Nada más y nada menos que en el prestigioso Festival de Venecia debutó el año pasado Selva trágica, el quinto largometraje de la directora mexicana Yulene Olaizola.
Desde entonces, la cinta se paseó por varios otros certámenes cinematográficos, como el de Viena y el de San Sebastián y en todos cosechó elogios y varios premios.
Ahora tiene su estreno comercial en Netflix, llevando al espectador a un lugar indómito, la jungla maya, especificamente en la frontera entre México y Belice, país antes conocido como Honduras Británica.
En ese territorio exótico se conoce a la protagonista de Selva trágica, Agnes (Indira Rubie Andrewin), una joven beliceña que, acompañada de su hemana y un guía, escapa de un matrimonio arreglado con un comerciante inglés.
Durante esa peligrosa huida río arriba es que la mujer se encuentra con un grupo de trabajadores mexicanos que tienen una particular labor: extraen caucho de los árboles para elaborar chicle o goma de mascar.
La leyenda maya de Selva trágica
Al comienzo, esos hombres miran a Agnes con extrañeza, porque lleva puesto un vestido colonial.
Sin embargo, pronto la “adoptan”, cautivados por la belleza y el misterio de esta mujer que habla un idioma diferente al de ellos.
Además, como era de esperar, despierta en esos trabajadores del chicle el deseo sexual y, desde entonces, el relato de la película comienza a adquirir un tono sobrenatural, que se relaciona con la mitología maya.
Esto, porque Agnes se presenta aquí como Txabay, una legendaria y hermosa mujer que, según los mayas, vive en medio de la naturaleza y seduce a los hombres que se internan ahí, para conquistarlos y luego destruirlos.
Y eso sucede con los hombres mexicanos con los que se encuentra la joven, dando origien a la Selva trágica que anuncia su título.
Aunque su trama es sencilla, el largometraje logra atrapar -tal como lo hace Agnes- con su misterio sobrenatural, su atmósfera inquietante y, especialmente, con esa jungla salvaje que se convierte en otra de las protagonistas de su relato.
Un título destacado más para sumar a la lista de buenas producciones mexicanas en el catálogo de Netflix.