La revancha en el cine tiene su propio apartado con títulos como Kill Bill, John Wick, Oldboy, Búsqueda implacable y la épica Gladiador, como buenos ejemplos. Un listado al que Netflix suma Me llamo venganza.

La nueva cinta original hecha para la plataforma en Italia, dirigida y escrita por Cosimo Gomez, que se ambienta en el norte de la península itálica y desarrolla una trama marcada por la violencia.

Donde la acción y el suspenso se mueven a lo largo de hora y media de metraje que tiene como su gran protagonista a Santo, el personaje que encarna con impasibilidad y dureza Alessandro Gassmann.

Quien en la ficción se presenta como un común padre de familia que vive junto a su mujer Ingrid (Sinja Dieks) y su hija Sofia (Ginevra Francesconi) en un apartado sector de las montañas de Trieste.

Pero la calma y la rutina familiar se quiebran cuando el pasado que él oculta, de cuando trabajaba para la mafia calabresa -la ‘Ndrangheta-, lo alcanza para saldar deudas de la forma más cruel.

Lo que ocurre luego de que Sofia, una destacada jugadora de hockey, desobedece a su papá y sube una fotografía de él a Instagram, lo que le permite a dos criminales dar con su paradero para eliminarlo.

En busca del capo Don Angelo

Sin embargo, los asesinos enviados por un viejo enemigo del protagonista matan a Ingrid y su hermano, obligando a Santo y la adolescente a escapar rápidamente, mientras él planea su venganza.

Lo que los embarca en dirección a Milán donde vive quien quiere eliminar a Santo o Domenico Franzé, su verdadero nombre, el poderoso capo mafioso Don Angelo Lo Bianco (Remo Girone).

Sin embargo, a pesar de estar herido, el decidido protagonista continúa con su peligroso plan, donde involucra a Sofia, a pesar de su reticencia inicial, e incluso la instruye en defensa personal.

Al mismo tiempo que Don Angelo usa todo sus medios para que encuentren a Santo y su hijo Michele (Alessio Praticò) trata de frenar a escondidas su accionar, para no perjudicar los negocios familiares.

Todo lo que ocurre de manera constante e imparable, dotando a Me llamo venganza de un ritmo avasallador y atrapante, que acá se combina con la faceta dramática enfocada en la relación padre e hija.

Lo que se suma a las escenas de violencia de este tipo de películas, desarrolladas esencialmente en balaceras y apuñalamientos, que completan un viaje fílmico hecho para los amantes de la acción.

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