Desde el mejor completo hasta sánguches venezolanos, puedes probar en las galerías de Santiago centro. Aquí la guía sabrosa para recorrerlas.

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Las tradicionales galerías de Santiago centro no sólo sirven para acortar camino.

Sus pasillos también esconden cientos de lugares entretenidos, desde librerías hasta cafés, que dan ganas de quedarse horas recorriéndolas.

Ahí también hay un montón de buenos locales para comer, que son los favoritos de quienes viven y trabajan en el sector.

Como la oferta es amplia, fuimos en busca de las mejores picadas de las galerías del centro de Santiago. Estas son las que encontramos.

Café Venezuela

Se han puesto más entretenidas las galerías del centro de Santiago con la llegada de inmigrantes de otras latitudes.

Con ellos se ha ido ampliando y diversificando la oferta gastronómica y ahora hay mucho más que pollo con puré a la hora de almuerzo.

Puedes comprobarlo en el tradicional Pasaje Matte, donde hace justo un año se instaló el Café Venezuela, que encontrarás apenas entres por el acceso de Huérfanos 903.

Ahí tienen un irresistible menú de cocina venezolana, que por $ 4.500 incluye fondo, consomé, bebida y postre.

De principal puedes pedir el popular “pabellón criollo“, un plato generoso que trae carne mechada, arroz, porotos negros, queso llanero y plátano frito.

De todos modos las estrella de ahí es el “patacón“, un sándwich típico de la Región de Zuliana, que es toda una explosión de sabor.

En vez de pan se prepara con plátano frito y dentro va relleno de carne mechada, jamón, queso, lechuga, tomate, mayonesa y una salsa verde llamada “guasacaca”.

Recuerda pedir postre, que te puede tocar una esponjosa torta de zapallo o una arroz con leche tibio y con canela en polvo.

Café Altura

Si vas con frecuencia al Galpón Chacareros de La Vega Central, de seguro conoces Café Altura, la primera cafetería de especialidad de este popular mercado.

Desde hace unos meses también está en una de las galerías de Santiago centro, el Paseo San Agustín.

La verás de inmediato apenas entres por Agustinas 877 y, sobre todo, sentirás el olor al café recién tostado.

Ese precisamente es uno de los fuertes de Café Altura, el café de orígenes como Guatemala y Tanzania, por ejemplo, tostado en el momento.

Si te gusta el buen café, anda a conocerlo, que sus precios son muchos más convenientes que los de las cafeterías de especialidad del centro.

Un espresso, por ejemplo, cuesta desde $ 1.100, y un capuccino, desde $ 1.500.

A diferencia del local de La Vega aquí también tienen cafés filtrados, que por la manera en que se preparan resultan en un café de aroma y sabor más intenso. ¿El precio? Desde $ 2.000.

En este local tienen encuentras una oferta mayor de cosas dulces, como muffins de zapallo o caneles, esos bizcochos populares en Francia.

El Oriente Medio

En calle Compañía, justo frente el Hotel City, está la galería Gran Santiago, una convertida en una especie de patio de comidas, llena de picadas donde almorzar bien por pocas lucas.

Si no sabes donde sentarte entre tantos locales, anda directo a El Oriente Medio, el restaurante que abrió hace seis años el palestino Nicolás Hadweh.

Lo que pruebas ahí son las preparaciones tradicionales árabes, sobre todo unos exquisitos falafel -las clásicas croquetas de garbanzos- y shawarmas.

Lo mejor es que puedes pedirlas al plato, una preparación contundente y llena de sabor.

El de shawarma, por ejemplo, puede ser de carne, pollo o mixto, más salsa de yogur, arroz árabe, papas fritas, lechuga y cebolla. Eso más bebida cuesta $ 3.900.

Si no comes carne, puedes pedir lo mismo, pero con falafel ($ 3.690 con bebida).

Todos los platos de aquí también se pueden pedir para llevar.

Fuente de Soda Emmita

Visitar la Fuente de Soda Emmita es como viajar en el tiempo, décadas atrás, cuando las galerías del centro de Santiago era el lugar de encuentro.

Está casi escondida en uno de los rincones de la galería Agustín Edwards, a la que puedes entrar por Ahumada 312 o por el acceso a un costado de las empandas El Rápido.

Emmita está abierto desde 1976 y su especialidad es la misma de entonces: sánguches en pan de completo, los mejores que probarás nunca.

Los hacen con un pan esponjoso y abundante relleno casero preparado en el día: ave-mayo casera, ave-palta, ave-pimentón y huevo-jamón, entre otros.

Todos cuestan $ 1.400 y los puedes pedir a cualquier hora del día.

Hace poco también tienen los mismos sánguches, pero en pan de molde, desde $ 1.300.

Aprovecha también de tomarte un vaso de leche con plátano, también preparada en el lugar.

Aunque el local es pequeño, con algunos mesones para comer, es encantador, porque atienden sus dueños y todavía conservan los neones y vitrinas originales que recalcan su carácter vintage.

Soju

Los vegetarianos que viven o trabajan por el centro conocen bien este local y es uno de sus mejores datos.

Está en una galería de calle Merced, donde convive con picadas antiguas y restaurante brasileños.

Su especialidad es la comida vegetariana y vegana y tiene un almuerzo insuperable que deja satisfecho a veggies y carnívoros por igual.

El menú cuesta desde $ 3.200 a $ 3.800, dependiendo del plato de fondo que escojas e incluye, además, te helado, pan y salsa.

Un día cualquiera puedes probar en Soju un guiso de mote con verduras y papas doradas o unos garbanzos menestrone, todos conduntes.

Mejor si vas temprano, a eso de la 1 PM, que más tarde hay fila de espera.

Ojo, que acá puedes ir también después del trabajo, porque abre hasta la 10 PM, a tomar un tequila margarita ($ 2.500) y a compartir su generosa “parrillada vegana ($ 10.500).

El Portal (ex Bahamondes)

Imposible armar una lista de picadas en las galerías de Santiago centro sin incluir a El Portal, al que todos llaman -desde que abrió, hace 85 años- simplemente Bahamondes.

Dice la leyenda que ahí nació el completo en los años 30, luego de que su fundador, Eduardo Bahamondes, trajera desde EE.UU. la idea del pan largo con salchicha dentro, el popular hot dog.

Por eso el completo sigue siendo lo mejor de este local del Portal Fernández Concha, que incluso tiene en el subterráneo una amasandería donde se hace su crujiente pan.

Hay dos versiones, completo (con chucrut casero) e italiano, y en dos tamaños, normal ($ 1.900) y ($ 2.450). Cualquiera que elijas, te dejará feliz por su calidad y sabor.

Ricas también son sus pizzas, de masa gruesa, que tienen queso y tomate como base, a la que le puedes agregar el ingrediente que quieras. ¿Un recomendada? La que lleva jugosas láminas de churrasco encima.

¿Otra cosa buena del ex Bahamondes? Que abre de lunes a domingo.

Crepes & Galletes

Si en medio de la jornada laboral te quieres arrancar a probar algo dulce, anda directo al café Crepes & Galletes, ese que está en el pasaje justo detrás de la Picá del Clinton, en calle San Antonio.

Ahí puedes pedir un tentador crepe relleno con nutella y frutillas y harta azúcar flor encima ($ 2.500).

Al almuerzo o al desayuno, la opción son los galletes, la versión salada de los crepes.

Tienen diferentes rellenos, como el “Agustinas”, con queso fundido, cebollín choclo y champiñones. Con jugo natural más ensalada cuesta $ 4.500.

Estas preparaciones las aprendió el dueño del local, Juan Gatica, cuando trabajó en un restaurante francés en Australia.

Ahora, tiene de clientes a los artistas del vecino Teatro Municipal, que siempre llegan a disfrutar sus crepes y galletes.

Duetto

¿Una picada buena, bonita, barata y sana en las galerías de Santiago centro?

Duetto, un puqueño local de la galería Agustín Edwards, esa que está justo detrás del Museo Precolombino.

A la hora de almuerzo tiene un menú con preparaciones sanas -sin aliños ni frituras- hechas con cariño y dedicación.

La carta, incluso, trae las calorías y proteínas de cada plato.

El menú vale $ 4.000 y trae fondo, jugo natural, postre, pan y salsa para untar, que puede ser pebre o yogur.

Como principal puedes escoger entre fajitas con pollo, palta, lechuga y mayo, por ejemplo; fetuccinis con salsa alfredo; o una rica “pasta oriental”, que son espaguetis con un mix de verduras salteadas en soya.

Su menú también está disponible para llevar.

Fotos: Valentina Miranda Vega