Los mejores discos chilenos del 2018 según Finde
Varios de los mejores discos chilenos 2018 tienen mano de mujer. Ellas se lucieron en este año convulsionado, que resumimos en 15 favoritos.
Rubio – Pez
Una de las mejores cosas que les pasó al pop chileno en 2018 fue que Fran Straube se dedicará por completo a hacer música como solista y sacara afuera todas las ideas fascinantes que tenía en su cabeza.
Así se lanzó con Rubio a experimentar con los ritmos, las texturas, las voces y las letras, dando vida a este Pez que condensa lo mejor de sus EPs previos.
Más que escucharse, uno se sumerge en este disco, un viaje hacia las profundidas marinas en el que te encuentras con seres invisibles, plantas de formas raras, arrecifes de coral, emociones desconocidas y sonidos que jamás pensaste que existieran.
Con compañeros de viaje como Carlos Cabezas y Gianluca, Rubio lleva el pop electrónico hacia lugares inimaginados, como es hit perfecto llamado Hacia el fondo, de los que no dan gana de salir jamás.
Yorka – Humo
En la plena era de Spotify, las playlists y las canciones sueltas, Yorka van y se atreven a lanzar un disco con 16 canciones.
Lo parodójico de Humo, el tercer largo de las hermanas Yorka y Daniela Pastenes, es que se hace corto, muy corto. Y es que no hay un segundo desperdiciado en este álbum, donde todas las canciones tienen un sentido.
El Humo del título es el rastro que dejó un momento difícil en la vida de Yorka, en el que se obsesionó en crear estas canciones de pop sensible, que le sirvieron para sanarse y aprender. Lo mágico está en que estas canciones también sanan a quien las escucha.
Este Humo no sólo sirve para tararear, sino también para crecer, dejar atrás los miedos, emocionarse y reencontrarse con uno mismo.
Alex Anwandter – Latinoamericana
En Brasil, el ultra derechista Jair Bolsonaro es electo presidente. En Perú, varios ex presidentes se involucran en casos de corrupción. En Chile, un joven mapuche que iba en su tractor muere a manos de Carabineros.
América Latina está convulsionada y Alex Anwandter, una de las voces más lúcidas del pop local, le hace frente a esta realidad con Latinoamericana. “El mundo se va a la mierda y no he hecho nada”, canta en Locura.
En realidad sí hace algo con estas canciones: un llamado la resistencia, a la acción, al empoderamiento de las minorías y a sentirse orgullos de nuestra latinidad.
Una vez más, el ex Teleradio Donoso vuelve a afirmarse en la máxima de “lo personal es político” para crear uno de los mejores disco chilenos 2018.
Cease – Utopia
Perfectamente el 2018 podría ser sinónimo de trap, el sonido que este año se tomó todos los rincones del planeta.
En Chile, uno de los que sacó la cara en este género es Cease, rapero que lleva más de una década en la escena hip hop local y que deslumbra con esta Utopia.
15 canciones tiene su segundo disco, en el que brillan su flow fresco, sus rimas afiladas y unos beats imaginativos que son puro placer.
En Utopia hay trap, pero también reggaetón, dancehall y amigos como Catana, Dref Quila y Gianluca, que se unen a este cumbre de la música urbana del 2018.
Cami – Rosa
Es paradójico que uno de los discos chilenos más ambiciosos del último tiempo lo lograra una debutante de 21 años. Dice Camila Gallardo, la viñamarina que sorprendió con su talento en el programa The Voice, que una de las intenciones con Rosa, su primer trabajo era introducir sonidos y texturas que hoy no existen en el mainstream.
Y Cami ya puede estar tranquila, porque sus canciones y voz apasionadas sin infiltraron fácilmente en las listas de éxitos de streaming, esas donde abunda la medianía en forma de pop urbano.
Pero la conquista más importante de esta cantautora es la emocional. Puedes hacer la prueba escuchando en modo random cualquiera de los 10 temas de Rosa y comprobar cómo te tocan la fibra: puede ser esa balada intensa llamada Ven -que compuso junto a Francisca Valenzuela-, la golosina bailable de ritmo urbano No es real o la que abre el disco, la sentida Querida Rosa, dedicada a su abuela Aida Rosa.
Dadalú – Tiempo Negro
Aunque los medios ni lo contaron, Dadalú tuvo un 2018 movido: remeció el under con Chica King Kong, su dúo feminista con Camila Falcucci; fue a Francia para tomar clases con el mismísimo Chilly Gonzales en su Gonzervatory; y con el renacido sello Cazador sacó el EP Tiempo Negro.
Sí, es cierto, es un EP, pero vale tanto o más que cualquier disco largo que se haya publicado este año.
Con este disco, Daniela se para frente a estos tiempos oscuros con cinco canciones que dejan de lado su faceta más lo fi para crear composiciones rotundas, en las que su rap se deja seducir por el soul y el jazz y que tienen unos arreglos exquisitos.
Tienen también el mérito de hablar de temas que habitualmente no toca el pop, como la depresión que acecha en Escapista, una de las canciones más memorables que nos dejó este año.
Dadalú, tenemos ganas de más.
Macha y el Bloque Depresivo – Macha y el Bloque Depresivo
La hoja de afeitar de la portada no engaña: este disco es para cortarse las venas. Tanto mejor si es con una copa de pipeño en la mano.
Es lo que provocan la escuchas del disco debut homónimo de Macha y el Bloque Depresivo, el proyecto de Aldo “Macha” Asenjo paralelo a La Floripondio y Chico Trujillo.
El Macha ha dicho que no tenía pensado grabar este disco. Que lo hizo porque se lo pidió el público fiel que suele repletar todas sus presentaciones en vivo.
Al igual que sus conciertos, este álbum transporta a esos bares porteños en los que todavía mandan esos clásicos del repertorio popular latino, inmortalizados por las voces de Lucho Barrios, Palmenia Pizarro y Jorge Farías, entre otros.
Son composiciones originales y covers, que Macha tributa en formato acústico y con tono sentido, junto a amigos como Álvaro Henríquez y Luciano Cardoso.
Mon Laferte – Norma
Lo tenía difícil Mon Laferte para superar el impacto de La Trenza, su anterior trabajo. Pero ya sabemos que a la chilena ningún desafío le queda grande y aquí nos tiene, coreando las canciones de Norma.
Tiene tanto talento y seguridad en si misma, que puede hacer lo quiera y cómo quiera, y además salir triunfante.
Para este quinto disco, tuvo la ambición de grabar a lo Frank Sinatra: en vivo, en una sola toma, con una banda apabullante y en los míticos estudios Capitol Records Buldinig, por donde pasaron el mismo Sinatra y Beach Boys.
Con la producción de Omar Rodríguez (The Mars Volta), Mon se atrevió con géneros que no están en las playlist de moda, como la salsa, el mambo y la cumbia, para dar vida a esta especie de musical que relata una relación de pareja de comienzo a fin.
Por esa ambición, y por versos como “esto me huele a macho/cocina’o en juguito de facho”, Norma es desde su primer minuto uno de los mejores discos chilenos 2018.
Chini and The Technicians – Arriba es abajo
Desde que publicaron su EP debut, En el fondo todo va bien (2017), que habían ganas de escuchar más de Chini and The Technicians.
Y las sospechas quedaron confirmadas con su primer LP: el quinteto liderado por Chini Ayarza y Roberto González es una de las bandas más imaginativas y refrescantes de la escena local.
Como en un cuarto de espejos, en este álbum nada es lo que parece: arriba es abajo, adentro es afuera y, a veces, quien gana pierde.
En estas 12 canciones, Chini y sus Technicians despistan haciendo post punk con bombo legüero, grunge acústico y folk patas pa’ arriba.
Mientras intentas descifrarlas, y sin darte cuenta, se produce el misterio y ya estás hipnotizado por composiciones cargadas de actitud como Ctlqhl, Fibra y Abajo.
Gianluca – G Love
A menos que hayas estado todo este año escondido bajo una pierda, de seguro oíste hablar de Gianluca.
El trapero fue uno de los chilenos que llevó la bandera de la música urbana local y hasta colaboró en los discos de Gepe y Rubio.
Pero con lo que más dejó huella fue con G Love, su segunda mixtape, una verdadera montaña rusa emocional a ritmo de trap y reggaetón.
Ya el primero verso marca el tono de lo que se viene: “Ya no me importa morir, ya no me importa más na”.
Es trap desencantado y oscuro, con el flow apesumbrado de Gianluca rapeando sobre unas bases que son puro placer auditivo.
Entre medio, se le escapan algunas joyas de pop latino, como ese hit reguetón llamado Amor platónico, que se despacha con el argentino Oro Dembow.
Tunacola – En el centro de la fiesta está el vacío, pero en el centro del vacío hay otra fiesta
Todo los veranos del mundo, el anterior disco de Tunacola, era una fiesta.
Pero ahora nos enteramos de que en el centro de la fiesta había un vacío y ese vació es este disco, de título kilómetrico.
En su tercer trabajo largo, Tunacola baja las revoluciones, se abre a nuevas sonidos y se dejan llevar por la melancolía en canciones cargadas de emoción como El viento que nos lleva a los dos y De lejos.
Con este nuevo sonido, Richi Tunacola se descubre, además, como un gran compositor y letrista, al hablar con lucidez tanto de desencantos personales como colectivos.
Y como su título no miente, en el centro del vacío hay otra fiesta y esa fiesta es este disco, otra celebración de Tunacola a la vida, en la que también están invitados Paz Court y (me llamo) Sebastián.
El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco – Amanda
No hubo nada, ni siquiera un single, que avisara que El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco se traía entre manos un nuevo disco.
De forma sorpresiva, la banda publicó Amanda, el sucesor de Run run (2016), su aplaudido debut, considerado por varios medios, como Finde, como uno de los mejores de ese año.
La banda santiaguina liderada por Franco Perruca y Vladimir Mella regresó con algunos cambios: Bárbara Pérez de Arce reemplazó a Yaney Salgado en el bajo; cambiaron de sello, de Piloto a Disco Intrépido; y ampliaron su paleta, sumando a su rock emo texturas electrónicas y algo de trap y glitch.
Todo lo demás sigue en su sitio y bien puesto: las guitarras intensas, las voces desgarradas, la melancolía y el fiato entre esa dupla creativa que forman Franco Perruca y Vladimir Mella.
Javiera Mena – Espejo
Parece que Javiera Mena nunca va a hacer un mal disco.
Espejo, el cuarto ya de su carrera, quizás no entra tan fácil como Otra era, que era más prendido y te empujaba directo a la pista de baile.
Este, en cambio, requiere más escuchas, todas las necesarias para comprobar cómo Mena te va conquistando lentamente con estas 10 canciones que -como es habitual- están maravillosamente producidas, esta vez por colaboradores como El Guincho, Alizz y Nico Parra.
Tras varios play, ni te darás cuenta cómo caes rendido ante la intimidad de Alma, el ritmo tropical de Intución -donde canta con Li Saumet, de Bomba Estéreo- o la adictiva espiral neo house de Escalera.
Son tracks en los que Javiera explora su interior para reflejar sus emociones, las que, finalmente, también terminan siendo las nuestras.
Francisco Victoria – Prenda
Uno de los discos chilenos 2018 que más ruido ha metido es Prenda, el debut del jovencísimo Francisco Victoria.
No sólo ha llamado la atención porque tiene como padrino musical y productor a Alex Anwandter, sino también porque es una de las mejores colecciones de canciones que podrás escuchar este año.
Es un disco pegajoso, que se baila, se llora y se disfruta de comienzo a fin.
Técnicas Manuales – Las Torpederas
Tiene algo mágico este disco que, apenas comienzas, te transporta de inmediato a Valparaíso: al escucharlo te imaginas subiendo por largas escaleras y luego, tirado sobre la arena de la playa Las Torpederas, la que le da título a este trabajo.
Es el debut de este joven cuarteto porteño que enamora con estas ocho canciones de pop indie, en las que mandan las guitarras nostálgicas, los sintes evocadores y unas letras cotidianas que dicen harto con poco, como la del tema titular: “Nos fuimos a Las Torpederas, tú llevabas un cachito de manjar y yo el té caliente en un termo”.
En la foto pricipal: Rubio, por María Ignacia Concha
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