Tras ser figura de películas de los años 80, Rob Lowe reafirmó su carrera en la pantalla chica y también como productor, teniendo a la serie Inestable como una de sus últimas apuestas.
La que realizó con su compañía Lowe Profile y llega a Netflix tras algunas semanas de que otra de sus producciones, la película Perro perdido, debutara por la plataforma de streaming.
Una comedia donde el actor además se reserva el protagonismo de sus ocho capítulos junto a su hijo John Owen, quien es además uno de los creadores y guionistas del espacio.
El cual se centra en Ellis Dragon (Lowe), un genio de la biotecnología y dueño de la empresa Dragon, que tras la muerte de su esposa atraviesa un complicado momento.
El que incluye un comportamiento errático y que haya dejado de lado un proyecto clave de su carrera, lo que lo tiene a un paso de que lo despida el directorio de su propia empresa.
Por lo que su jefa de finanzas, Anna Bennet (Sian Clifford), recurre a la ayuda de Jackson (John Owen), el hijo de Ellis que vive en Nueva York dando clases de flauta.
Ellis lucha por continuar en Dragon
Un joven que dejó atrás su carrera como científico y ahora regresa a California por unos días a petición de Anna, reencontrándose con su padre y las cosas por las que se alejó.
Entre ellas el que la fama y talento de su padre los sigan eclipsando, sumando ahora el extraño accionar que llevó a Ellis a secuestrar al psiquiatra que contrataron para ayudarlo.
Pero este es solo un detalle en torno a las complicaciones para el genio biotecnológico, ya que lo más importante es evitar ser alejado de Dragon por dos integrantes de su directorio.
Los mellizos TJ y Chaz (Tom Allen y JT Parr), los principales antagonistas y el eje de inusuales situaciones que son parte del intento de Ellis por mantenerse en su empresa.
Las que también involucran a Anna y a otros empleados de Dragon, como las científicas Luna (Rachel Marsh) y Ruby (Emma Ferreira), y llevan a los personajes a enfrentar varios desafíos.
En una sucesión de hechos que logran entretener, aunque no convertir una sonrisa en carcajada, haciendo de Inestable una serie interesante y digna de un maratón de fin de semana.