Por: Loreto Gatica Fecha:8 Jul 2019

Come y calla: Aligot, el nuevo restaurante con un solo plato en la carta

Aligot es un restaurante que acaba de abrir en Isidora Goyenechea, donde en toda la carta encontrarás un solo plato: el clásico plato francés de puré de papas y queso, con carne o pescado, que da nombre a este lugar.

Aligot es un nuevo restaurante que acaba de abrir en Isidora Goyenechea, casi al llegar a la calle Luz.

Uno que tiene un solo plato. Sí, leíste bien, un solo plato. Así es que si no te gusta, este no es tu restaurante.

Se trata de una “fórmula” ($ 13.000), que incluye “aligot”, un maravilloso puré bien cremoso, clásico francés, que se hace con un toque de crema y queso tomme, de una textura similar al queso fresco, cosa de lograr esa consistencia que se estira cuando untas y alejas la cuchara.

El aligot lo puedes acompañar de un filet rôti a la finas hierbas, o de una reineta meuniére, a la mantequilla, que llega en su punto exacto, jugosa nada de pescado recocido.

Eso, más pan, agua y una ensalada, que es un mix de hojas verdes con un aderezo de queso azul.

La idea es que puedas comer en 30 minutos si así lo quieres -no hay límite de horario-, a un precio fijo, y sin perder tiempo en elegir que quieres comer si haces ahí una reunión.

El resto de la carta en Aligot

A cargo de Aligot, está el equipo de restaurante Baco, liderado por el francés Frédéric Le Baux, por lo que tal como sucede con el restaurante ubicado en la Plaza del Sol, en Aligot el precio del servicio o propina, está incluído en “la fórmula”.

Además del aligot, aquí encontrarás una buena carta de vinos y una amplia selección de estos por copa.

Como el pinot noir de “Villard” ($ 3.000), fresco, especial para maridar este plato, o el rosé de “maquis” ($ 2.000).

Ojo, que aquí además puedes pedir una “tabla de quesos franceses” ($ 7.000), que está imbatible y mezcla un roquefort de oveja, el cremoso beillant savarin y el comte, uno de pasta dura, bien aromático.

El postre no está incluído en “la fórmula” y son cuatro opciones, todos hechos en el lugar, como la créme brûlée ($ 3.000), suave cremosa y con esa adictiva capa de azúcar caramelizado en su superficie.

Ojo, si no pides “la fórmula”, no hay queso, ni postre.