Son el espacio ideal si lo que quieres es salir a comer y beber al aire libre. Acá, una selección con más de 20 agradables terrazas en la capital que te van a enamorar.

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Silvestre Bistró

Abrió en 2014 y que probablemente conoces como una de las mejores terrazas escondidas de barrio Italia.

Desde afuera se ve como una casona típica de la zona, pero en su interior alberga una colorida terraza hecha con muebles reciclados.

Ahí, junto con una carta de mercado, brillan los ingredientes de temporada, puedes probar mocktails, como el Amanecer ($ 4.900), con granadina, jugo de limón, goma y soda.

También cocteles de autor, como Jade ($ 7.900) con albahaca, limón syrup de albahaca, vermú y gin.

Los que puedes probar con opciones para compartir, incluso veganas como el hummus ($ 7.900), una delicia que viene con ensalada de habas encima; o las croquetas de coliflor ($ 6.900), con un mix de hojas verdes y encurtidos por ejemplo.

Mientas que entre los picoteos tradicionales encuentras el ceviche de atún ($ 12.900) o el carpaccio de vacuno ($ 10.900).

Verde Sazón

Si te gusta la buena cocina veggie, seguramente conoces Verde Sazón, el restaurante que estaba en barrio Italia y que acaba de cambiarse de casa.

Hace algunos meses se instaló en una casona en la calle Miguel Claro, donde funcionó la Casa de Oficios, un lugar con mucho más espacio para recibir a su fiel clientela.

Ahí, tienen además un gran y agradble patio interior, que no se dimensiona desde la calle, y donde la tranquilidad se siente con el sonido de los pajaritos y la sombra de los árboles.

Un espacio que vale la pena conocer no sólo por su estética, sino principalmente por su propuesta gastronómica.

Donde toda la carta es vegetariana, con un 70% de opciones veganas o convertibles a veganas y recetas que mezclan lo dulce, salado y picante.

Divertimento Chileno 

Divertimento Chileno tiene la que es una de las mejores terrazas de Santiago. Te hablamos del restaurante ubicado dentro del Parque de Cerro San Cristóbal, por la entrada de Pedro de Valdivia. El mismo que estuvo cerrado y acaba de reabrir con una terraza totalmente remodelada.

Además regresó con una carta que rinde honores a la cocina chilena, pero con sello propio y deliciosas opciones de pasta casera, que incluye clásicos como las empanaditas fritas ($ 7.200), de queso y de pino, que puedes pedir mixtas, para untar en ese adictivo pebre casero.

O la pichanga cuica ($ 8.900), con arrollado huaso, queso mantecoso, huevos de codorniz, aceitunas negras, tomates cherry, palta y pickle.

Y si se trata de imperdibles de este lugar, prueba el ossobuco al vino tinto ($ 15.900), con fetuccine fresco a la mantequilla y tomillo; o el delicioso pastel de choclo ($ 10.200), en librillo de greda.

Ojo que aquí encuentras deliciosas opciones veganas, como la caponata, un guiso de berenjenas con zapallo italiano, tomate, cebolla, alcaparra, nueces y aceitunas, con arroz.

Luna Bar

El Hotel AC, del Costanera Center, además de tener cómodas habitaciones con vista casi en 360º a Santiago, también se luce con un secreto: el Luna Bar.

Es una enorme terraza que encuentras en el piso 17, y a la que puedes asistir sin necesidad de alojar. Sólo basta con dar aviso en la entrada del recinto (por Av. Vitacura 130), para que te esperan en este espacio al aire libre con grandiosas panorámicas de la ciudad y del cerro San Cristóbal.

Hasta allá puedes subir a probar cocteles de autor, como los de zodiaco, con alternativas como Aries ($ 8.500), de vodka macerado en cardamomo, maracuyá, frambuesa, zumo de limón y ginger ale.

O el Escorpio, de Grand manier con vermut rosso, pisco, vodka y cardamomo.

Cocteles que se toman junto a la carta a cargo de Luis Cruzat, a quien probablemente conozcas porque estuvo a cargo del Restaurant Latin Grill Hotel Marriot y que aquí tiene un estilo de cocina mediterránea, con alternativas frescas como el carpaccio de salmón, que viene con un aderezo de alcachofas, alcaparras y queso parmesano.

Liguria Lastarria

Es difícil caminar por las calles de Lastarria y no dejar de apreciar la construcción de la esquina con Merced, la Casa Valdés Freire, inmueble de 1906 proyectado por Alberto Cruz Montt, el mismo arquitecto de La Bolsa de Comercio y el Club de La Unión.

El que escogió el Bar Liguria para su sucursal en este sector de Santiago, un imponente restaurante con tres pisos y varios salones, todos preciosamente decorados y distintos entre sí, además de una terraza escondida en el primer piso, inaugurada hace poco.

Es al aire libre y muy colorida, algo a lo que contribuye un gran mural con retrato de reconocidos artistas chilenos, como Violeta Parra, Jorge González, Víctor Jara, Ana Tijoux y Gabriela Mistral

Y la carta de este local es similar a la de los otros Liguria, es decir, bien chilena y te tinta desde ya con una pizarra en la calle, donde se anuncian clásicos como la mechada italiana con tallarines ($ 13.900), la palta cardenal ($ 12.900) o los callitos a la madrileña con arroz ($ 13.800).

La Virgen Lastarria

A sus locales de Barrio Yungay, Providencia, Vitacura, Lo Barnechea y Pichilemu, el Bar La Virgen sumó una céntrica sucursal.

¿Dónde? En el barrio Lastarria, en una hermosa casona a un costado del imponente Palacio Bruna, una construcción de cuatro pisos, con tres salones repartidos por cada uno, dos de ellos con bonitos balcones, que en todo caso deja lo mejor para el cuarto.

Tienes que subir hasta la azotea para disfrutar del rincón más solicitado de este nuevo bar, una increíble y colorida terraza, donde puedes tomar un fresco coctel mientras disfrutas de la vista de esta zona con encanto.

Un espacio que, además, tiene el estilo de todos los otros locales, es decir, jardines verticales, letreros de neón con frases como Like a virgin, corazones alados en las paredes y, por supuesto, las mantas tejidas a mano para abrigarse en las tardes y noches más frías.

Ojo que no se hacen reservas, así es que si quieres instalarte en la azotea debes llegar temprano o esperar si es que hay fila.

El Bajo

Es la sabrosa joyita que encuentras en el centro cultural GAM. Un bar de 600 metros cuadrados, que se instaló en la parte trasera del recinto, en el -1, con una gran terraza cargada de plantas y objetos reciclados, como maderas, mesas de parqué y ventanas antiguas recuperadas de demoliciones.

Si su estilo te parece familiar, es porque es la continuación La Jardín, en la Factoría Italia, y luego del ondero La Diana, que estuvo hasta el año pasado en el claustro de Los Sacramentinos, en el barrio San Diego.

De hecho, son los mismos socios quienes están detrás de este lugar, que cuenta con un espacio interior de aire nostálgico, al estilo de un cabaret, con una gran barra y cortinas de terciopelo rojo que esconden mesas más privadas.

Ahí puedes probar opciones de platos para picar y shop de cervezas, con un consumo promedio por persona que no supera los $ 15.000.

De hecho, su carta es simple, con alternativas para tomar como jarra de sangría, y coctelería clásica, con pisco sour a la chilena o peruana, negronis, vermú y Spritz.

Para comer hay platos como un tartar de atún, que viene sobre una delgadita galleta de arroz, tiraditos de pulpo o hamburguesas caseras, en pan brioche, con queso cheddar, queso mantecoso, tocino, cebolla y pepinillo.

Oculto Beergarden

Una de las terrazas en Santiago de moda es Oculto Beergarden, que se ubica a pasos del Metro Salvador.

Más exactamente en la calle General Salvo, donde se instaló en un estacionamiento que se convirtió en todo un oasis en este barrio.

Eso porque irrumpió con todo el estilo de los beergarden, con un gran patio lleno de objetos reciclados, arte urbano y una larga barra.

Por eso es todo un hit y a veces hasta hay filas para instalarse ahí y probar sus casi 20 salidas de cerveza en schop, la mayoría de compañías chilenas, como Loa, Spoh y La Montaña, que cuestan desde $ 3.200 el vaso de 330 cc.

Además de algunas extranjeras reconocidas, como la Delirium y Coronado, y coctelería de autor.

Y como todo buen beergarden, Oculto ofrece varias alternativas para comer: las pizzas al estilo napolitano de Nascosto, el sushi de Maju Nikkei y la ricas hamburguesas de FatCat Burgers.

Hotel Magnolia

Para muchos sigue siendo desconocida la terraza escondida del Hotel Magnolia, una con singulares vistas del centro de Santiago y el cerro Santa Lucía y con una barra asesorada por Miguel González Larraguibel, más conocido como Maldito Barman.

Es uno de los secretos mejor guardados de este hotel boutique enclavado en el Paseo Huérfanos, que desde la calle llama la atención por su fachada de estilo neogótico.

Tienes que subir hasta el séptimo piso para encontrar su terraza, la que funciona de lunes a domingo, ideal para hacer una pausa en la semana.

Ahí, puedes probar una buena selección de coctelería de autor, con alternativas como el Cachai ($ 7.000), con Vermut Rosso y gin de uva, más un toque de jugo de naranja natural; y el Sour Patrimonial ($ 6.000), de pisco macerado en canela, con jugo de limón, licor de naranja Magnolia y albumina.

Lo puedes acompañar con los bocaditos de camarones ($ 15.300), con tártaro de alcachofas y palmitos, que vienen en cestas de masa crocantes.

Caoba

Traer el espíritu libre y natural de la selva amazónica a la ciudad es lo que busca Caoba, un bar que abrió hace poco en Av. Alonso de Córdova, en Vitacura.

Por eso tanto sus salones como sus dos terrazas están llenas de vegetación y lucen coloridos murales en los que habitan espíritus de la selva.

Una inspiración que también se encuentra en su carta, donde hay ricas preparaciones de street food para comer con las manos, bien frescas, casi todas para compartir y donde alrededor del 40% son veganas o vegetarianas.

Si tienes perro puedes llevarlo a tus visitas a Caoba. ya que el bar es pet friendly. De hecho, los reciben con una fuente de agua y hay platos especiales para ellos, como unas croquetas de lomo liso con vegetales ($ 5.000).

Mientras, tú puedes probar algunas de las preparaciones “salvajes” de la carta, ideales para compartir, como la adictiva Blooming onion ($ 10.900).

Se trata de una cebolla de un kilo, cortada en el mismo lugar en forma de flor y que se apana y luego se fríe. La idea es ir sacando los trozos y untarlos en la salsa cheddar con que se acompaña. Tan rica, que volverás por ella.

El Retiro

La más nueva de las terrazas escondidas que hay descubrir está en el barrio Bellavista, en el recinto que ocupa el Teatro Mori. Es la del nuevo bar El Retiro, donde los mismos socios del Bar Valdivia sorprenden con este local lleno de objetos reciclados, detalles llamativos y rincones soprendentes.

Lo mejor de todo es su gran terraza interior abierta, generosa en verde, con una fuente de agua, muchas plantas y árboles frutales, como un naranjo que es un espectáculo en sí.

Además, luce una larga barra y un enorme mural del reconocido artista urbano Javier Barriga, una obra que era parte del teatro y que ahora destaca en el bar.

Así, ya te puedes imaginar lo agradable de los atardeceres y noches de primavera y verano en la terraza-jardín de El Retiro, una especie de oasis en pleno Bellavista, y donde encuentras  “platitos”, pequeñas y sabrosas preparaciones a precios más que accesibles.

Además, ahora puedes disfrutar ahí todas las semanas de tocatas, conversatorios, lanzamientos y otras actividades culturales, y que se anuncian a través de Instagram.

Patio Almeyda

En el sector Av. Irarrázaval, en Ñuñoa, donde abundan los grandes edificios en altura, los vecinos tienen un nuevo lugar donde juntarse con los amigos para disfrutar al aire libre un schop o un cóctel, incluso junto a sus mascotas. ¿Su nombre? Patio Almeyda.

Así se llama el bar que abrió en Dublé Almeyda, a pasos del Metro Chile-España, y que precisamente se bautizó de esa manera porque busca convertirse en el “patio” para los residentes de este barrio, quienes viven en su mayoría en departamentos.

Y lo está consiguiendo, porque todas las tardes se sueler llenar este local, que ocupa una casona del sector, con salones en su interior, aunque el hit es su agradable terraza, una con coloridos murales, sillones de pallets y letreros de neón, de esas donde dan ganas de estar por ahora.

Más todavía si eres amantes de los perros, que el bar es pet friendly y hasta les pasan fuentes con agua y galletitas a las mascotas.

Un lugar ideal para pasar las tardes tomando alguno de sus cocteles de autor, como el refrescante “Soñao” ($ 7.490), hecho en base a gin y que lleva trozos macerados de mango, espumoso, tónica, albahaca y granada.

O algunas de sus cervezas recién salidas del barrill, que son de la marca nacional Edelstoff.

Galpón Italia

Un antiguo taller mecánico se convirtió hace un par de años en uno de los bares más onderos de barrio Italia, Galpón Italia.

Tiene varias cosas buenas, entre ellas una agradable terraza donde puedes disfrutar de su propuesta de “drinks and grill”, es decir, cocteles de autor del bartender Yefry Avilera, quien ganó el segundo lugar de la competencia World Class, junto a platos que se hacen a la parrilla.

Los que tienen como ingredientes principales las carnes y mariscos, pero a los que sumaron también otros para vegetarianos, veganos y seguidores de la dieta keto.

Y eso no es todo, porque el bar es pet friendly y ahí tu mascota lo pasa tan bien como tu, ya que hay un plato especial para ellos, el “Dog Lovers” ($6.000), que consiste en tres croquetas de carne molida con huevo, cáscara de huevo y zanahorias.

Da Franco

La preciosa casona de Av. Vicuña Mackenna 83, a cuadras de la Plaza Italia o Plaza Dignidad, esconde uno de los secretos mejor guardados de este transitado sector de Santiago, la trattoria Da Franco.

Restaurante que se instaló en este lugar que desde 1954 alberga al primer centro italiano de Chile, L’umanitaria, la sociedad de mutuo apoyo que fundaron a fines del siglo XIX 60 migrantes de Italia.

En ese lugar cargado de historia, con techos altos, cancha de bochas o bocce, como se le llama en Italia, y un amplio jardín-terraza que es un verdadero oasis en este sector, puedes disfrutar pizzas y pastas artesanales hechas ahí mismo.

Si vas a conocerlo, parte con alguna de las opciones para compartir, como el raviol frito ($ 4.500), ideal para comer con las manos, que vienen rellenos de espinaca y verduras.

Luego, sigue con alguna de las pizzas, de 30 centímetros, como la margarita ($ 5.500), con mozarella, salsa de tomate , parmesano y un toque de albahaca fresca; o las pastas, que puedes armar a tu gusto, como los gnocchi ($ 7.200), con un pesto de albahaca, aceite de oliva, ajo y nuez, por ejemplo.

Ade Ene

Hay varias nuevas terreazas para conocer en Santiago, como la de Ade Ene, un restaurante con dos pisos y una amplia terraza que acaba de abrir en Av. Nueva Costanera.

Pero hay una razón más para visitarlo y es que tiene detrás a Juan Morales, el  destacado chef conocido por D.O. Restorán, local que funcionó en Lo Barnechea, y por su paso por el Hotel Alaia, en Pichilemu.

Ahora en su nuevo proyecto conquista con una cocina que, fiel a su estilo, es consciente y responsable, ya que tiene el foco puesto en los pequeños productores y, por sobre todo, en la pesca artesanal regulada, además de la ganadería regenerativa.

Prácticas sustentables que en Ade Ene lleva a platos que coquetean con los sabores del mundo, por ejemplo en los tiraditos, al estilo de la cocina peruana, como el de locos ($ 13.500), que son locos de Punta de Lobos, cortados finitos, blandísimos, con chalaquita, mayonesa de cilantro y cítricos.

Mundo Mastica

Es más que una terraza. Cómo dicen en su Instagram “somos un restaurant, una tienda, un mercado, una florería, una panadería, un jardín“.

Todo eso y más encuentras en Mundo Mastica, el espacio de 6.000 m2 que se instaló hace poco en el antiguo edificio municipal de Lo Barnechea, frente a la Plaza San Enrique.

Un lugar mágico a los pies de la cordillera, con una gran terraza escondida, rodeada de plantas colgantes, baldosas vintage y mensajes en luces de neón.

A cargo están Mari Gálmez y Pablo Lamarca, la dupla de arquitectos y diseñadores detrás de Mercado Mastica y Botánica, el restaurante que montaron antes de este ambicioso proyecto.

Ahí, puedes ir a comer en Ágora, un espacio que son varios en uno, donde pruebas pizzas, hamburguesas y ensaladas. Mucho mejor si vas los fines de semana a disfrutar de un brunch en su acogedor huerto con estética de invernadero.

Vistandes

El bar Vistandes conjuga perfectamente la buena comida, los refrescantes cocteles y una vista increíble a Santiago.

Todo, porque este local se encuentra en el piso 12 del nuevo Hotel Nodo, en Providencia, uno que se define por su comodidad y experiencia outdoor. Y al bar puedes ir sin necesidad de alojarte ahí.

Lo mejor es ir al haces al atardecer, para aprovechar la vista y su fuerte, la coctelería de autor y los platos al estilo callejero o street food, que podrás degustar mientras contemplas la ciudad en 360º.

De sus cocteles, una propuesta refrescante es el “Nodo Verano” ($ 4.900), una remasterización del tradicional vino de verano, pero que lleva carmenere, cinzano, ginger ale, goma y naranja. Una delicia.

Puedes acompañarlo con la trilogía de tártaros ($ 13.900), que se prepara con filete, locos y atún, y que se condimenta con pepinos encurtidos o mango fermentado, para realzar aún más su sabor.

Prima Bar

Una de las terrazas en Santiago con más encanto es la de este bar de Providencia, a cargo Kurt Schmidt, el chef y dueño de 99 Restaurante.

Tienes que ir a conocerla por su coctelería de autor y por sus opciones de tapas para compartir, que van entre los $ 3.500 y $ 7.000.

¿Lo mejor? Que todo se elabora ahí mismo: desde la charcutería hasta el hielo, que llega perfecto con cada coctel.

Vale la pena probar alguna de las opciones con vermú, bitters, licores y macerados artesanales, como el negroni clarificado ($ 5.800), uno intenso, con vermú, campari y mezclas de la casa que se clarifica, cosa de que quede de color transparente.

Los cocteles quedan perfecto si los acompañas, por ejemplo, con las croquetas ($ 4.000), bolitas cremosas rellenas de pulled pork, carne de cerdo desmenuzada. También la prieta ($ 4.000),  hecha en el lugar por supuesto, que llega en sartén a la mesa con cebolla encurtida y pan casero.

Bar La Providencia

Hace algunos años, en un pequeño local en Av. Bilbao abrió La Providencia, un bar boutique que conquistó de inmediato a muchos. Sin embargo, hace poco cerró sus puertas.

Pero de todas maneras permanece abierto el segundo local, el que inauguraron hace un tiempo en Isabel la Católica, en Las Condes, y que también es un imperdible.

Uno con coctelería de lujo, terraza amplia y que también está lleno de detalles y rincones que enamoran, como el salón rojo cocktail Bar, donde reina el terciopelo rojo.

Además, hace un tiempo apareció en 50 Best Discovery, la lista de lugares recomendados en los cinco continentes y que es parte World’s 50 Best, el ranking que es una de las referencias gastronómicas a nivel mundial y en el que cada año chefs, periodistas y dueños de locales de todo el planeta eligen a los mejores restaurantes del mundo.

La Compañía

Una antigua casona de Providencia es el lugar donde se instaló La Compañía, una tranquila cafetería con terraza interior y espacios para ir a trabajar.

Dos años se demoraron en restaurar este lugar que estaba abandonado y que ahora luce rodeado de plantas, luces y hermosos rincones decorados.

Hasta ahí puedes ir a tomar un rico café de especialidad, mientras disfrutas del silencio y tranquilidad de su terraza o trabajas en alguna de sus mesas habilitadas.

Esto, porque La Compañía es mucho más que una cafetería. También es un cowork, con dos salas de reuniones que puedes arrendar por el día, por medio día o por dos horas.

Para esto tienen tarifas determinadas, que incluyen café, un snack y hasta almuerzo, dependiendo del plan que elijas.

Bar Valdivia

Bar Valdivia está justo frente a la estación de Metro Inés de Suarez y llama la atención por su fachada de muros de latones bien coloridos, más puertas y ventanas de distintos tamaños y estilos.

Ahí, ya entrando, verás sus dos  terrazas, bien agradables, ubicadas en el primer y segundo piso.

¿Que probar? Alguna de las pizzas, como la “Pulled pork”, de carne de chancho desmenuzada, queso de cabra, pimentones rojos, verdes y champiñones.

Para acompañar, alguna de sus variedades de cerveza artesanal o la jarra de sangría bien helada si es que vas en grupo.

Bravo 951

Bravo 951 tiene una de las terrazas más onderas de Santiago, con buena música, mesas para compartir y una carta inspirada en el concepto de comfort food, es decir, rica, golosa e ideal para compartir y comer con las manos.

Eso, además de una barra con opciones frescas, como el “cynar spritzer” ($ 5.500), el licor de alcachofas muy de moda en las barras de Buenos Aires y que aquí hacen con espumante y un toque de pomelo.

¿Algo recomendado para comer? Los “chilaquiles” ($ 11.900), con chili de chancho, nachos, pico de gallo, queso mantecoso, pomodoro, guacamole, crema ácida, jalapeños y huevo frito.

También el “camembert asado” ($ 8.000), un queso derretido que llega envuelto en pan de leche, con tomate cherry asado y miel.

Kross Bar BordeRío

Es uno de los mejores locales de BordeRío, con vista inmejorable a la puesta de sol. Como si fuera poco, tiene una de las cartas de cervezas artesanales más amplias de Santiago, con puntos altos como la Kross 5, madurada con roble americano tostado y toques a vainilla y caramelo, y la Lupulos, una american pale ale, súper refrescante y de amargor marcado.

Lo mejor de todo es que ahí no hay una, sino tres terrazas: una que da a la calle, otra al medio del lugar y la más espectacular, la que está en la azotea, perfecta para ver cómo cae la noche y disfrutar algo para picar y, obvio, un schop.

Hay varios platos para compartir que sobresalen, como el “tártaro de atún” o los camarones y calamares crujientes junto a salsa tártara, dressing agridulce y ciboulette. Lo mismo que la plateada al horno, de wagyu, con caldo de la cocción, papas rústicas horneadas, zanahoria y cebolla braseada, acompañada de una crujiente marraqueta.

Y como en este local siempre hay novedades, en verano no te pierdas los cocteles hechos con cerveza como base. El “nortino” es uno de ellos, una refrescante combinación de Kross Maibock, tequila y limón de pica ($ 4.200).

Jerónimo

Imposible dejar pasar la barra del famoso restaurante limeño Jerónimo, que está en Alonso de Córdova.

De decoración colorida y toda la onda que sabe imprimirle su chef  Moma Adrianzén a todo el ambiente y no sólo a la comida de inspiración callejera hecha con ingredientes de primera calidad, la barra de Jerónimo abarca desde combinaciones muy frutales con destilados peruanos hasta los muy de moda mezcales.

De hecho, es el único bar que ofrece mezclas bien juguetonas con este destilado mexicano que tiene entre 45 y 60 grados de alcohol y que en esta barra lo ofrecen, entre otros, tequila Jimador, Aperol, piña, toronja rosada, sal de maras, soda y agua de jamaica. Una delicia.

Casa Las Cujas

Casa Las Cujas es un bar y restaurante con más de diez años de tradición en Cachagua, a cargo de los hermanos Raide, los mismos detrás de éxitos como Jardín Secreto y Bar del Teatro C.

Allá es conocido por el uso de productos frescos, bien playeros, en formato de tiraditos, ceviches y chirachis, los que ahora puedes probar en Santiago gracias a su nuevo delivery.

Ahora llegó a Santiago, a la Av. Alonso de Córdova, a un costado de Jardín Secreto, un lugar con aires playeros, con conchitas blancas en el suelo, traídas de manera legal, claro, además de platos bien marinos, con opciones de mariscal, tiraditos y pescados a la plancha.

Parte con las machas a la parmesana ($ 13.900), que vienen con una salsa bechamel y jugo de mariscos, además de un toque de parmesano y de piel de ají cacho de cabra, que aporta en sabor pero no pica.

Imperdibles las cuatro versiones de mariscal, el clásico plato de caleta, que llega remozado, en un barco tallado en madera e ideal para compartir, como el mariscal Las Cujas ($ 13.900), con toda la intensidad del sabor del piure, almejas, pulpo, la pesca del día, una sabrosa leche de tigre clásica y un toque ají de puta madre.