Tras haber creado y producido para Netflix títulos inspirados en figuras como Halston y Andy Warhol, Ryan Murphy se enfoca en el lado más oscuro de la realidad con DAHMER-Monstruo.

La serie, subtitulada La historia de Jeffrey Dahmer, que revive la macabra biografía de uno de los asesinos seriales más crueles de la historia criminal de Estados Unidos y, claramente, del mundo.

El cual mató y desmembró a 17 adolescentes y jóvenes entre los años 70 y 90, para él mismo ser asesinado en la cárcel de Wisconsin donde cumplía sucesivas cadenas perpetuas.

Una oscura figura del pasado reciente que revive bajo la piel de Evan Peters (Mare of Easttown) en los 10 episodios del espacio con la firma de Murphy y su socio en otros proyectos, Ian Brennan.

Para lo cual la miniserie expone los crímenes cometidos por el Carnicero de Milwaukee y también las falencias policiales y el racismo que permitió que matara por más de una década.

El inicio de un oscuro relato

Lo que en pantalla se revive con una oscura y por muchos momentos escalofriante narración que enfoca sus primeros minutos en Glenda Cleveland (Niecy Nash), la vecina de Jeffrey Dahmer.

La que siempre le hace notar que desde su departamento emana un olor terrible, que él atribuye a una carne descompuesta o al pez mascota que murió inesperadamente. Pero la verdad es otra.

La que se desarrolla luego de que él invita a jóvenes a su hogar, los droga, los asesina y los desmembra. Hasta que uno de ellos escapa, volviendo con policías que lo detienen por intento de homicidio.

Sin embargo, es más que eso, como lo corroboran las fotos y los restos de sus víctimas en el departamento. Además de su propia confesión, momento en que el relato viaja a su infancia en los 60.

Cuando fue testigo de las continuas peleas de sus progenitores, pero también su padre le enseñó sobre anatomía diseccionando animales, para luego encarar a una juventud solitaria y marcada por el alcohol.

Una narración entre diferentes décadas

Donde pasó de vivir con su abuela en los 80 al departamento en que cometió la mayor parte de sus asesinatos a inicios de los 90, como lo muestran algunos de los muchos saltos temporales del relato.

Distintos flashbacks que revelan a una familia disfuncional, el cómo quedó solo a los 18 años tras el divorcio de sus padres, junto a sus fallidos pasos por la universidad y el ejército, y su primer crimen.

Al que nueve años después se sumarían nuevos y cruentos asesinatos de jóvenes, además de la necrofilia y canibalismo que también eran parte de la psicopática personalidad de Dahmer.

Junto al errado accionar policial, claramente guiado por el hecho de que Dahmer era blanco, que hizo que en un momento dos agentes llevaran de vuelta a una de las víctimas a su departamento.

En el extenso desarrollo de una narración marcada por la oscuridad de la mente y el enfermizo accionar de uno de los peores asesinos en serie del siglo XX, donde es clave la inquietante actuación de Peters.

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