Había actuado desde muy pequeña, pero fue con su papel como Lilly, la adolescente mejor amiga de Hannah Montana, con el que Emily Osment alcanzó la fama. Más de dos décadas después, la actriz encarna su primer rol protagónico en Netflix, en la comedia Pretty smart.
Una serie que recurre al formato clásico de un sitcom -del inglés comedia de situación-, que es realizada en un estudio, generalmente con público, y acá recurre a las risas grabadas y a mostrar las experiencias de un grupo de solteros que comparten vivienda en Los Angeles.
Ciudad a la que en el primer capítulo, de un total de 10, arriba Chelsea (Osment), graduada universitaria, experta en literatura latinoamericana y quien, hasta que se establezca con su novio académico, pasará unos días en casa de su positiva hermana Claire (Olivia Macklin).
Lugar donde conoce a los compañeros de vivienda de esta última: el entrenador personal Grant (Gregg Sulkin), la abogada convertida en curandera Solana (Cinthya Carmona) y el exitoso influencer Jayden Jay J. Michael Jiang (Michael Hsu Rosen) o simplemente Jayden.
Quienes son los mejores amigos de Claire y comparten con ella una poco complicada forma de ver la vida, muy alejada de la intelectual mirada de Chelsea, quien claramente no se siente tan a gusto en ese lugar. Pero no hay problema, ya que su estadía será breve.
Sin embargo, su “perfecto” novio termina con ella a la distancia y la deja varada en California, sin trabajo ni donde vivir. Un último punto que tiene rápida solución, después de que Claire la invita a quedarse con ellos para recuperar los años que estuvieron alejadas.
Cinco solteros y una casa
Con esto se da inicio al eje de la trama de Pretty smart y a la convivencia de la protagonista con personas que, a su parecer, son demasiado diferentes a ella. Un sesgo de superioridad que poco a poco se irá borrando al compartir el día a día con todos ellos.
Así descubrirá que detrás de los músculos de Grant se esconde una inusual sabiduría y será él quien le de trabajo en su gimnasio mientras ella trata de terminar su libro, o que quizás las místicas ceremonias de Solana y su tarot afecten el curso de la realidad.
Además de reencontrarse con su hermana menor, con quien no vive desde los 13 años, después de que sus padres se divorciaron. Y que tenga que reconocer que sí tiene redes sociales y es una fanática de Instagram y de los videos del singular y querible Jayden.
Y aunque sea Chelsea el personaje-eje del espacio, sus productores fueron inteligentes al ir, con el paso de las emisiones, dividiendo el protagonismo con sus compañeros de historia. En especial con aprovechar la capacidad para la comedia de Michael Hsu Rosen.
A quien el público de Netflix conoció como el bailarín francés Nabil en la serie de suspenso juvenil Tiny pretty things y acá despliega una faceta totalmente diferente -ojo con la escena donde interpreta en danza sus recuerdos- y hace una buena dupla con Olivia Macklin.
Los detalles que le confieren a Pretty smart los rasgos diferenciadores que un espacio con este tipo de trama y personajes necesita, luego de años de programas muy similares. Lo que consigue con algo de dificultad, transcurridos casi la mitad de sus capítulos.