En Colina, junto a la Autopista Los Libertadores, se encuentra este local con piso de tierra y horno de barro donde María Cordero cocina hace más de 30 años unas legendarias empanadas, además de costillar, plateada y una maravillosa leche asada.

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En el kilómetro 42 de la Autopista Los Libertadores, en Colina, provincia de Chacabuco, hay un lugar en el que vale la pena detenerse: El Rancho de Doña María.

No se trata de un gran restaurante, sino de uno con piso de tierra, donde lo que brillan son los hornos de barro y la mano de Doña María, María Isabel Cordero Herrera, quien a sus 72 años aun encuentras en la cocina, el lugar que ocupa hace más de 30 años.

Ahí, de lunes a viernes desde las 10 AM ofrece platos de cocina casera, como pantrucas, carbonada y porotos granados, que no superan los $ 4.000.

También de pailas de huevo ($ 1.800), que puedes pedir con pancito amasado ($ 250); o sándwich de pernil ($ 2.500), ideal para partir el día con energía.

Y un dato no menor: El Rancho de María es la picada favorita de Rodolfo Guzmán, el chef y dueño de Boragó.

“Se trata de una cocina maravillosa, auténtica y única, que me emociona cada vez que voy a probar”, explica Guzmán, reposanble de restaurante más premiado de Chile.

Y es que esta picada conquista no sólo por la calidad de su cocina, sino también por sus detalles, como la ensalada ($ 4.500)una de apariencia simple, con tomate, lechuga y repollo, pero que llega aliñada a tu mesa y con vegetales que cultiva en su propia huerta.

Además de la leche asada ($ 2.500), que hace en el mismo horno de barro y literalmente se deshace en la boca; o la torta tres leches ($ 2.500), hecha por su nuera, Macarena, mojadita, equilibrada, con un merengue dorado que te hará pedir repetición.

Una leyenda de la cocina chilena

Si ya se te hizo agua la boca, te contamos que los mejores días para ir a probar El Rancho de Doña María son los sábados y domingo, momento en que te encontrarás con sus legendarias empanadas de pino ($ 2.000), de una masa delgadita y perfecta cocción en horno de barro, que se acompaña de pebre.

Además de las carnes, como un costillar ($ 13.000), que hace a las brasas, de corteza crocante y jugosísimo por dentro, que acompaña de papas cocidas. Es más que apto para compartir.

También el pastel de choclo ($ 9.000) de pastelera cremosa y equilibrado relleno; o la plateada ($ 11.000), blandísima y jugosa. Platos grandes, que se te hará difícil terminar si lo pides sólo.

Y ojo, hay que llegar temprano porque se van acabando.

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