Elfos: la serie danesa de Netflix donde la Navidad se convierte en una pesadilla familiar
Seis capítulos componen la ágil producción nórdica que muestra cómo las festividades se llenan de horror para los visitantes a una isla que esconde a mortales criaturas que no tienen nada mágico.
La definición de la RAE para los elfos es que son, en la mitología escandinava, los genios o espíritus del aire. Los mismos seres que dan nombre a la nueva serie danesa de Netflix que muestra una inquietante historia que mezcla la Navidad con el terror y el suspenso.
Una producción de seis capítulos, de casi media hora de duración cada uno, que fue creada por Stefan Jaworski inspirado por las criaturas de las leyendas y el folclor del norte de Europa, despojándolas de la magia y la belleza con que casi siempre se les representa.
Pero antes de poder conocer algo de ellas, la narración introduce a la familia que componen Charlotte (Lila Nobel), Mads (Peder Thomas Pedersen) y sus hijos Josefine (Sonja Steen) y Kasper (Milo Campanale), quienes decidieron pasar la Nochebuena lejos de la ciudad.
Un objetivo que llevó a los padres a arrendar una casa en Aarmandsø, una isla ficticia en el archipiélago danés que solo habita una veintena de personas, donde disfrutarán de las festividades de fin de año lejos del estrés citadino y a la que llegan a través del ferry.
Sin embargo, el viaje de llegada se ve interrumpido cuando algo choca con su automóvil y deciden bajarse a mirar, descubriendo rasguños y los rastros de una sustancia negra y viscosa. Pero un lugareño de mal carácter los insta a retornar al auto y retomar su viaje.
El cual es el mismo hombre que al inicio del relato de Elfos traspasó una cerca electrificada y accedió junto a una vaca al sector del bosque que está aislado, dejando al animal a merced de unos seres que, como denotó el sonido, se alimentaron con ella.
El descubrimiento que lo cambia todo
Poco después la familia forastera llega a destino, comenzando a instalarse en la cómoda casa que arrendaron, preocupándose de desempacar mientras Josefine no puede dejar de pensar en el incidente en la carretera y decide volver en su bicicleta a dicho lugar.
Al mismo tiempo que su madre y hermano van por algunos víveres a la tienda que la lugareña Karen (Ann Eleonora Jørgensen) y su nieta Liv (Vivelill Søgaard Holm) poseen en su granja, donde les dejan en claro que en la isla lo más importante es la naturaleza.
Pero Josefine hace un descubrimiento que marcará el inicio de los graves acontecimientos que pronto afectarán a todos: una pequeña y extraña criatura que yace herida en la maleza, y decide llevarla con ella y esconderla en el granero cerca de donde está con su familia.
En ese momento para la niña es claro que fue a este pequeño ser a quien golpearon con el auto y decide curarlo y cuidarlo como la mascota que siempre ha querido tener. Sin embargo, sus parientes en el bosque están decididos a recuperarlo de cualquier forma.
Así, con los visitantes sin entender mucho de lo que están experimentando, mientras Karen y sus vecinos tratan de controlar la amenaza mortal que los amenaza –los “elfos” que se alimentan de carne animal o humana-, el espacio danés llega al clímax de su narración.
Un instante que el público claramente veía venir, después de la serie de malas decisiones que niños y adultos van tomando a lo largo de un relato que logra asustar y entretener con su oscura visión de los seres que son parte de la fantasía navideña, y acá no tienen nada de mágicos.
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