Diez discos chilenos inolvidables del 2016

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Diez discos chilenos inolvidables del 2016

Por Darío Zambra

Revisa los diez álbumes chilenos imperdibles del año según Finde. Además, escucha 40 buenas canciones nacionales del año en esta playlist.

La playlist

Alex Andwanter | Amiga

La noche del 30 de julio, Alex Anwandter llenó el Caupolicán. Era alta la expectación por oír en vivo Amiga, uno de los grandes disco del año, que incita a bailar y a reflexionar al mismo tiempo. Ahí, el ex Teleradio Donoso canta sobre asuntos dolorosos, como la homofobia y el machismo, al ritmo de un pop perfecto y adictivo. Si aún no lo oye, hágalo, porque tiene un clásico, Siempre es viernes en mi corazón, y canciones que calan hondo, como Caminando a la fábrica y Manifiesto.

El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco | Run Run

El nuevo indie chileno se ha movido este año y, por eso, en abril, el productor Cristián Heyne sacó un recopilatorio con las mejores bandas de la escena. De todas, una de las que más brillan es El cómodo silencio de los que hablan poco, un quinteto santiaguino que en septiembre publicó Run run, su sorprendente debut. Son apenas ocho canciones -que van del emo al post rock-, pero que noquean con su intensidad y melancolía. Compruebe lo bueno que son en el concierto del próximo jueves en Matucana 100.

Diego Lorenzini | Pino

Pino, el último disco del cantautor y dibujante Diego Lorenzini, es uno de esos que se disfrutan sin prisas. Aunque en una primera oída puede parecer un álbum de pop desnudo y largo (tiene 18 temas), con cada nueva escucha atrapa con detalles diferentes, ya sea el ritmo bossa de Tutorial o la voz femenina que lo acompaña en Cuatro estrellas. Este año ha ido sumando nuevos fans por eso, y por sus letras, que dejan ver su fino sentido del humor. Busque la versión en CD, hecha toda a mano por el propio Lorenzini ($ 5.000 a través del mail cc@capitancobalto.com).

Ases Falsos | El hombre puede

Nunca antes sonaron tan rotundos. A la banda liderada por Cristóbal Briceño las polémicas les resbalan y, en cambio, se concentran en grabar la que es su colección de canciones más directas. El hombre puede parte con canciones nuevaoleras y crudas y, en la segunda mitad, avanza por terrenos más atmosféricos, siempre manteniendo su instinto melódico. Tiene menos matices que el anterior, Conducción (2014), pero llega de manera más rápida a los pies, la cabeza y el corazón.

Medio Hermano | Lucha libre

Es imposible no tenerle cariño a Medio Hermano. Esta banda santiaguina es como uno de esos amigos entrañables que ponen su hombro cada vez que se necesitan, aunque hace tiempo no lo veas. Son las sensaciones que genera Lucha libre, su debut en largo, tras su EP homónimo (2014). Al ritmo de guitarras heredadas del indie gringo de los 90, le cantan a la amistad, al barrio y al desencanto, en canciones que dejan huella, como Ciencia y tecnología y Escape. Y aunque Arturo no suena tan rotunda como en su conciertos, regalan un himno indie para la posteridad, Bajo el mismo cielo.

Javier Barría | Estación Pirque

La Estación Pirque fue una parada de trenes que estaba a un costado de la Plaza Italia y que fue demolida en los años 40. Hoy es un espectro en la ciudad, como las fantasmas que parecen recorrer cada una de las canciones de Estación Pirque, el álbum que Javier Barría bautizó con el nombre de ese lugar que ya no existe. El más introspectivo de los discos de este prolífico cantautor, transita entre el folk y el jazz a cámara lenta, para hablar sobre ausencias y dolores. Ponga mucho oído a las armonías vocales, que se lucen como nunca, como en Celoso, donde lo acompaña el dúo peruano Alejandro y María Laura.

Survey Team | Premonición

No era necesario ver a traves de una bola de cristal para saber que el nuevo trabajo de Survey Team iba a ser algo grande. Los dos singles que ya habían mostrado, Odisea de violencia y Ojos del salado, adelantaban la buena artesanía pop que se traía entre manos el trío de Carla Bolgeri. Premonición los confirma como una de las realidades más felices del indie chileno, con un ramillete de canciones de pop ensoñador, donde la luz y las emociones se cuelan por todos lados. ¡Que graben el próximo ya!.

Los Olas | Canciones para mis amigxs

Es un EP, con apenas seis canciones y menos de 15 minutos de duración. Pero eso no importa, porque el debut de Las Olas es más relevante que muchos otros discos largos publicados este año. Este cuarteto de veinteañeros santiaguinos, se dio a conocer el año pasado, con unas incendiarias tocatas donde se coreaban a todo pulmón canciones que ni siquiera estaban grabadas. El EP confirmó todo lo que se sospechaba: que el hardcore con espíritu pop de Las Olas deja huella. Lo fi, rebeldía, política, los amigos, ruido y el impetu de la juventud: todo eso se condensa en este pequeño gran disco que marca un hito.

Sin Orbita | Principio y final

Una de las sorpresas del año fue el LP de debut del trío Sin Orbita. Aunque en realidad no es tan sorpresivo: su EP Neón (2014) ya anunciaba lo cautivante de su pop sintetizado. Con ritmos y texturas poco recorridas en la escena chilena (aquí hay ecos de R&B, soul electrónico, chill wave y el pop entrecortado de Purity Ring) arman un entramado perfecto para que se luzca la voz misteriosa de Paula Reyes. Y Ascender -según el grupo, una mezcla de Caribou y Justin Bieber- tiene todo para ser un hit.

Armisticio | Espiral

No, no son los New Order de Low-life los que están detrás de los temas de Espiral. En realidad, se trata del proyecto de una sola persona, Matías Soto, un músico que, créanlo, todavía no cumple los 20 años. El suyo es un pop electrónico de baja fidelidad, melancólico y conmovedor, que recuerda a nombres ilustres como The Field Mice o The Radio Dept. Una bella anomalía en la escena chilena.

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