El retorno de los flippers y videojuegos clasicos

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El retorno de los flippers y videojuegos clasicos

La nostalgia de los adultos y la curiosidad de los niños ha hecho que Pac-Man, Mario Bros y Street Fighter sigan siendo esos juegos a los que se les echa mano y no fallan. Se ven tal como los de ayer, en lugares como los Juegos Diana y Happyland.

Desde hace un par de semanas, en las vitrinas de una multitienda asoma un juguete que hizo furor en los 90: los Tamagotchi, mascotas virtuales que muchos treintones de hoy tuvieron en sus manos cuando chicos, vuelven en gloria y majestad. Pero no sólo esas minipantallas con forma de huevo sobreviven: hace más de 15 años que cerraron los últimos locales de juegos, como Delta o Playcenter, pero en su reemplazo existen negocios que venden consolas antiguas renovadas, como el Atari, que ahora trae joysticks inalámbricos u otras para computadores que incluyen cientos de juegos de esa época, como el noventero Mario Bros, el gásfiter ítalo-americano que rescataba a una princesa, o el ochentero Rally-X, el autito que escapaba de sus perseguidores echando humo.

Algunos restaurantes también mantienen vivos esos aparatos con pantalla, botones y palancas llamados arcade. Además de los flippers, también conocidos como pinballs, las nostálgicas máquinas llenas de luces y sonidos por las que rueda una bola de acero. En EE.UU. este revival empezó en los 90, en cadenas como Dave and Buster’s. Acá en Chile, hace una década, con locales como El Establo, en Chicureo, o el Guris Los Leones, que aún conserva un flipper y un par de simuladores de carreras de autos que son un hit los fines de semana.
A los restaurantes, se le suman locales de juegos como los Diana y la cadena Happyland.

JUGAR DE A DOS
Según el periodista especializado en videojuegos, Alejandro Alaluf, esta resurrección tomó fuerza acá hace un lustro y se debe a que los adultos del siglo XXI no tienen complejos para traer al presente su niñez y, de paso, mostrarle estas entretenciones a sus hijos. Además, afirman su vínculo familiar. “Cuando los mayores de 30 jugaban estos juegos, muy rara vez lo hacían con sus papás, porque estos últimos no crecieron con esa tecnología. Ahora, en cambio, recordamos nuestra infancia y, a la vez, podemos tender un puente con los niños y compartir este universo de diversión”, explica Alaluf.

Es lo que le pasa a Francisco Apiolaza, que va seguido a los juegos Diana, en San Diego con Santa Isabel, para enseñarle a su hijo Amaro, de 10 años, cómo funciona el Street Fighter, el juego de peleas en el que pasaba horas cuando chico. Amaro lo encuentra genial. “Hay que mover más que los puros dedos, tiene palancas, más acción que los juegos de ahora”, dice entusiasmado. El local tiene, además, máquinas de hace 40 años, como el popular Pac-Man y un par de flippers flamantes.

En Happyland del mall Plaza Vespucio, Claudia Sotomayor y su hija Pilar, de 11, juegan en un flipper de Shrek y se ríen cuando consiguen buen puntaje. “Me gusta contarle a Pilar que cuando chica, iba todos los días después de clases, a un local lleno de máquinas así y que hacíamos amigos en el lugar y competencias. Ahora competimos nosotras”, dice Claudia.
Una ficha de postre

En el restaurante El Establo, en Av. Chicureo, hay un sector con una decena de videojuegos, como The Simpson y Rally-X, además de varios pinballs. Ahí, los combos para niños -como la mini hamburguesa con tomate y lechuga, más barra de helado artesanal y bebida ($ 4.250), entre otras opciones- incluyen cinco fichas (por separado valen $ 150). “A los papás les gusta mostrarles a sus hijos cómo era la tecnología en esos años y a los niños les fascina la novedad. Eso de insertar una ficha para que todo funcione es muy novedoso para ellos”, dice el dueño del local, Roberto Hasbún.

Si prefiere practicar con sus niños en casa, hay alternativas. Una es la empresa Geyger (www.geyger.cl), que tiene a la venta flippers nuevos y antiguos (desde $ 1.000.000), como también videojuegos restaurados (desde $ 2.000.000). Según su dueño, Esteban Geyger, “el 65% de quienes compran son particulares que los coleccionan y quieren revivir en familia estos aparatos”.

Este sábado, Stgo. Maker Space, que tiene un mini museo con máquinas arcade, consolas del recuerdo y pinballs, va a ofrecer una charla sobre estos últimos, con la historia de modelos de colección, como el Golden Arrow y el Flash. Luego de la conversación, grandes y chicos podrán probar estos juegos que no pasan de moda.

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El popular Pac-Man

Nació en 1980, de la mano del diseñador de videojuegos japonés Toru Iwatani. Al comienzo, su nombre era Pakkuman, en referencia a la onomatopeya japonesa de masticar (“paku-paku”), pero luego derivó en Pac-Man. Este círculo amarillo que devora píldoras y arranca de cuatro fantasmas, incluso tiene un rincón en el MoMa de Nueva York, como parte de la colección de obras maestras del arte moderno. Hasta canciones se hicieron en su honor. Busque en YouTube el éxito ochentero Pac-Man fever, del dúo Buckner & García.

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