Amor y anarquía: un singular juego de seducción que llega desde Suecia

Amor y anarquía: un singular juego de seducción que llega desde Suecia
Foto: Netflix

A lo largo de sus ocho capítulos, la nueva serie nórdica de Netflix muestra cómo la ejecutiva de una editorial se involucra en una lúdica relación con un joven compañero de trabajo.

De tiempo en tiempo, las producciones nórdicas llegan a Netflix para sorprender con títulos originales, de inmejorable factura y diversidad de géneros. Por eso no es de extrañar que tras la ficción de The rain y el suspenso de El joven Wallander, arribe Amor y anarquía.

Una serie sueca que apuesta por la comedia, con cuotas de drama, sensualidad y conflicto, y que se ambienta en la capital, Estocolmo, pero antes de la pandemia. Su base es una idea original de Lisa Langseth.

En ella se conoce a Sofie Rydman (Ida Engvoll), una consultora que recién fue contratada para modernizar el manejo de una editorial. Lo que debe compatibilizar con el papel de madre de dos niños y esposa del director de comerciales Johan (Johannes Kuhnke).

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Un desafío profesional que al parecer no cambiaría el ritmo habitual de su vida hasta que comienza a insertarse en ese mundo laboral, que incluye a varios expertos en literatura, como también al joven técnico informático llamado Max Järvi (Björn Mosten).

Y es precisamente este último el gestor de un gran cambio en la rutina de la ejecutiva, luego de que la descubre haciendo algo poco profesional en su oficina y le toma una foto con su celular. Ante el temor inicial, ella logra que la borre con solo invitarlo a almorzar.

Sin embargo, ese pequeño quiebre en su día a día provoca en Sofie una sensación que no quiere dejar escapar y da el primer paso para iniciar una serie de desafíos con su joven colega; como que ella se vista de Cindy Lauper o que él se haga pasar por el jefe.

Entre el trabajo y la seducción

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Así, entre retos y conversaciones, la pareja comienza a establecer un vínculo que lentamente se va adentrando en un juego de seducción, donde se hace cada vez más evidente el coqueteo y la aparición de nuevos y peligrosos sentimientos.

Y aunque la relación de Sofie y Max es el eje de los ochos capítulos de la serie, su fuerza también radica en el tiempo que se toma para mostrar lo que sucede en la editorial o con la familia de la ejecutiva, que también incluye a su impulsivo padre.

Es así como en su nuevo trabajo ella debe ser testigo de las buenas y malas decisiones que toman los editores; como uno de ellos, el veterano Friedrich (Reine Brynolfsson), cuando debe solucionar un problema en torno a la extraña adaptación fílmica de uno de los libros.

O el caso del propio Max, quien todavía no tiene un contrato en la empresa y, a pesar de su juventud, anhela mayor estabilidad para dejar de compartir un pequeño departamento en las afueras de la ciudad. A lo que se agrega la inesperada venta de la editorial.

Una sucesión de conflictos personales y profesionales que se van sumando a las dosis justas de humor, drama y relaciones íntimas, dando vida a una trama creíble y fácil de llevar. En especial por el ritmo que su directora y guionista, Lisa Langseth, le otorga al espacio.

Sin olvidar la solidez de su elenco, donde se destaca la pareja protagónica a cargo de Engvoll y el debutante Mosten. Todo lo que convierte a Amor y anarquía en una muy buena adición a la oferta para adultos de Netflix, que viene desde la lejana Suecia.

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