El apocalipsis robot se desata en la nueva y entretenida aventura familiar de Netflix

El apocalipsis robot se desata en la nueva y entretenida aventura familiar de Netflix
La familia Mitchell vs las máquinas | Netflix

Grandes y chicos se divertirán con esta nueva película de Netflix, protagonizada por una familia disfuncional que deberá salvar al mundo de los robots que tomaron el control del planeta.

En los créditos finales de La familia Mitchell vs las máquinas aparece una fotografía antigua en la que se señala que los Mitchell, los protagonistas de esta película animada, realmente existen.

Y es precisamente la del director, Michael Rianda, quien fue guionista de la serie de Disney Channel Gravity Falls y quien debuta como realizador con este largometraje, que originalmente llegaría a las salas en septiembre pasado, pero que por la pandemia se estrena ahora a través de Netflix.

Aunque en realidad podría ser cualquier otra, porque los Mitchell se parecen a tantas de las familias que hay en Estados Unidos, México o Chile, por ejemplo. Se les retrata como “disfuncionales” o “raros”, pero la verdad es que no lo son tanto.

La familia Mitchell vs las máquinas | Netflix

La integran Rick (en la voz de Danny McBride), un padre que añora vivir en el campo, su esposa Linda (Maya Rudolph), quien se esmera porque parezcan “normales”, la hija adolescente Katie (Abbi Jacobson), una chica amante del cine y ultra creativa, y su hermano pequeño (Michael Rianda), un niño tímido fanático de los dinosaurios.

Sin olvidar a su otro integrante, Monchi, el perro inspirado en el pug de la hermana del director y que también es “raro”, por su torpeza y por tener los ojos estrábicos.

Tienen una existencia relativamente tranquila, con problemas familiares habituales, como la poca comunicación entre Katie y su padre la dependencia que tienen todos a los celulares y las pantallas, excepto este último, quien no se lleva bien con la tecnlogía.

¿Los Mitchell salvarán el mundo?

La familia Mitchell vs las máquinas | Netflix

Pero su vida se revoluciona cuando a Katie la aceptan en la escuela de cine de la Universidad de California, una noticia que la pone feliz porque por fin se rodeadará de personas con sus intereses creativos.

Originalmente viajaría hasta allá en avión, pero su padre cambia los planes y deciden que lo mejor es que vayan  a dejarla en su viejo auto, creando así una instancia para compartir entre los cuatro. Y es ahí donde comienza la aventura de La familia Mitchell vs las máquinas.

Mientras hacen un parada en una cafetería temática de dinosaurios, ven que afuera hay una conmoción y la gente corre. ¿Qué sucede? Se está destando el apocalipsis robot.

La familia Mitchell vs las máquinas | Netflix

Eso pasó porque la asistente de voz (Olivia Colman) creada por la empresa tecnológica PAL se rebeló y ahora lidera a los robots y a todas las máquinas de la compañía, quienes dominarán el mundo y enviarán a los humanos a flotar en el espacio.

Afortunadamente, los Mitchell logran esconderse y ahora son los únicos que pueden salvar al mundo de los robots. Pero para eso deberán unirse y empezar a confiar y a valorarse entre ellos, con sus virtudes, pero también con sus defectos.

Adrenalínica aventura

La familia Mitchell vs las máquinas | Netflix

Una enseñanza que recorre toda la película y que habla sobre el aprecio a la familia con todas sus particularidades, sin importar si estas las hacen ver como disfuncionales.

Así, La familia Mitchell vs las máquinas logra emocionar y, sobre todo, entretener a grandes y chicos, con un relato colorido, divertido, adrenalínico y de ritmo imparable, lleno de referencias a las redes sociales y a la tecnología -desde los memes hasta los inquietantes Furbies- que fascinarán a niñas, niños y adolescentes.

Todo lo que demuestra la efectividad del equipo de productores que hay detrás, los responsables también de éxitos como Spider-Man: un nuevo universo y La gran aventura Lego.

Ideal para reunir a todos los de la casa un fin de semana frente a la pantalla y junto a un paquete muy grande de palomitas de maíz, porque la cinta dura casi dos horas las que, en todo caso, se pasan volando.

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