El nuevo aire del barrio Matadero Franklin

El nuevo aire del barrio Matadero Franklin

Un grupo de audaces cocineros apostó por abrir onderos y sabrosos restaurantes en este sector, en medio de Franklin. De esa forma, están refrescando la entretenida oferta que ya tiene esa histórica y popular zona de Santiago. ¿Aún no la ha recorrido? Prográmese para hacerlo este finde.

Por Loreto Gatica y Marcelo Morales

Tiene un nombre temerario, pero su esencia es tan popular como acogedora: en el barrio Matadero encuentra de todo, desde irresistibles picadas hasta leyendas urbanas, pasando por lindas calles y un mercado donde puede comprar cualquier cosa que se imagine. Y pese a que ya cumplió más de 150 años, todavía conserva su encanto.

Surgió con la instalación del Matadero Público en 1847, al sur del centro de Santiago. Un lugar donde llegaban los animales desde las provincias del sur, para ser faenados y comercializados. Con ese sanguinario antecedente, que quizás asuste, se comenzaron a construir alrededor, a comienzos del siglo XX, casas y barrios dignos para los trabajadores del sector: el barrio Huemul y la consolidación del mismo barrio Matadero, dibujado dentro de los límites formados por las calles Placer al sur, Franklin al norte, Av. Santa Rosa al oriente y Roberto Espinoza al poniente.

Pese a los altos y bajos a lo largo de su historia -el Matadero dejó de funcionar en 1972-, cada vez más gente llega a recorrerlo. “Eso tiene que ver con buscar una cierta identidad, con darnos cuenta de que tenemos algo importante en Santiago, muy propio. Y, además, ¡qué más popular que este sector!”, dice Josué Polanco, guía urbano de Santiago a Pie, el colectivo que frecuentemente organiza tours caminables por este sector.

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Ahí no llegan sólo los capitalinos que van a abastecerse de carne, verduras y frutas, sino también otros que, luego de un vitrineo vintage por el Persa Bío Bío, pasan a probar su renovada oferta gastronómica. Y no se trata sólo de esas picadas donde se come una buena cazuela por poco. Desde hace algunos meses, las galerías comerciales del barrio esconden también pequeños restaurantes con los sabores más variados: peruanos, veganos, colombianos, mexicanos y hasta rusos. El nuevo destino foodie popular de Santiago.

¿El último en instalarse? Uno con cocina de autor, Maestranza, el ondero local donde todos los días preparan un audaz menú que ya han probado quienes siempre buscan la última sensación gastronómica, desde los críticos especializados hasta uno de los dueños del Liguria, Marcelo Cicalli.

Y por si lo sabroso no es suficiente, los nuevos aires del Matadero también traen una atractiva oferta cultural para redondear ahí un paseo de fin de semana entretenido y novedoso.

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La nueva ruta sabrosa

Tiene apenas dos semanas funcionando, en una galería de Franklin con San Diego. Maestranza es un local pequeño, con mesas cubiertas por manteles de hule floreado y un muro de pizarra donde se escriben el menú y los mejores datos del sector. Lo abrió Cristián Gaete, el ex chef del restaurante Chipe Libre y un vecino del barrio Matadero de toda la vida. El mismo recorre todos los días los locales del sector en busca de los productos frescos con que prepara su menú de “cocina de mercado”, que es, precisamente, el epígrafe que lleva el nombre del lugar.

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Un menú de lujo de $ 4.000, con platos de fondo como una pastelera con prietas hechas en el lugar; arrollado con mote; o un guiso de lentejas con carrilleras arvejadas. Se acompaña de una entrada, que puede ser crema de zapallo o un carpaccio de pepino; postre y té frío casero, que sirven en un jarrito enlozado, los mismos que usaban las abuelas. Dan ganas de ir a probarlo de lunes a viernes.

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Los sábados, en cambio, el asunto cambia, porque en vez del menú, su pizarra luce las mejores preparaciones de la semana, en una versión más abundante, para compartir. Puede que se encuentre con un pejerrey con papas al merkén ($ 5.000) o la misma pastelera con prietas caseras ($ 5.900). Si ese día hay lengua, pídala, que aquí la hacen blanda, suave y adictiva.

Justo frente a Maestranza está el Fogón Criollo, el local de Janneth Barona. En su cocina, esta caribeña prepara un menú ($ 3.000) bien abundante y sabrosón. Trae una sopa casera, ensalada, pan y un plato principal, que puede ser pollo apanado o ropa vieja -una carne mechada deshilachada- y dos agregados, como porotos negros con arroz o frijoles con puré.

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Si es dulcero, pase luego por la pastelería colombiana Peter Pan, que está a la vuelta, por San Diego. Abrió hace menos de dos semanas y su apuesta es por la cantidad. Su vitrina muestra una gran variedad de pasteles, como el tiramisú con chocolate, café y crema (por $ 1.500), y también de panes, como el hawaiano, con queso, jamón y piña ($ 800). ¿Es aún más goloso? Entonces, pida la copa rey, un copón hecho de chocolate, relleno con bizcocho tres leches, manjar, duraznos y frutillas, coronado con más duraznos y crema ($ 1.500).

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Un resumen del mundo

A una cuadra de esa galería, en Franklin 979, hay uno de esos centros comerciales que han proliferado en el barrio. Si sube hasta el tercer piso, llegará hasta un patio de comidas con las cocinas más variadas que se pueda imaginar.

Quienes anden en busca de algo sano, pueden irse a la segura en V y Vegan, un restaurante vegetariano también con opciones veganas. Su cocina está a cargo de Stephanie Oliva, la chef peruana que trabajó durante cinco años en el Astrid y Gastón, el restaurante de mantel largo de Gastón Acurio en Santiago.

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Aquí, su sazón brilla. Por $ 4.000 puede probar su menú, que incluye pancito casero, jugo natural sin azúcar y sopa de verduras. De fondo, preparan platos como pastel de choclo, chupe de zapallo italiano o un risotto con champiñones salteados que viene en hojas de plátano. El menú no trae postre, pero la pastelería vegana hecha en el lugar tiene opciones como el cheescake de berries ($ 2.500) o los higos rellenos con nueces y un toquecito de tequila ($ 1.300).

En el local del lado está Pollo Chang & Babolti, y su cocina rápida taiwanesa, la misma de donde salen preparaciones como tofu frito (ocho por $ 1.000) y un plato de pollo frito con una salsa agridulce, papas fritas y un rollo primavera ($ 2.500).

¿Quiere probar algo aún más exótico? Puede hacerlo en el mismo piso, Comida Chilena-Rusa. Sí, es lo que está pensando: un restaurante de comida rusa en uno de los barrios más populares de Santiago. Ahí cocina Evgeng Chernov -para no complicarse puede llamarlo sólo “Jack”-, quien llegó de Rusia para ofrecer a los capitalinos un menú ($ 3.000) con platos como un guiso de pavo y zanahoria, acompañado de una ensalada rusa que lleva pollo, pimiento, aceitunas, arroz, huevo y mayonesa. El menú trae también sopa o ensalada, pan frito y un jugo de fruta cocida con un toque de canela.

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¿Otras delicias rusas que preparan ahí? El kharcho ($ 1.000), una sopa de arroz, tomate y ajo, y los pelmeni ($ 2.000), una masa delgada, parecida a los ravioles, rellena de carne de cerdo.

No es necesario que salga de ese patio de comidas para disfrutar algo típico de la gastronomía venezolana. En Poroto Gourmet, en el local 309, Micheal Ramael ofrece un plato típico de su tierra, las arepas, esas masitas de maíz que aquí cuestan desde $ 1.000, dependiendo del porte y el contenido. Pida la pabellón criollo, rellena con porotos negros, arroz blanco, carne mechada y plátano frito ($ 3.000). Otra alternativa son los burritos ($ 3.000 con bebida), las tortillas que se rellenan con carne mechada deshilachada, queso, porotos negros, tomate y un guacamole de cebolla.

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De picada en el Matadero

En el recinto donde funcionaba el Matadero, entre las carnicerías y el patio donde los camiones descargan los animales, abundan las cocinerías donde comer rico y barato. Es fácil abrumarse entre tantas, pero hay un local sencillo, el peruano Benjy, al que siempre van los locatarios del barrio. Acuden por un plato en especial: un suculento caldo de gallina ($ 2.000), que llega a su mesa con un trutro, tallarines, papas y un huevo cocido entero. Viene perfecto cuando las energías se agotan.

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Tanta o más fama tiene la carnicería Don Paco, la más antigua del barrio. Todavía la atiende don Paco Martínez Mañas, el mismo que la abrió en 1960 y que, desde entonces, desposta novillo fresco. Son más de 60 los cortes que ofrece, como filete ($ 8.890 el kg), huesos carnudos ($ 1.880 el kg), costilla coluda ($ 4.980 el kg) y lomo vetado ($ 8.680 el kg), ideal para tirar a la parrilla.

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A “pata” por el barrio

Para “hacer hambre” y tentarse con la ruta sabrosa del sector, no hay nada mejor que una buena caminata. Si es guiada y con entretenidas historias de este mismo barrio, mucho mejor. Las puede tomar con alguno de los colectivos que, cada cierto tiempo reúnen a un público deseoso de conocer los secretos de estas históricas y concurridas calles, para observarlas y recorrerlas mejor. El precio: un aporte voluntario que se da al final del tour. Justamente este sábado y domingo estarán disponibles dos rutas para que conozca el barrio Matadero y su vecino Huemul.

Mañana, Santiago a Pie lo llevará a conocer las historias y anécdotas de ese último. Un recorrido que partirá a las 11 AM, con una duración de un poco menos de una hora y que tendrá como punto de encuentro la salida del Metro Estación Franklin, en Placer esquina Nataniel Cox. El comienzo del tour será en la Plaza Hermanos Matte, donde el guía Josué Polanco le contará, por ejemplo, que el barrio nació en 1911 como la primera “ciudad satélite” de la capital. La idea era que sus habitantes tuvieran todos los servicios en la misma zona: comercio, escuelas, hospitales, iglesia, un teatro y hasta un gota de leche, donde nodrizas alimentaban a los niños más chicos. Una idea modelo, inspirada en ejemplos ocurridos en Europa, donde una caja de ahorro impulsaba la construcción de un barrio con viviendas dignas para la clase trabajadora del sector y empleados fiscales.

Diseñado por el arquitecto Ricardo Larraín Bravo, hasta el mismo Presidente Ramón Barros Luco llegó a cortar la cinta para inaugurar el barrio. Su corazón será la segunda parada del recorrido: la acogedora Plaza Huemul, ubicada en la calle Bío Bío, entre Los Algarrobos y Roberto Espinoza. Ponga ojo a sus palmeras, que fueron traídas directamente de las Islas Canarias, todo un lujo para la época. Y ahí es donde se levantó precisamente la sede de la caja de ahorro que financió todo esto, una llamativa construcción que está frente a otro símbolo del barrio, el Teatro Huemul, un lujoso edificio abierto en 1918, conocido popularmente como el “Municipal chico” y donde por estos días se montan obras de teatro y shows de stand up. Quizás el teatro le resulte familiar, porque acá se filmaron escenas del premiado filme Coronación (2000), de Silvio Caiozzi, aprovechando su bello diseño.

Tour Matadero

Las historias seguirán palpitando fuerte en este recorrido, que también contempla un paseo -a unas cuadras de ahí, en la calle Waldo Silva- por la fachada de una casa que perteneció a Gabriela Mistral, a principios de la década del 20, mientras era directora del colegio de niñas. La caminata por el barrio Huemul continuará por algunos de los patrimoniales colegios del barrio y, también, por la hermosa Iglesia Santa Lucrecia, con su bien cuidado antejardín.

El mismo punto de encuentro tendrá el domingo el tour caminable organizado por Rincón Patrimonial Chileno, que lo llevará a adentrarse en el barrio Matadero. También partirá a las 11 AM y tiene un elemento novedoso: la idea es que usted lleve su cámara fotográfica favorita -o simplemente su celular-, ya que se le darán consejos para captar de mejor forma el entorno.

Justamente, los primeros clics y flashes serán sobre la calle San Diego, entre Bío Bío y Franklin, específicamente donde se ubica la mítica panadería y fuente de soda La Malagueña, con casi 100 años y aún con un prestigio intocable.

Sector Matadero

Luego, el grupo enfilará por la concurrida calle Franklin, para ver su bullante comercio, que sólo cierra en Navidad y que agrupa a más de 4.500 locales. Acá se les dará prioridad a negocios como el Manchao, una tradicional picada que está en la esquina con calle Chiloé. Por ahí mismo le presentarán otro llamativo puesto de hierbas medicinales y sahumerios para espantar males.

El paso final será adentrarse en el mítico Mercado Matadero, por calle Arturo Prat, donde le relatarán temerarias historias de peleas a muerte entre matarifes. Enfrentamientos que los guías han rescatado de crónicas de fines del siglo XIX, donde con cuchillos y machetes, junto a unos tragos de más, los carniceros cultivaban su mala fama de “choros”. Una que hoy ya se ha esfumado, entre las carnicerías, coloridas charcuterías y verdulerías del mercado, que recibe a miles de visitantes. Tras atravesar sus pasillos, llegará al patio junto a la calle San Francisco, donde están las cocinerías que le rinden culto a la animita de Laurita, ubicada justo al lado del local Donde la Laurita. Ahí escuchará la historia de Laura Basualto, la llamada “Reina del Mercado Matadero” y dueña del local, fallecida trágicamente el año 2006.

Rotisería Willy

¿Y el final? Será en el Club Matadero (Santa Rosa 2260, segundo piso), un lugar que a punta de encuentros folclóricos y fiestas populares se ha forjado un nombre dentro del barrio gracias a su aporte cultural. Si bien no hay eventos por estos días, sí hay unos talleres de cueca a los que puede inscribirse. Todos los sábados, de 6 a 7 PM, está el taller de danza de cueca chilena, a $ 5.000. Mientras que el domingo, a la misma hora, es el turno del taller de baile de cueca chora, que tiene un costo mensual de $ 15.000. Para ambos, sólo se pide un requisito: un pañuelo y, además, las ganas de zapatear.

Aproveche, porque en el mismo edificio y en el mismo piso, pero en la oficina del frente, se ubica la Factoría Santa Rosa, que desde el 2010 muestra arte chileno en sus paredes. Actualmente se exhibe “Carta de Ajuste”, del artista Roberto di Girolamo. Una exposición con cuadros que cuestionan irónicamente las figuras de Bernardo O’Higgins y Arturo Prat, donde se revisitan tradicionales óleos de los próceres, quienes aparecen aquí con lágrimas en sus rostros. La entrada es liberada.

* Para ver las direcciones de todos estos lugares, haz click aquí.

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