Siete novelas son las encargadas de registrar desde 2005 la biografía personal y laboral de Mickey Haller, el abogado defensor creado por Michael Connelly que ahora llega al streaming a través de El abogado del Lincoln.

La nueva serie con el sello de Netflix que transforma El veredicto (2008), el cuarto libro protagonizado por Haller -el medio hermano del famoso detective Harry Bosch-, en un relato para el streaming de 10 emisiones.

Un drama legal, con tintes policiacos, creado para la pantalla por el veterano de las series David E. Kelley (Chicago Hope, Big little lies) y desarrollado por Ted Humphrey (The good wife), que tiene como escenario Los Angeles.

La ciudad estadounidense en que se mueve la versión que el mexicano Manuel Garcia-Rulfo ofrece del abogado creado por Connelly, luego de que Matthew McConaughey lo encarnara en el cine en la cinta El defensor (2011).

Una mirada más reposada y con sabor a personaje de una serie policiaca de la TV de algunos años, que se presenta ante el público meses después de que un accidente de surf lo puso al borde de la muerte.

Lo que derivó en varias cirugías que lo condujeron a medicamentos para el dolor y de ahí a la adicción. Pero después de una rehabilitación, el profesional está de vuelta, aunque no imagina que su retorno será con todo.

De vuelta a la acción legal

Esto porque luego de que el respetado abogado de California, Jerry Vincent, es asesinado en un estacionamiento, una jueza le comunica al protagonista que su colega le dejó como herencia su bufete y sus casos.

Un extenso listado de nombres a defender que incluye a Trevor Elliott (Christopher Gorham), el fundador de una empresa de videojuegos que fue acusado de matar a su esposa y al amante de ella, un instructor de yoga.

Un positivo reinicio para Haller y su asistente y ex esposa Lorna (Becki Newton), pero no tanto para su primera mujer Maggie (Neve Campbell) y el investigador Cisco (Angus Sampson), que teme que sea blanco del asesino de Vincent.

Esto pone al abogado de nuevo en el centro de la acción judicial, como también a bordo de uno de sus autos Lincoln -de ahí el nombre de la serie- que le sirve de oficina mientras se mueve entre su bufete y los tribunales.

Un último punto en el que es clave su joven chofer Izzy (Jazz Raycole), ex adicta a la que tuvo que representar en uno de los muchos pequeños casos que heredó de Vincent, que sirven de complemento al de Elliot.

Esto porque es la defensa de este último la que marca la narración del espacio, haciendo que por momentos se torne algo lento y repetitivo, sin perder por completo su encanto de drama legal a la vieja usanza.

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