Queer Eye: mucho más que una transformación extrema

Queer Eye: mucho más que una transformación extrema
Queer Eye More Than A Makeover

Los Five Fab están de vuelta. El 19 de julio se estrenó la cuarta temporada de Queer Eye, la serie de Netflix que ya ganó tres Emmy. Aquí te contamos por qué este reality es mucho más que una transformación extrema.

Queer Eye acaba de estrenar su cuarta y esperada temporada.

Se trata de la serie original de Netflix, que partió el 7 de febrero de 2018 y que está basada en Queer Eye for the Straight Guy, el reality de 2003 y que fue todo un hit.

Y en el que cinco gays,  intervienen la vida de alguien, para mejorar su closet, casa y la manera en que se relacionan con el mundo.

Eso en su primera versión, porque sin desmerecer a la serie anterior, Queer Eye es, como dice su eslogan, “more than a makeover” o más, mucho más que una transformación extrema.

Es cierto, los participantes terminan viéndose como nunca. Sus casas y oficinas ni que decir. Pero hay más en Queer Eye.

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Podemos partir por como se relacionan esots“Fab Five”: Bobby Berk; diseñador de interiores, Karamo Brown, experto en cultura; Tan France,  a cargo del estilo; Jonathan Van Ness estilista, y un guapísimo Antoni Porowski en la cocina.

Hay entre ellos una química, cofradía y cariño, que traspasa la pantalla, y que permite que en el programa se toquen temas como religión, sexualidad o bullying, de una forma nada caricaturesca, real y alejada a los personajes que comúnmente vemos en los reality.

Guión tiene, por cierto, pero hay una sensación de verdadera intimidad que se trasmite a partir de gestos, risas y la manera en que cada miembro de los “Fab Five” cuenta su historia y se relaciona con los participantes, sin escatimar en dolores y penas.

Hablemos de “God Bless Gay, por ejemplo, el primer capítulo de la segunda temporada, en el que Bob, el diseñador y constructor, se encuentra con la tarea de remodelar un recinto eclesiástico, y parado frente a la iglesia,  se niega a entrar.

Ahí, ante una Miss Tammye, la protagonista de este capítulo que sin duda se roba el show, Bobby habla sobre su infancia muy cercana a la iglesia, y lo que significó para él el profundo rechazo de su familia e iglesia, al asumir que era gay.

El capítulo es una terapia grupal, con muchas lágrimas, pero real a la vez.

Y en esta cuarta temporada, que llegó con ocho capítulos de 47 minutos aprox, volverás a llorar y reflexionar.

Aquí, siguen las revelaciones, y probablemente una de las más potentes es el primer episodio, Un corte y otra cosa, en la que Jonathan Van Ness vuelve a su ciudad natal y su colegio, para cortarle el pelo a la profesora que lo ayudó a pasar por lo que considera los años más difíciles de su vida.

Vulnerabilidad pura, al estilo de los “Fab Five”.

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