Sólo ver a Christina Applegate en la pantalla de Netflix es un agrado. La actriz, a quien conociéramos como la adorable Kelly Bundy de Matrimonio Con Hijos, protagoniza Dead To Me (traducida como Muertos Para Mí), interesante y entretenida serie que habla de solidaridad femenina, duelo y unos cuantos secretos.
Todo, con un tono que mezcla drama, humor negro y suspenso.
Junto a Linda Cardellini (actualmente en los cines con Avengers: Endgame) da vida a esta producción, creada y dirigida por Liz Feldman, que presenta a una viuda algo malas pulgas (Applegate) que ha perdido a su marido en un trágico accidente y que comparte su tiempo entre la crianza de sus dos hijos y su trabajo como corredora de propiedades.
En un grupo de apoyo a víctimas hace amistad con otra mujer (Cardellini) que vive algo similar, una loquilla medio excéntrica que esconde un par de secretos que le pueden dar un giro a la trama y a la amistad (sin spoilers, es poco lo que se puede contar).
Grandes actuaciones
El compañerismo entre ambas es un tesoro. Se acompañan, se cuidan, se divierten una con la otra. La sororidad las mantiene en pie, firmes, pero hay cosas que ambas irán develando y descubriendo a lo largo de los capítulos, situaciones que irán desafiándolas en esa complicidad.
Jen y Judy, este par, son el centro de la serie y están presentes en el 90% de las escenas, pero eso no cansa, gracias al carisma y talento de ambas actrices, quienes logran que el público disfrute viéndolas tan sólo hablar de la vida, tanto como cuando muestran ternura, rabia, resentimiento o culpa.
Hacen reír y emocionar, pero los episodios se equilibran con una buena dosis de suspenso que hace dudar sobre lo que vendrá.
Esta es una especie de Grace and Frankie con protagonistas más jóvenes. Una serie bien lograda, entretenida y querible que se disfruta en maratón, porque, además, cada capítulo dura sólo 30 minutos. En total son 10 episodios que se pasan volando.