Feria: la luz más oscura, la apuesta sobrenatural de Netflix con acento español

Feria: la luz más oscura, la apuesta sobrenatural de Netflix con acento español
Feria | Netflix

Un pueblo de Andalucía es escenario de la nueva serie hispana del servicio de streaming, donde la aparición de 23 cadáveres en una antigua mina marca el inicio de una narración donde dos hermanas viven una pesadilla.

Las producciones españolas tienen ya un lugar bien ganado en el catálogo de Netflix. Un espacio que este 2022 comenzaron a afianzar con el estreno de la inquietante película El páramo y ahora reafirman con la llegada a la plataforma de Feria: la luz más oscura.

Una serie creada por Agustín Martínez (La caza. Monteperdido) y Carlos Montero (Élite) que busca impactar y seducir a la audiencia con una historia ambientada en la España de los años 90, donde el suspenso se combina con lo paranormal a lo largo de ocho episodios.

Y cuyo escenario es Feria, un ancestral pueblo de Andalucía donde viven las hermanas Eva (Ana Tomeno) y Sofía (Carla Campra) junto a sus padres, Elena (Marta Nieto) y Pablo (Ernest Villegas), en una hermosa casa en medio de la pequeña ciudad.

Feria | Netflix

Dos chicas de opuestas personalidades que en la Noche de San Juan se preparan para ir las hogueras que se realizan a la salida del pueblo y que reúnen a los jóvenes del lugar, quienes beben y bailan para celebrar la llegada del solsticio de verano.

Pero la reunión para ellas no termina tan bien. En el caso de la desinhibida Eva con un problema con su novio Raúl (Carlos Scholz), y en el de Sofía con el peligro de morir ahogada en el pantano, luego de que fuera hasta ahí con su amigo Chisco (Jorge Motos).

Algo que ella no recuerda a la mañana siguiente y su hermana se lo hace notar, mientras el día pasa sin que no sepan nada de sus padres, suponiendo que fueron a comprar a Cadiz y se las pasó el tiempo. Pero la violenta llegada de la Guardia Civil trastorna todo.

El inicio de la pesadilla para Eva y Sofía

Feria | Netflix

En la estación de policía local, el Teniente Guillén (Isak Férriz), que forma parte de un gran contingente policial foráneo, les comunica que buscan a sus padres por su relación con las muertes de 23 personas, cuyos cadáveres se encontraron en la vieja mina.

Una participación que las hermanas niegan, pero avala un video obtenido con la cámara que puso el ayuntamiento en la entrada de la cantera y que muestra a sus padres guiando al grupo dentro del pique, aunque su papá se queda fuera y luego se aleja.

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Algo que se reafirma con la aparición en la casa familiar de una serie de cartas dirigidas a Elena y que la ligan con la secta el Culto de la Luz, donde además aparece el mismo símbolo que tiene en su vientre cada una de las víctimas encontradas en la mina.

Desde ese momento las existencias de Sofía y Eva ya no serán las mismas. No solo deben abandonar su hogar y vivir en la residencia para jóvenes de Feria, sino que además son miradas con recelo por los vecinos del pueblo y buscadas por los periodistas.

En el inicio de una serie de hechos dramáticos y paranormales -marcados por el Reino y los Sellos- que afectan a las chicas y a lugareños y visitantes, como la agente Dorado (Patricia López Arnaiz), quien tras entrar a la mina en el capítulo inicial sufre un violento cambio.

Todo enmarcado en una buena atmósfera de terror y suspenso, aunque por momentos la trama de Feria se hace repetitiva y queda en deuda por situaciones y personajes poco creíbles. Lo que no impide que su narración finalmente logre atrapar al espectador.

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