Humitas a la antigua: un tesoro de la cocina chilena en Motemei Cocina Taller
Acá las humitas se hacen a la vieja usanza, respetando cada paso de la tradición, sin sustitutos. ¿El resultado? Unas sabrosísimas que vale la pena reservar.
Motemei Cocina Taller es el espacio ubicado en Las Hualtatas y a cargo de Jennifer Crew y Patricio Cáceres.
Este último es más conocido como el “Talibán de la cocina chilena”, por su amor rotundo a las recetas nacionales, que sigue al pie de la letra.
Ahí, realizan cenas de alta cocina chilena, de las que puedes saber más y reservar a través de su página web.
Además, en la entrada de Motemei encuentras La Pulperia #3, un local al estilo de las antiguas pulperías de la pampa, con estética de rotisería de barrio y condimentos que prácticamente no se encuentran.
Como La Negrita o los quesos de La Cabra Julia, hechos con leche de animales criados en El Noviciado.
Además de platos de cocina para llevar que ya son leyenda, como las humitas ($33.000 las seis) y el pastel de choclo (desde $55.000).
Las auténticas humitas de Motemei
Cuando te decimos que las de Motemei son unas humitas de leyenda es que realmente lo son. Se reservan con anticipación y se pelean por ellas.
Y la razón es que se hacen respetando cada paso de la tradición, sin sustitutos, sin añadir nada extra.
De hecho, están inspiradas en Cristina, con quien Patricio Cáceres cocinaba en el campo maulino.
En Motemei el proceso de las humitas parte con la selección del choclo, que debe ser humero, nada de choclo americano, porque es más seco, no tiene jugo.
“Ni la humita ni el pastel de choclo llevan ningún tipo de lácteo, por lo que el choclo debe ser jugoso, mientras más tierno mejor“, explica Patricio Cáceres.
Luego se pela, cuidando elegir las hojas con las que se envolverá la humita, ya no todas sirven, y se le quita el pelo al choclo y se ralla, con rayador o cuchillo.
Después se pasa por el molinillo. Una vez lista la pasta, se empieza con el sofrito, con manteca y cebolla.
¿El resultado? Unas humitas húmedas y sabrosísimas, de 280 gramos, en las que se sientan algunos granos de choclo más enteros y que quedan fabulosas con un toque de chancho en piedra ($ 5.600 el envase de vidrio de medio kilo), el clásico maulino, machacado en piedra, con tomate ají verde, ajo, sal y aceite.
Otro imbatible de este lugar es el pastel de choclo, hecho con pechuga de pollo doradita, sin hueso, huevo duro, aceitunas sin cuesco y poquitas aceitunas.
Además de una pastelera de solo choclo que se pasa por cedazo o se apaña, cosa de que quede con la misma consistencia de la crema pastelera de un berlín. ¡Una delicia!
Puedes encargarlas a través de su Instagram.
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