Por: Loreto Gatica Fecha:17 Jul 2024

Ceiba Rooftop Bar: un paraíso amazónico en pleno Santiago

Es un lugar completamente inesperado en Lo Barnechea. Un bar sustentable y donde la puesta en escena, los sabores y la coctelería te trasladan directo a la Amazonía.

Es un lugar completamente inesperado en Lo Barnechea. Un bar sustentable y donde la puesta en escena, los sabores y la coctelería te trasladan directo a la Amazonía.

Ceiba Rooftop Bar está en el tercer piso de un strip center Lo Barnechea, en donde antes estuvo Bar Medanoso,

Aunque en nada se condice con lo que hubo. Tampoco te lo imaginarás desde la calle.

Y es que se trata un rooftop bar, completamente calefaccionado en invierno y rodeado de plantas, inspirado en la Amazonía.

Específicamente en ceiba, árbol gigantesco, sagrado y símbolo de la vida, vínculo entre la tierra y el cielo.

Una inspiración que viene de un viaje que hicieron a Manaos los dueños, Francisca Labra, Jorge Barzelatto, Cristobal Millas y Gonzalo Jiménez.

Allá se enamoraron no sólo de la gama de sabores, sino además de los valores, la reutilización, lo sustentable.

Cocina amazónica y producto chileno

Por lo que la Amazonía no sólo atraviesa la puesta en escena de Ceiba Rooftop Bar, que estuvo a cargo de la decoradora Javiera Bravo, sino también la carta, que en un principio asesoró Álvaro Romero, el chef detrás de La Mesa.

Actualmente la encuentras a cargo de Ricardo Rodex, cocinero brasileño, del estado de Pará, ubicado en la región amazónica.

Por lo que si bien hay opciones de sushi, la apuesta es salir totalmente de la regla, a través de cocina, sabores amazónicos y producto nacional.

Así, hay desde opciones probadas pero con sello propio, como el pan de queso ($ 6.000), una delicia, hecho con la receta propia de los pueblos originarios de Sudamérica.

Hasta otros más rupturistas, como el tártaro de ciervo ($ 12.500), de carne cortada cuchillo, sazonada con yema, aceite de ají y encurtido de pepino, más crocante de cebolla y una delgada galleta con polvo de perejil. Y a tu mesa llega ahumado en roble.

Además de los choritos en tucupí ($ 11.500), una sopa de choritos con charqui de camarón; o los langostinos ajos negros ($13.500), que vienen apanados y envueltos en alioli de ajo negro, acompañados de arepita, más un mix de pico de gallo y pepino encurtido.

Otro imperdible es la Pesca ($ 17.500), filete de pescado asado al carbón, en hojas de plátano, acompañado con puré de plátano y toques de jengibre, más salsa de moqueca.

Y si quieres compartir, prueba el Cerdo guayaba ($ 22.000), cocinado por seis horas, hecho mechada y prensado, servido con la reducción de su salsa y acompañada de barbecue de guayaba, ají fermentado, piña encurtida con hibisco y patacones. La idea es que te puedas hacer taquitos.

Es más, no te puedes ir sin probar los postres, como el Flan de maní ($ 7.000), que es la receta de la abuela del chef y si bien te puede parecer clásico, es una delicia, hecho en base a leche condensada y maní tostado.

Ceiba Rooftop Bar: sustentable y fuera del molde

Además, la barra de Ceiba Rooftop Bar está a cargo del venezolano Gerardo Pérez, que se caracteriza por utilizar insumos que se hacen ahí mismo, como cordiales, amargos y licores, también hidromiel o la horchata.

Una mirada sustentable que lleva a cocteles como el Pentandra ($ 9.500), con gin, cordial de plátano, bitter de cacao, espumante brut, top de soda, amargo de angostura y espuma de plátano.

“Usamos el plátano para una espuma y la cáscara para hacer un cordial, todo se recicla”, explica Gerardo.

El resultado es un coctel efervescente, fresco.

Otro de los licores caseros que encuentras aquí, es el de naranja, que se hace macerando las cáscaras con vodka y azúcar.

Y si te gustan los sabores picantes, prueba el Titi ($ 8.500), de ron con syrup de pipí de mono, un tipo de ají chiquitito, zumo de limón, hojas de menta, bitter de angostura y pipí de mono ahumado.

Además, si prefieres mocktails, pide el Masala ($ 6.000), que es una infusión de té chai, con miel de ágave y limón, servido en una copa Martini con semillas de sésamo tostada en la parte superior y una flor comestible .

Otra opción dentro de la gama sin alcohol es el Zacanatan ($ 5.500), de vainilla, con maracuyá y tamarindo, lo que da ese saborcito entre amargo y ácido, más un toque de tónica.