Los mejores doramas para ver en Netflix: no todo es k-drama
No te confundas: no todas las series asiáticas son doramas. El término se refiere específicamente a las series japonesas y en Netflix hay varias recomendadas para ver.
Desde hace ya unos años, las series producidas en Corea del Sur, mejor conocidas como k-dramas, se han convertido en algunos de los espacios más exitosos de Netflix.
Los mismos que muchos, erróneamente, hasta ahora agrupan bajo el término de “dorama”, pensando que esta palabra es simplemente una producción de Asia del Este.
Sin embargo, el dorama es específicamente la serie realizada en Japón y de ahí su nombre, ya que es la forma en que un japonés/sa pronuncia la palabra “drama”.
El cual algunos han bautizaron como j-drama, aunque en su país de origen se llaman TV Drama.
En cuanto a su historia en pantalla, se considera como la primera serie televisiva nipona a Yūgemae, la que se transmitió en 1940.
Con el paso de los años creció su oferta y en la actualidad se dividen en diferentes formatos, como el renzoku, que es el espacio de 10-12 episodios, de 45 o 60 minutos y de emisión nocturna.
Al que se suman el asadora, que dura 15 minutos y se emite en la mañana, y los taiga, que poseen episodios de 45 minutos, se ofrecen una vez a la semana durante un año y por lo general se centran en personajes históricos.
Los cuales se mueven a través de diferentes géneros, teniendo entre los más comunes al drama, el romance, el suspenso, la comedia e incluso el terror.
Sin olvidar una de las fuentes de inspiración más comunes de los últimos años: mangas y animes, que pasan de las páginas de historietas o sus capítulos animados a la acción real.
Así que no olvidar que no todas las producciones orientales que son parte de oferta de la pantalla chica son doramas, sino que específicamente las hechas en Japón.
Varias de las cuales en la actualidad forman parte de la oferta de doramas en Netflix, como algunas de las que recomendamos a continuación.
Cenizas del pasado
Tal como muchos k-dramas se inspiran en los webtoons, varias series japonesas para Netflix han comenzado a basarse en mangas, como es el caso de Cenizas del pasado.
Elespacio para la plataforma que lleva a la pantalla la historieta Mitarai-ke, enjō suru, de Moyashi Fujisawa, cuyo título puede traducirse como Se quema la casa de los Mitarai.
La cual ahora se convierte en ocho capítulos para el streaming con la historia de Anzu Murata (Mei Nagano), en una trama que se mueve entre el suspenso y el drama.
Cuya narración se inicia hace 13 años atrás, cuando un incendio arrasa la casa contigua al Hospital Mitarai y una mujer pide perdón a un hombre y una niña por haberlo iniciado.
Esa adolescente -como explica su voz en off- era Anzu Mitarai, quien en el presente y con el apellido Murata, está decidida a recuperar lo que ella, su hermana y su mamá perdieron por esa tragedia.
El embarazo de Kentaro
Si bien el embarazo se liga culturalmente al género femenino, la gestación en hombres transgénero y personas transmasculinas ha cambiado este panorama.
Un hecho que en la fantasía ya había planteado El embarazo de Kentaro, manga que debutó en agosto de 2012 en la revista japonesa Be Love, haciendo un intercambio de roles al ambientar su historia en un mundo donde los hombres cisgénero se embarazan.
Y lo realiza a través de la historia de Kentaro Hiyama, un publicista de más de 30 años que descubre que está embarazado, encarando un problema que nunca se imaginó que a él le podría ocurrir y que lo lleva a pensar en tener o no ese niño.
Lo que debe realizar en medio de una sociedad tan tradicional y machista como la japonesa. Como también lo expone la serie basada en la historieta de Sakai, a través de ocho capítulos.
En un espacio que refleja los prejuicios que soportan las minorías o los que son diferentes, además de la carga de ser mujer y madre, de una manera respetuosa y con un humor sutil y preciso.
Los días
Entre los doramas en Netflix más recientes se encuentra esta serie, que revive el drama que se vivió en la central nuclear Fukushima I, tras el terremoto y tsunami ocurridos en marzo de 2011.
Los que afectaron a la costa noreste de Japón y desencadenaron la liberación de contaminación radiactiva, al nivel del accidente de Chernóbil de 1986, que también inspiró una serie.
Y si bien la producción nipona no iguala el nivel de producción de la aplaudida pieza con la firma de HBO, si logra revivir la intensidad del más catastrófico accidente nuclear en lo que va del siglo.
Lo que realiza en detallados ocho capítulos que se desarrollan a través de siete días y muestran los sucesos desde tres puntos de vista diferentes, de personas relacionadas con el incidente.
Así, aborda lo experimentado por funcionarios del gobierno, empleados de la Tokyo Electric Power Company, que operaba el lugar, y trabajadores de la central nuclear de Fukushima Daiichi.
El primer amor
Este dorama que se estrenó en Netflix en 2022 se inspira en los temas de la cantante Hikaru Utada. Específicamente en First love, así en inglés, y Hatsukoi, que también significa “primer amor”, temas que se separan por veinte años, pero apuntan al mismo sentimiento en distintos momentos.
Lo que en pantalla, gracias al trabajo interpretativo como guionista y realizador de Kanchiku, se convierte en un relato donde el amor adolescente marca por siempre las existencias de sus protagonistas.
El cual se divide en nueve emisiones que tienen como escenario de inicio la ciudad de Sapporo de 2018, donde Yae Noguchi (Hikari Mitsushima) trabaja como chofer en una compañía de taxis.
Y mientras ella recorre las calles en su vehículo, su voz afirma que la vida es como un rompecabezas, con los mejores momentos y las más horribles experiencias como sus piezas irremplazables.
Entre ellas el recuerdo de Harumichi Namiki (Taisei Kido), que en el pasado se convirtió en su primer amor y que el destino vuelve a poner en su camino.
Alice in Borderland
Uno de los doramas en Netflix más exitosos es esta serie, que lleva a la pantalla el manga de Hara Aso, mostrando en acción real lo a un grupo de jóvenes que debe sobrevivir en una inusual versión de Tokio.
Todo se inicia con el ex universitario Ryohei Arisu (Kento Yamazaki) ocupando sus horas libres en los videojuegos, hasta que decide irse de casa y busca refugio con sus mejores amigos, Daikichi Karube (Keita Machida) y Chōta Segawa (Yûki Morinaga).
Cuando se reúnen y caminan por la ciudad, Arisu desea vivir en un lugar nuevo. Lo que no espera este chico, cuyo apellido en japonés se traduce Alice, es que su petición se cumpla y, emulando a la protagonista del libro de Lewis Carroll, aparezca en otro mundo.
Así, aparecen en un Toky inusalmente vacío, una inquietante versión de la capital nipona donde deberán superar diferentes pruebas para sobrevivir.
Y aunque el nivel su nivel violencia no la hace apta para un público masivo, la serie es una atrapante alternativa para los seguidores del manga y todo el que quiera ser testigo de este mortal y adrenalínico reto.
Ju-on: Orígenes
A inicios de 2020 llegó a los cines La maldición renace, película con la que Hollywood anotó su cuarta contribución a Ju-on, la saga de terror japonesa. Un escalofriante universo al que poco después se sumó Netflix con su serie.
Una apuesta realizada en Japón y dirigida por Sho Miyake, que tiene dos ejes para el desarrollo de sus seis episodios: una sombría casa de un barrio residencial de Tokio y la presencia de Yasuo Odajima (Yoshiyoshi Arakawa).
Un investigador de lo paranormal que es contactado por Haruka Honjo (Yuina Kuroshima) luego de que la novata actriz de televisión escucha unos extraños pasos durante la noche en su departamento.
Pero ella ignora que su experiencia se relaciona con su novio, Tamotsu Kosaka (Ryushin Tei), quien se vinculó con lo desconocido tras visitar la mencionada casa. Algo que también le sucede a Kiyomi Kawai (Ririka).
Así se van añadiendo nombres a la extensa lista de personas que visitan esa propiedad e irremediablemente se ligan a su trágica historia de muertes y desapariciones, que tendrían su punto de partida en los años 50.
Makanai: la cocinera de las maiko
Esta serie marca el debut del director japonés Hirokazu Kore-eda en Netflix, con un espacio que lleva a acción real el manga Maiko-san chi no makanai-san, escrito e ilustrado por Aiko Koyama.
Un salto de las páginas de una historieta a la pantalla que el cineasta ya había probado con sus cintas Nuestra hermana pequeña o Umimachi diary, también basadas en cómics japoneses.
Una labor que ahora el realizador de películas como Nadie sabe y Somos una familia, además de favorito de festivales como el de Cannes, efectúa en el rol de showrunner, guionista y director.
Último papel que comparte con colegas como Hiroshi Okuyama a lo largo de los nueve episodios que conforman el cálido espacio que se ambienta en Kioto, en una casa de geikos o geishas.
La que acoge a Kiyo (Nana Mori) y Sumire (Natsuki Deguchi), jóvenes amigas que desean llegar a ser maiko o aprendices de geiko. Y esa amistad las ayuda a enfrentar cada uno de los pequeños y grandes desafíos diarios.
El aprendiz de sumo
Esta serie japonesa combina ambición, drama, violencia y deporte, pero no cualquier disciplina, sino que una de las más ancestrales del planeta, considerada el deporte nacional de Japón.
Cuyo mundo de sacrificios y secretos quedan ahora al descubierto a lo largo de ocho emisiones dirigidas por Kan Eguchi, que tienen como eje de su trama a Kiyoshi Oze (Wataru Ichinose).
El muchacho oriundo del distrito de Moji, en la ciudad de Kitakyushu, que se integra al establo o academia de sumo de Kanishi Enzo (Pierre Taki) para obtener “dinero, estatus, honor y mujeres”.
Sin embargo, como lo muestra una trama marcada por la violencia física y verbal, incluso hacia las mujeres, el camino de Oze al éxito y los millones de yenes que anhela no será fácil.
El que lo llevará enfrentar a sus compañeros de casa y disciplina, además de hacerse de un mal nombre por sus malos modales, al mismo tiempo que se conocen las vivencias de otros personajes.
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