Su debut ocurrió hace casi seis meses, cuando la ópera prima de Jakub Piątek fue parte de la competición de cine del mundo del Festival de Sundance de este año. Una mezcla de drama y suspenso titulada Horario estelar que ahora se estrena mundialmente vía Netflix.

La que fue escrita por Piątek -quien antes había incursionó en el documental y los cortos- junto a Lukasz Czapski, pero que no se ambienta en la Polonia contemporánea, sino que en 1999, horas antes de que ocurra el cambio de milenio tras la celebración de Año Nuevo.

Cuando en una estación televisiva se preparan para poner al aire un programa de concursos vía telefónica, que tiene como gran premio un pequeño automóvil, con un equipo que encabeza la productora Laura (Malgorzata Hajewska) y Mira (Magdalena Poplawska).

Esta última es la conductora del espacio que llega algo atrasada, pero consigue hacer a tiempo la primera llamada mientras un joven se hace presente en el lugar y la apunta con una pistola. Un hecho que Mira piensa que es broma para pronto comprender que es real.

El veinteañero, que luego se sabrá que se llama Sebastian (Bartosz Bielenia), consiguió ingresar al estudio tras amenazar a Grzegorz (Andrzej Klak), uno de los guardias de la entrada del edificio, y apuntarlo con el arma hasta que lo condujo a destino.

Porque lo que el intruso quiere es enviar un mensaje televisivo, aunque nunca deja muy en claro cuál es. Menos cuando en plena irrupción armada decide realizar una llamada telefónica a un hombre que claramente no le responde de muy buena gana.

Una apuesta a la inquietud por sobre la acción

Al mismo tiempo que la mayor parte del equipo en la sala de control en el segundo piso del estudio ha abandonado el lugar, quedando solo Laura, y ha llegado un grupo de operaciones especiales de la policía, su jefe y dos mediadores en casos de secuestro.

Los que dieron con la persona de la llamada y la trajeron a la estación televisiva. Este resulta ser el padre de Sebastian, que solo empeora las cosas al sacarle en cara a su hijo el haber abandonado los estudios universitarios y el sufrir de tartamudez cuando niño.

Una actitud que hace reaccionar a Grzegorz, quien hace callar al desatinado progenitor. Señal de cómo la situación del joven “secuestrador” logra conmover a uno de sus prisioneros y que se repite luego en Mira, quien incluso en un momento trata de ayudarlo.

Pero la policía quiere terminar luego con el caso, tomando en cuenta que faltan horas para el cambio de siglo, y empiezan a presionar a Sebastian, quien solamente quiere que lo pongan por unos minutos para leer el discurso que tiene escrito en unos papeles.

Arriesgada jugada narrativa

Una sucesión de peticiones, negativas e inquietud que conduce a lo largo de una trama ambientada en una época donde la televisión era el gran medio, la poderosa ventana que mantenía informado y entretenido al público, muy lejos de las redes sociales de hoy.

En un relato que nunca deja en claro cuál es el verdadero objetivo de su protagonista -¿político, sentimental, terrorista?- y apuesta a mantener la atención del espectador por medio de la incertidumbre y el buen uso que se hace de imágenes de archivo de la época.

Arriesgada jugada narrativa la de Horario estelar, que logra llegar a puerto gracias a la actuación de su elenco, en especial la de Bartosz Bielenia, quien se hizo conocido en Corpus Christi -cinta nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera- y acá se roba la pantalla como el atribulado Sebastian.

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