día, mariscos, tomate y ajo, más los secretos de la casa.

Otra opción es el Conejo ($ 16.800), a la mostaza con arroz basmati; o el Ossobuco ($ 16.800), a la Malta, con puré de pallares.

Restaurante Terracota

Prácticamente dos años tiene Restaurante Terracota, un imperdible de la zona, que está en pleno casco histórico.

De hecho, funciona en una típica casona colonial, que como cuenta el arquitecto y propietario, Herman Ugarte, es de la época de la Iglesia de la Candelaria, la misma que data de 1837, y que es de las primeras construcciones del balneario.

De hecho, mantiene las características típicas de una construcción colonial, muros de adobe, vigas a la vista y una amplio patio interior. “La casa pertenece a la familia Hurtado, y es una de las más antiguas de Algarrobo. La conocí cuando vine a verla por mi trabajo en arquitectura”, cuenta Herman.

Y, añade que para conseguirla, fue crucial el apoyo de su señora, Rebeca, con quien trabaja en este restaurante familiar, y de su abuela, “Chabela” Berríos, dueña de Las Tinajas, un restaurante con más de 60 años de historia en Algarrobo.

Es más, la carta sigue la línea patrimonial, rinde honores a la cocina de sus abuelas, a las historias de familia, con platos como el Congrio al tomate ($ 17.500), con una salsa totalmente casera, de horas de reducción, a punta de vino blanco y un toque de queso parmesano, acompañado de papas fritas casera y pesto.

También la Plateada al jugo ($ 15.900), que incluye acompañamiento como las mismas papas fritas caseras; o el Arroz meloso ($ 16.900), con una selección de mariscos, como choritos, almejas, ostiones y calamares.

El Toque Belga

El chef André Bosshard, es quien está a cargo de este bistró familiar, atendido por sus propios dueños, vista al mar, muros plagados de mensajes de sus clientes, recetas belgas y productos chilenos, que abre todo el año.

Y, en los que se destacan platos como los Choritos a lo Belga ($ 17.500), hechos al vapor, que llegan humeantes en un caldo en base a vino blanco, apio, cebolla y un toque de crema, más papas fritas caseras; o la Reineta Meunière ($ 15.500), a la mantequilla, con jugo de limón y perejil.

Es más, acompáñalos con cervezas, Belgas por cierto, como Chimay Gold ($ 7.200) una Pale Ale, rubia, suave y refrescante; o la Kriek Max ($ 6.800), aún más suave, frutal, de cereza.

Aprender a navegar en la Cofradía Náutica 

Si bien la Cofradía Náutica es cerrada, se necesita ser socio para entrar, cuenta con planes especiales para niños para lo que no es necesario que lo seas. Se trata de Pingüinos Navegantes, en los que en ciclos de 11 días, se les enseña a niños de 6 a 14 años, a navegar de manera segura.

El programa, cuesta $ 300.000 si no eres socio e incluye todos los implementos, más el almuerzo. “Se parte por quitarles el miedo al agua, y enseñarles a convivir con ella. Después comenzamos a ver como funciona un bote en el agua, que significa el viento, como mover la vela”, cuenta Jaime Guajardo, Gerente General de la Cofradía.

Y, añade que durante el año, el mismo programa se imparte a colegios municipales. “Para ellos es gratuito”, cuenta.

Panadería Algarrobo 

Panadería Algarrobo, abrió en 1943 y es la cuna de las “palmeras Rieder” ($ 3.600 las tres), reales joyas que hasta el día de hoy, se hacen en el lugar.

Y, son las primeras, aquí habría partido la historia de la clásicas palmeras de playa.

Es más, en 1943, el alemán Alberto Rieder abrió la “Panadería, Pastelería y Salón de Té de Algarrobo”, que fue un hit inmediato, no había nada parecido.

Y, para darle un sello, hizo un producto propio, al que llamó “schweine ohren”, orejas de chancho en alemán, a las que la gente comenzó a llamar “Palmeras”. “La magia está en el horno y en el azúcar, se le pone harta para que quede dorada, crocantita”. explica Rosalba, quien lleva más de 50 años en el lugar.

También hay Pan de huevo ($ 4.800) y dulces clásicos chilenos, como las Empanaditas de alcayota ($ 2.400) y Tacitas con manjar o frambuesa ($ 1.450).

Mare Nostro: Nuevo alojamiento 

Arnaldo Motto Peirano, es un histórico veraneante y más de Algarrobo, y acaba de terminar una remodelación de una clásica casona del lugar que por años estuvo vacía. La convirtió en Mare Nostro seis departamentos Av. Carlos Alessandri 3178, equipados, para dos a seis personas, frente Costanera entre Club de Yates y Cofradía.

Y, la gracia, es que todos tienen vista al mar y estacionamiento privado. “La semana completa cuesta entre 600 y 800 mil, dependiendo de la capacidad del departamento. Si se trata sólo del fin de semana, dos noches, los precios van entre los $ 240.000 y $320.000”, cuenta Motto.

Es más, como está en marcha blanca, recién abierto, se contacta a través del Instagram @mare_nostro_algarrobo

 LunaMar Coffe&Tea

Talleres, tarot, y tortas clásicas de la zona es parte de lo que encuentras en LunaMar Coffe&Tea un nuevo café emplazado en un barrio residencial, entre los cerros y con una impactante vista al mar.

Y, donde hay opciones de café de grano, como Capuccino ($ 3.500); o Affogato ($ 3.500), café arábico, que viene con una bolita de helado de vainilla.

Y, que puedes acompañar con alguna de las tortas de la casa, o sándwiches como el White ($ 7.200), con pasta de salmón, palta lechuga, palmitos y cilantro en pan ciabatta; o el clásico pollo ($ 7.200), con pasta de pollo, mayo, palta y queso derretido.