El ambiente navideño ha comenzado a tomarse Netflix con el estreno hace unos días de La familia Claus, la anticipada llegada de Intercambio de princesas 3 y la película que hoy, combinando Navidad con comedia y romance, llega a la plataforma,: ¡Qué duro es el amor!

Una cinta dirigida por Hernán Jiménez donde el catfishing, o la usurpación de identidad en las redes sociales -como en los casos que muestra el programa Catfish de MTV- afecta a una treintañera de Los Angeles que busca a su media naranja en una aplicación de citas.

Su nombre es Natalie Bauer (Nina Dobrev) y al comienzo del relato es “víctima” de fallidos encuentros que concreta a través de dicha aplicación, los que replica en la columna que escribe para el sitio Slash Media, que se ha convertido en su manera de ganarse la vida.

Pero ella no pierde la esperanza de encontrar al hombre adecuado y continúa usando la app de FlirtAlert, y, aconsejada por su colega y amiga Kerry (Heather McMahan), decide ampliar su sector de búsqueda e ir más allá de la Costa Oeste de Estados Unidos.

Así llega a contactarse con Josh Lin, un atractivo fanático de las actividades al aire libre que vive al otro lado del país, en Lake Placid, Estado de Nueva York. El cual tiene ascendencia asiática, habla tres idiomas, es simpático y comienza a comunicarse con ella a diario.

Una amistad-romance a distancia que se va afianzando al pasar las semanas y lleva a Natalie a pensar que quizás él sea el adecuado, además del momento de hacer más positiva su columna. Y tal vez sorprender a Josh visitándolo para la Navidad que se avecina.

Un engaño al descubierto

Pronto la joven deja la soleada California y arriba a un nevado Lake Placid, donde, tras perder su maleta durante el viaje, llega hasta la casa de los Lin. Pero al ver a Josh (Jimmy O. Yang) se da cuenta que no tiene nada ver con las fotos que de él había visto en internet.

Claramente ha sido víctima de catfishing por lo que deja enojada el hogar de los Lin. Así de un momento a otro, se encuentra bebiendo en un bar local donde descubre que sí existe alguien con la apariencia del falso Josh y trata de llamar su atención cantando karaoke.

Sin embargo, las cosas no salen como pensaba y decide aceptar el trato del Josh real de hacerse pasar por su novia durante una semana, mientras él la ayuda a conquistar a Tag (Darren Barnet), el atractivo joven del que quedó físicamente flechada a través de internet.

Por lo que cuando está en casa de los Lin es la perfecta novia de su hijo menor, mientras ante Tag, antiguo compañero de colegio de Josh, es una prima lejana por parte de su madrastra. Una situación bastante singular que deben sostener por algún tiempo.

Días en los que Natalie va conociendo más a quien la engañó, como también a su acogedora familia, dándose cuenta de que una farsa puede nacer del deseo de cubrir inseguridades y traumas; en tanto su jefe la presiona para que escriba una columna.

En una sucesión de situaciones predecibles y engaños objetables, que logran entretener al espectador por varios momentos, sin llegar a ser memorables. Lo que hace de ¡Qué duro es el amor! un buen complemento para una maratón navideña con el sello de Netflix.

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