Por: Loreto Gatica Fecha:10 Ene 2024

Food and Wine Studio: el menú que posiciona a Chile como destino gastronómico

Dentro de la Viña Viu Manent, en Colchagua, se encuentra la cocina de Pilar Rodríguez. Un imperdible con menú de degustación, que acaba de ser elegido por The New York Times como uno de los lugares al que hay que ir en 2024.

Food and Wine Studio es la cocina de Pilar Rodríguez.

La chef chilena que en 2001 dejó una exitosa carrera ligada a la industria de la moda y marketing para estudiar cocina en Le Cordon Bleu, y luego de trabajar en restaurantes de tres estrellas Michelin, volvió a Chile y en 2006 abrió este lugar dentro de la Viña Viu Manent, en el valle de Colchagua.

En lo que fue la antigua casa de un inquilino, un lugar que ahora luce una preciosa terraza, a la sombra de una higuera y vista a las parras, y que funciona de manera independiente a la viña.

El que da cuenta del estilo de cocina de Rodríguez, uno que no se entiende sin la presencia del vino. Imposible entender en el territorio sin una copa en la mano.

De hecho, es pionera en la materia y experta en maridaje, en crear platos pensados especialmente para armonizar con los vinos.

Y ten cuenta que se instaló aquí cuando la ruta del vino del valle de Colchagua estaba recién tomando fuerza.

Por ello, es la promotora de la cocina y del vino chileno por excelencia.

Destacada por The New York

Además, la Región de O´Higgins y Food Wine Studio, fue uno de los 52 lugares del mundo a los que hay que ir este 2024, según un artículo recién publicado por New York Times.

Una cocina que muestra de manera íntima, delicada y sensible los productos del país. En especial de la región, zona y temporada.

Donde cada plato da cuenta de la complicidad entre entorno, paisaje y sabor; o el productor y las ollas de su cocina.

Además de la elegancia para poner la técnica en función del producto sin que ésta lo opaque. Maestría podríamos llamarla.

Y esa complicidad es la que sentirás en este cocina, hacia el entorno y con el equipo, familia, y familia elegida, como Rosa Hormazábal, a quien ves en la foto junto a Pilar Rodríguez, y Pablo Miño, parte vital de la cocina de Food and Wine Studio.

Cocina chilena contemporánea

Lo que encuentras ahí es un menú de degustación, que en temporada de verano, funciona de jueves a domingo y sólo los sábados en horario de almuerzo y cena.

Puedes elegir entre el menú de cinco tiempos ($ 80.000) o de siete tiempos ($ 110.000), que incluye el maridaje, copa de vino seleccionada con cada plato.

También hay alternativa de menú vegetariano.

Y olvídate de los sucedáneos o la mantequilla, porque aquí el respeto por los ingredientes es total. Sólo se usa aceite de oliva, entendida como la materia grasa más noble que existe, para así potenciar las combinaciones de vino y comida, naturalmente y sin invadirlos.

También flor de sal, de Pichilemu y Paredones, la única salina activa del país, un patrimonio nacional, en lo social, económico y minero.

Por lo tanto, te aconsejamos optar por el menú de siete tiempos, para no perderte ni un detalle de este viaje por la despensa y cocina chilena.

El que parte por verdes orgánicos, que es un mix de verdes, sobre hummus de zanahorias, cintas de espárragos y semillas de calabaza garrapiñadas.

Y sigue con una ensalada de jaiba limón de Pichilemu y rabanitos encurtidos, palta y apio; que da paso a una delicia de Raviol en sepia, que va relleno de un pino de prietas con manzana Granny Smith salteada. Tan bueno, que querrás repetición a pesar de que todavía no llegues a la mitad del menú.

Además, va maridado con un Tiny Trials Cinsault Tinto de Mar, de Guarilihue, Valle del Itata.

Otro de los momentos estelares de este menú es el solomillo, envuelto en tocino, con ensalada de repollo morado y aderezo de labneh con cerezas al sartén, sincronía perfecta, acompañada por el Carmenere Single Vineyard, del Valle de Colchagua.

Al que le sigue el cordero, confitado con arvejitas, habas y papitas ox y maridado con Vibo, mezcla de Cabernet y Malbec, producido a partir de los viñedos de más de 100 años en el Fundo San Carlos de Cunaco, corazón del Valle de Colchagua.

Food and Wine Studio: dulce final

Finalmente, los postres. Partiendo por el helado de hojas de la higuera, tan sutil como delicado, con pistacho y frutillas frescas.

Y luego Texturas de chocolate, uno de los escasos productos que no son parte del territorio en este menú y que es 65% cacao, trufas blancas y negras en mascarpone casero, con menta y rica rica.