¿Andas en busca de buenos bares en la capital? Armamos esta guía con los imperdibles para ir beber y comer como los dioses.

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Bares en Santiago hay muchos, pero son pocos que los tienen todo lo necesario para convertirse en tu barra favorita.

Una coctelería sorprendente, platos que sean mucho más que un mero acompañamiento y un ambiente agradable son los requisitos básicos de un buen bar.

Para que no pierdas tu tiempo, fuimos en busca de los mejores bares en Santiago, esos a los que dan ganas de volver una y otra vez.

Estos son nuestros elegidos.

Bocanáriz

Es el wine bar, restaurante y tienda de vinos ubicado en calle Lastarria. El mismo que en 2013 la revista especializada Wine Spectator destacó por tener una de las mejores cartas de vinos del mundo y que es el lugar indicado si quieres saber más de los valles y estilos del vino nacional.

De hecho, su carta es una imperdible si hablamos de vino chileno, con cerca de 280 etiquetas, 25 de ellas por copas, que provienen de un wine dispenser con capacidad para 35 botellas.

Además de eso, Bocanáriz es conocido por democratizar el vino nacional en Santiago, en parte por sus “vuelos”, que son degustaciones de 50 cc que te permiten probar qué está pasando en la escena vitivinícola local, en términos de historia, tendencias, territorio y vanguardia, por ejemplo.

Y su propuesta de cocina está pensada para acompañar con sus vinos, con opciones para compartir como la terrina de pernil ($ 10.500), con salsa tártara, encurtidos, mostaza casera y tostadas

Siete Negronis

Si te gusta la buena coctelería, entonces probablemente visitaste más de una vez Siete Negronis, el bar que abrió en 2016 en barrio Bellavista.

El mismo que fue elegido como uno de los 100 mejores bares del mundo en varias ocasiones por el ranking de World’s 50 Best Bars, por su estupenda variedad y calidad de cocteles clásicos y de autor.

Y aunque el local de Bellavista cerró, acaba de reabrir en Av. Alonso de Córdova, en Vitacura, en un espacio amplio, con terraza y una gran barra donde encontrarás a tus cantineros favoritos y la misma calidad de siempre.

Además de una carta que incluye sus siete variedades de Negronis, el cóctel creado en Florencia en 1919, en honor al conde Camilo Negroni y que es el emblema del local.

Aunque no todo es negroni, ya que encuentras una amplia variedad de cocteles, ordenados de acuerdo a tus gustos: tropicales y tikis, con harta fruta fresca; fresh, con burbujas, especiales para la terraza; además de los spritz, sour y Viva México, con tequila y mezcal.

Cantina Montt

Tres amigos, Francisco Villalobos, Jorge Duarte y Raúl Thiers, esstán a cargo de este bar de Av. Manuel Montt.

Uno que tiene la virtud de que si bien la carta es sencilla, de croquetas, tablas, tortillas y buenos sándwiches, todo se hace con productos de pequeños productores, hidropónicos, orgánicos, con respeto al medio ambiente y a escala humana.

Todo un lujo que puedes probar apenas le des el primer mordisco a tu completo italia ($ 3.950), de salchicha artesanal, con tomate en cubos, palta, mayonesa de la casa y salsa verde en pan lengua. Una delicia, que también tienes la opción de pedir en versión vegetariana o vegana.

Además de las papas de la casa  ($ 6.400), que son unas papas fritas rústicas hechas ahí mismo, acompañadas de dos salsas de la casa. Quedan buenísimas si le agregas un huevo frito de campo ($1.000).

También una carta de cocteles que incluye vermú propio, que puedes probar en el vermú de la casa   ($ 4.900), o el Negroni ($ 6.400), con gin Garden, Campari y vermú de la casa.

Otra opción es que pruebes el cynar julep  ($ 5.900), una opción bien fresca, con Cynar, menta, zumo de pomelo y jarabe de goma casero; o la jarra de sangría  ($12.900) hecha con un tinto natural de Sagrada Familia, destilado blanco, triple sec, frutas, jarabe de goma casero y soda.

Demencia

Es uno de los 100 mejores restobares de Latinoamérica. Y no lo decimos nosotros, sino el prestigioso ranking 50 Best Restaurants, en cuya última versión Demencia debutó en el lugar 71.

Un reconocimento internacional para este bar, que tiene detrás a un premiado chef chileno, Benjamín Nast. El mismoque estuvo a cargo del restaurante DePatio y que en 2019 fue elegido como Chef del año por el Círculo de Cronistas Gastronómicos.

¿Lo conoces? Merece la pena volver, ya que se acaba de transformar completamente. Eso, porque la coctelería de autor y gastronomía se lu sumó un toque de experiencia.

Así, lo primero que verás es una gran carpa de circo, que toma un matiz completamente distinto cuando anochece, con salones interiores con lámparas de lágrimas, inspirados en lo que fue Tickets, de Albert Adrià, en Barcelona, o Salvaje, el restaurante de cocina fusión japonesa y show en Madrid.

Una ambientación con algo de Demencia para disfrutar de cocteles de autor como el paloma ($ 7.400), con tequila, jugo de pomelo, syrup de cacho de cabra y agua gasificada de pomelo, junto a platos como los espárragos y menta ($ 9.400), al dente, hechos al momento, con salsa holandesa y menta.

Bar Enigma

Es uno de esos lugares que de seguro te sorprenderán. Incluso, pensarás que estas equivocado o viste mal la dirección.

Pero no temas, que lo que encontrarás en Av. Larraín justo en la esquina con Paula Jaraquemada, a pasos de la estación de Metro Plaza Egaña, es un café más una pizzería, sin nada de carteles.

Y es en ese lugar al que tienes que entrar para conocer Bar Enigma. Es más, una vez ahí deberás descifrar un “enigma”. No te daremos detalles para no arruinar la sorpresa.

Sólo te diremos que con la respuesta correcta correrán las cortinas que te permitirán entrar a este speakeasy, como se le llamaba a los bares escondidos donde se vendía alcohol en plena de “Ley Seca” en Estados Unidos.

Ya dentro, te encontrarás con cocteles plagados de misterio. Los que están a cargo de Pablo Prufer, el mismo bartender que estuvo en la barra de Mia Bar y que en 2021 fue elegido como Bartender del año tras ganar la edición nacional de World Class 2021. 

Y cada coctel rinde honor a un gran misterio de la humanidad, como el Triángulo de las Bermudas ($ 8.400), que lleva pisco, jugo de piña grillada y clarificada, jerez, miel de coco y llegará gasificado.

O el Marilyn Monroe ($ 7.900), con ron, yogurt griego, jugo de manzana, almíbar de camote y un dejo salino.

El Honesto Mike Lastarria

En Av. Los Leones, en Providencia, El Honesto Mike es una especie de templo para los amantes de la cervezas artesanales y las hamburguesas

Y es que esa combinación ganadora es el sello de este bar, que ahora tiene una segunda sucursal, en pleno barrio Lastarria.

Ahí puedes probar sus schops y famosas hamburguesas, en un lugar único, una impresionante casona de 1913, que se restauró y ambientó con un estilo inspirado en el punk británico, bien callejero y desenfadado, con un montón de objetos inesperados repartidos por los dos pisos en que funciona el bar.

Como neumáticos, escopetas, machetes y hasta una cama colgando del cielo de uno de los salones, junto con fotos y afiches de bandas emblemas del punk, el hardcore y el rock.

Acá, tiene 20 opciones de cerveza en barril para escoger, desde $ 2.900 y en formato de 250 ml y 473 ml, y que puede disfrutar con alguna de las hamburguesas nuevas de la carta, como la Kimcheese burger ($ 8.600), una con tocino, cheddar, cebolla morada, kimchi y salsa kimchi.

Forá

De los nuevos bares que hay en la capital, hay uno que te dejará sin aliento, Forá.

Y quita el aire primero por su magnitud y estética, un bar y restaurante de tres pisos en Av. Tobalaba, con el diseño e interiorismo a cargo de Gino Falcone, a quien de seguro conoces por lugares íconos como Sarita Colonia y Fe.

Un lugar lleno de detalles que conquistan, como un subterráneo que tiene el estilo de un speakeasy, los lugares clandestinos que reinaban en la década del 20 con la prohibición de alcoholes en Estados Unidos.

Luego, conquista con su carta de cocteles, de autor y clásicos, a cargo de José Álvarez, experto bartender que ha trabajado en barras como la de Red Luxury Bar y que participado en certámenes como World Class,una de las competencias de coctelería más importantes del mundo.

Por último, aunque no menos importante, su carta es la cocina de autor, que rinde homenaje a las gastronomías migrantes.

Oculto Beergarden

Tal como dice su nombre, Oculto Beergarden casi escondido a pasos del Metro Salvador. Más exactamente en la calle General Salvo, donde se instaló en un estacionamiento que se convirtió en todo un oasis en este barrio.

Eso porque irrumpió con todo el estilo de los beergarden, con un gran patio lleno de objetos reciclados, arte urbano y una larga barra.

Por eso es todo un hit y a veces hasta hay filas para instalarse ahí y probar sus casi 20 salidas de cerveza en schop, la mayoría de compañías chilenas, como Loa, Spoh y La Montaña, que cuestan desde $ 3.200 el vaso de 330 cc.

Además de algunas extranjeras reconocidas, como la Delirium y Coronado.

Y como todo buen beergarden Oculto ofrece varias alternativas para comer: las pizzas al estilo napolitano de Nascosto, el sushi de Maju Nikkei y la ricas hamburguesas de FatCat Burgers.

Prima Bar

Prima Bar está a la entrada de la calle General Flores, en pleno Providencia y es un bar donde todo, desde la charcutería hasta el hielo perfecto que llega en cada cóctel, se hace en casa.

Tiene el sello de Kurt Schmidt, el mismo chef detrás 99 Restaurante, el local que se incluyó en la prestigiosa lista de los Latin America’s 50 Best Restaurants.

Un reconocimiento que se le hizo por su mezcla perfecta entre cocina de calidad, con opciones de tapas para compartir que van entre los $ 3.500 y $ 7.000, y su coctelería de autor, con syrup y vermú hecho ahí mismo.

Vale la pena probar alguna de las opciones con vermú, bitters, licores y macerados artesanales, como el negroni clarificado ($ 5.800), uno intenso, con vermú, campari y mezclas de la casa que se clarifica, cosa de que quede de color transparente.

Los cocteles quedan perfecto si los acompañas, por ejemplo, con las croquetas ($ 4.000), bolitas cremosas rellenas de pulled pork, carne de cerdo desmenuzada. También la prieta ($ 4.000),  hecha en el lugar por supuesto, que llega en sartén a la mesa con cebolla encurtida y pan casero.

La Piojera

Sin duda, es uno de los bares en Santiago más antiguos y queridos.

Además, del lugar más indicado para ir a tomar terremoto, porque en La Piojera se popularizó este típico trago chileno que nació en otro lugar histórico, El Hoyo, de Estación Central.

De hecho es su especialidad y, sin duda, uno de los mejores de toda la capital. El que se hace con vino pipeño que traen directamente desde Portezuelo, en la Región del Ñuble, que almacenan en un estanque y luego pasa por un enfriador.

Por eso te lo sirven heladito, en la versión que prefieras, ya sea con fernet, el clásico, o con granadina, dulcecito y peligroso, y con harto helado de piña.

Además de uno propio de La Piojera, el maremoto, que lleva menta en vez granadina, y que es toda una sorpresa para quien no lo ha tomado antes. Todos cuestan lo mismo $ 3.500, mientras que la réplica, un terremoto de 330 cc, vale $ 1.800.

Súmale su insuperable arrollado, hecho en el local, de tierna pulpa de cerdo, que puedes pedir en media porción ($ 10.000) o entero ($ 17.000), acompañado de papas cocidas con salsa verde de la casa

Piso Uno

Es el bar japonés de moda en Providencia. Conquista de entrada con sus onderas terrazas, donde hay baldosas vintage y plantas naturales colgando por doquier.

Y por supuesto por su barra, donde disfrutas de coctelería clásica y de autor, como el Felipe III ($ 6.400), con campari, jugo de pomelo, naranja y agua tónica.

También cocteles en base a sake, la bebida nipona que se hace a partir de la fermentación de arroz y que puedes probar en versiones como sake piso uno ($ 7.900), con jugo de limón, piña y jarabe de melón.

¿Otra razón más para visitarlo? Que en su carta encuentras versiones de platos nikkei, además de otras más japoneses, como ramen en temporada de invierno.

Ojo con su amplia carta de makis, vital si echabas de menos el toque nikkei, como el acevichado maki ($ 9.400), de camarón panko y criolla, envuelto en pescado blanco del día, camote glaseado y crema de tigre.

Malva Loca

Malva Loca es el nombre de una bella flor, que crece donde menos te lo esperas y nunca se sabe el color con el que florecerá. Y así se llama también de los nuevos bares imperdibles en Santiago, que acaba de abrir el bulevar CV Galería, en Vitacura, y que tal como la flor, tiene un estilo de cocina curiosa, libre, sorpresiva y propia.

La encabeza Renzo Tissinetti, chef chileno que triunfó en España: allá fue jefe de cocina en El corral de la Morería, el tablao flamenco de Madrid conocido por ser el más famoso del mundo y también por lucir una estrella Michelin.

Aquí conquista con un estilo propio, que no se casa con tendencias y donde todo se hace desde cero. Una experiencia que parte con la coctelería de la casa, con opciones frescas, dulces o con burbujas.

Ojo con sus deliciosas alternativas veggies, como la berenjena asada ($ 6.600), con un mix de shiitakes, champiñones paris salteados, almendras tostadas o emulsión de betarragas; o el brócoli al margen ($ 4.000), un plato grande de brócoli con alioli de cebolletas asadas y limón.

Lolita Jones

Todo el glamour tiene esta gran barra ubicada en CV Galería, el nuevo bulevar con terraza de Alonso de Córdova. Ahí lo que manda es un estilo de cocina callejera mexicana, relajado y juguetón, pero a la vez sofisticado.

Instálate en su barra a probar cocteles como el Alma Rosa ($ 10.000), con mezcal, pepino, pomelo, jarabe de chile serrano, soda y Peychaud’s. O la Margarita ($ 6.000), con tequila, contreau, limón y ágave, que puedes pedir picante o con berries.

Acompáñalo del guacamole ($ 7.900), que muelen a tu gusto y frente a la mesa, con chips de maíz hechos en casa. O con las tostadas de jaiba ($ 7.900), que son tres, cubiertas de una ensalada de jaiba con salsa cremosa, cebolla pepino y láminas de palta.

Además, hay chilangas del chef ($ 5.000), que son tres empanaditas de maza de maíz con un relleno que cambia cada día y pueden ser de mechada, por ejemplo.

Bar de René

Antes de que el barrio Italia se pusiera de moda, el Bar de René ya estaba ahí. Partió en 1996 como una fuente de soda familiar donde los trabajadores del barrio iban a almorzar y luego en la tarde volvían para tomarse una cerveza.

Luego comenzaron a realizar conciertos, primero de manera clandestina y después de forma oficial, cuando tuvieron la patente respectiva.

Más de un cuarto de siglo despues, el Bar de René está convertido en uno de los escenarios más emblemáticos para la música en vivo en Santiago, especialmente para el rock y la música que no suele sonar en las radios.

También en uno de los lugares más apetecidos para ir a tomar piscola: la suya es legendaria y llega la mesa en  un vaso con tres tercios de sólo pisco, para que tú le eches chorritos de bebida. Solo para valientes.

Nkiru

En el Hotel Director, en el barrio El Golf, se instaló este bar con una estética particular, con murales que homenajean a la cultura hip hop y en las paredes, fotos en gran formato de leyendas del género, como Notorious B.I.G. y Tupac Shakur. Los mismos que con sus rimas y beats le ponen ritmo a este lugar.

Además, tiene una barra larga, con una buena oferta de cócteles clásicos y otros que llegan en atractiva vajilla, vasos con la forma de la máscara de La Casa de Papel, la popular serie española, o de rinocerontes, por ejemplo.

¿Otra razón para viisitarlo? Que su cocina está a cargo de Sergio Barroso, el chef español que trabajó en restaurantes como El Bulli, de Ferran Adrià, y que ha aquí apuesta por distintas opciones de tapas.

Bravo 951

En una tranquila calle de Providencia está casi escondido uno de los mejores bares en Santiago.

Bravo 951 es una gran casona refaccionada, que tiene un patio bien sombreado con mesas largas, perfectas para ir en grupos grandes.

Hay buenas hamburguesas, piqueos y cocteles, entretenidos de esos que dan ganas de repetirse, y brunch los fines de semana.

Jardín Secreto

Está en Av. Alonso de Córdova, en el sector que se ha hecho conocido como Barrio Europeo y junto con restaurantes como Casa Las Cujas.

Un bar con una terraza privilegiada, que funciona todos los días en horario continuado y que se reinventó en pandemia.

Así, además de sus ricas opciones de pizza y tártaros, en su carta ha ganado protagonismo la cocina japonesa, a cargo de cocineros jóvenes encabezados por el “Itamae” -como se les dice a los chefs del país asiático- Enzo Catalán.

Su sello es el producto chileno y la cocina kaiseki, de celebración o casi sagrada en Japón, sutil y delicada, que sirve de inspiración para platos de cuidada estética y que cambian según la estación o disponibilidad de ingredientes.

Ahí, te puedes poner al día con las últimas tendencias de la cocina japonesa.

Si miras la carta dedicada a esta gastronomía, te darás cuenta que hay clásicos de este lugar que no fallan, como el pulpo teriyaki ($ 14.900), que es un pulpo suave,  ligeramente frito, marinado en sake, soya y jengibre, más una salsa glaseada.

Ojo, que es sólo con reserva.

Tamango House of Beer

Si por tu venas corre cerveza en vez sangre, entonces de seguro conoces Tamango, una de las mejores cervecerías artesanales chilenas y que ahora tiene una nueva “casa”, Tamango House of Beer.

Ese es el nombre el bar que que esta marca inauguró en el barrio Bellavista, en la esquina de Mallinkrodt con Dardignac, un verdadero paraíso cervecero con terraza hacia la calle y otra en el segundo piso con vista hacia el cerro San Cristóbal.

Así, ahora puedes ir a este lugar a probar las cervezas de esta “brebajería”, conocidas por ser ultra frescas e independientes, es decir, que no se define con estilos ni tendencias.

Para acompañar los schops heladitos hay una carta deliciosa, variada y a buen precio. Tiene opciones que te harán suspirar, como la tabla de quesos, una selección de tres quesos de oveja de libre pastoreo, como camembert o pedregoso, que es uno azul pero más suave que el roquefort.

Vienen acompañados de unas tostaditas de pan ciabatta, miel, un chutney casero de damasco y duraznos, más frutos secos y aceitunas marinadas con aceite de oliva, cáscara de naranja y hierbas como el romero.

Bar Liguria

Imposible no nombrar en esta lista de los mejores bares de Santiago a uno de lo más emblemáticos, el Bar Liguria, s símbolo de la bohemia y con más de 30 años de hisoria.

Tiene cuatro sucursales, aunque la más famosa es la de Manuel Montt, tanto por su gastronomía y como por sus conciertos, donde en época prepandemia tocaban Isabel Parra, Carlos Cabezas o Gepe, por nombrar algunos.

Un lugar cargado de detalles nostálgicos, con una decoración que ya es un sello, y donde puedes ir probar sus clásicos de la cocina chilena, entre ellos los sanguchitos, como el chacarero ($ 8.200), con bife de lomo, que puede ser en pan italiano o marraqueta, o el de pernil ($ 7.400), a la plancha, con mostaza, pepinillo y tomate. Y en marraqueta, obvio.

Los que puedes acompañar con una jarra de borgoña ($ 11.200), que puede ser tinta o blanca, además de buenos vinos, como el Pinot Noir de Terrapura Reserva.

O el maravilloso pichuncho ($ 4.900), el Manhattan chileno, con pisco, vermú y limón, además del bitter batido ($ 4.200), con bitter, crema de cacao y azúcar flor.

Gracielo Bar

Gracielo Bar está ubicado en una casona de tres pisos en la pequeña y tranquila calle Cirujano Guzmán, en pleno Providencia.

Vale la pena visistarlo esta temporada, porque tiene tres terrazas, entre ellas un rooftop, donde encuentras la barra de Nina Giaconi, la misma que trabajó antes en Piso Uno y que ha ganado concursos como La Coctelera Festival.

En cualquiera de las terrazas puedes partir con alguno de los cocteles de la casa, como el “sí navegado” ($ 6.500), con carmenere, un toque de pisco, canela, naranja y especias. O el Rosalía ($ 6.900), con carmenere, Chambord, licor francés, almíbar de canela, toques cítricos, bitter y ginger ale light. Suave y dulce.

Chueca Bar

Es uno de los bares que la lleva en Santiago. Y cómo no, si es feminista, LGTB+ y atendido por mujeres, todas lesbianas.

Está en Providencia y, unque en Chueca Bar, no excluyen a los hombres (todos son bienvenidos), la idea es crear nuevas instancias de participación femenina.

Por ejemplo, las mayoría de sus proveedores son mujeres, entre ellas las cervezas artesanales. Además, el 80% de su carta es vegana, con platos como la “Orilla de playa” ($ 4.500), un maravilloso ceviche de cochayuyo con luche y aderezo cítrico, mote, palta, camote frito y nabos.

Bar La Providencia

Hace algunos años, en un pequeño local en Av. Bilbao abrió La Providencia, un bar boutique que conquistó de inmediato a muchos. Sin embargo, hace poco cerró sus puertas.

Pero de todas maneras permanece abierto el segundo local, el que inauguraron hace un tiempo en Isabel la Católica, en Las Condes, y que también es un imperdible.

Uno con coctelería de lujo, terraza amplia y que también está lleno de detalles y rincones que enamoran, como el salón rojo cocktail Bar, donde reina el terciopelo rojo.

Además, hace un tiempo apareció en 50 Best Discovery, la lista de lugares recomendados en los cinco continentes y que es parte World’s 50 Best, el ranking que es una de las referencias gastronómicas a nivel mundial y en el que cada año chefs, periodistas y dueños de locales de todo el planeta eligen a los mejores restaurantes del mundo.

Intrinsical

Aunque en Santiago hay varios bares donde probar cerveza artesanal, Intrinsical posee algo particular: su planta funciona en el mismo lugar. De hecho apenas llegues al local, que se ubica en una casona de Av. Brasil, verás junto a la entrada los grandes barriles donde se fermenta la cerveza.

“Chela fresca y buena onda” es uno de sus lemas y eso lo transmiten en cada uno de los rincones del bar y planta que en el primer piso, junto con el equipamiento para la elaboración, posee una barra y un bonito patio interior abierto. Mientras que en el segundo hay varios salones y en donde llaman la atención los coloridos murales en la distintas paredes.

Cualquiera de esos espacios es perfecto para disfrutar de las cervezas disponibles, todas de la marca Intrinsical, con nueve salidas de schop más algunas variedades en botella.

Como uno de sus caballitos de batalla, la Alt+F4, una de estilo altbier que ha ganado dos premios y que con sus 5,4 grados de alcohol es ideal para comenzar y para acompañar un hit de la carta, el “Ají terrible lleno” ($ 6.900), un par de ajíes apanados en panko y rellenos con queso crema, almendras tostadas y ciboulette y con un salsa teriyaki casera para untar.

Y ahora lo encuentras también en Providencia, donde abrió su segundo local.

Luna Bar

De los bares en Santiago, Luna Bar debe ser el que luce una de las ubicaciones más impresionantes: funciona en una gran terraza en  el piso 17 gran del Hotel AC, en el Costanera Center.

Un espacio al aire libre con grandiosas panorámicas de la ciudad y del cerro San Cristóbal y que es ideal para visitar cuando hay luna llena, porque tienen un telescopio para que mires este astro durante las noches.

Mientras disfrutas de la increíble vista, puedes probar sus cocteles de autor, como los de zodiaco, con alternativas como Aries ($ 8.500), de vodka macerado en cardamomo, maracuyá, frambuesa, zumo de limón y ginger ale; o el Escorpio ($ 7.900), de Grand manier con vermut rosso, pisco, vodka y cardamomo.

Cocteles que se acompañan de los platos de estilo de cocina mediterránea del bar, con alternativas frescas como el carpaccio de salmón ($ 9.900), que viene con un aderezo de alcachofas, alcaparras y queso parmesano.

Ojo, que solo puedes ir con reserva.

La Virgen Providencia

El año pasado se inauguró una de las terrazas más onderas de Santiago, el bar La Virgen, pero no lo hizo en su ya clásica casona del barrio Yungay, o en su local de Lo Barnechea, sino que en una nueva sede ubicada en la calle Gral. Flores 229, en Providencia.

Se trata de un edificio de tres pisos con salones con coloridos murales y con un increíble rooftop con vista al cerro San Cristóbal, muy similar al de calle Erasmo Escala.

Ahí, puedes ir a degustar, por ejemplo, su clásico “ají rebozado”, ese que rellenan con una plateada deshilachada y queso de cabra ($ 5.490); o sus calugas de congrio con una mini ensalada chilena y mayonesa de ají ($ 5.490).

La gracia de este local es que puedes ir a almorzar su sabroso atún grillado con risotto de camarones y salsa de limones ($ 14.490). Imperdibles son sus postres, como sus cheesecakes de maracuyá o sus tortas tres leches (ambos a $ 3.900).

Acompaña cualquiera de los platos con uno de los cocteles de la casa, como el fresco PBC, que preparan con gin Hendrick’s, pulpa de piña, albahaca, pepino, limón y goma ($ 8.000).

Jerónimo

Imposible dejar pasar la barra del famoso restaurante limeño Jerónimo, que está en Alonso de Córdova.

De decoración colorida y toda la onda que sabe imprimirle su chef Moma Adrianzén a todo el ambiente y no sólo a la comida de inspiración callejera hecha con ingredientes de primera calidad, la barra de Jerónimo abarca desde combinaciones muy frutales con destilados peruanos hasta los muy de moda mezcales.

De hecho, es el único bar que ofrece mezclas bien juguetonas con este destilado mexicano que tiene entre 45 y 60 grados de alcohol y que en esta barra lo ofrecen, entre otros, tequila Jimador, Aperol, piña, toronja rosada, sal de maras, soda y agua de jamaica. Una delicia.

Uncle Fletch La Dehesa

Los conocedores de la buena cerveza y las hamburguesas saben que Uncle Fletch es uno de esos lugares que no fallan.

Además de sus sucursales en barrio Bellavista y Plaza Ñuñoa, abrió una tercera en la terraza del mall Espacio Urbano de La Dehesa, y su principal gracia es que está dentro de un tren.

Es un antiguo vagón de tren refaccionado, que por dentro y por fuera está ambientado como uno de los trenes que circulaba por Texas a fines del siglo XI.

Ahí dentro -o en la terraza en los días soleados- puedes escoger entre cualquiera de las 12 salidas de schop que van cambiando todas las semanas.

Por supuesto que aquí también están las hamburguesas de estilo gringo que le dan fama a Uncle Fletch.

Sarita Colonia

Tienes que tener cuidado, que ni ta darás cuenta cuando te conviertas en un “SaritaLover”, uno de los adictos a este bar de Bellavista que partió en 2000, luego cerró y una década más tarde volvió a abrir.

Sorprende no sólo por su estética kitsch-devota-maximalista, sino también por sus platos, fieles representantes de la “cocina peruana travesti“, que recoge influencias de cualquier parte, sea Chile o Japón.

No dudes ni un segundo y anda a maravillarte con su coctelería de autor y con las nuevas preparaciones de su carta.

Kross Bar

Ya hemos hablado harto de Kross Bar, el templo cervecero del barrio Bellavista al que dan ganas de ir todas las noches.

Hoy no es el único, porque abrieron otros dos locales, uno en Providencia, en la calle Orrego Luco, y otro en Borderío con una terraza que se la pelean por estar ahí.

Estos nuevos tienen todo lo bueno del original: buenas cervezas -de la cervecería Kross, pero también otras invitadas- y preparaciones sabrosas, que tiene el sello del talentoso chef Matías Artega.

En estos días, los tres están abiertos. Eso sí, antes reserva, que suelen llenarse.

Lagerhaus

¿Más cervezas? En este bar de Vitacura las encontrarás por montón. De hecho, Lagerhaus tiene más de 30 refrescantes opciones para elegir, todas artesanales y recién salidas del barril.

Si su nombre te suena, es que por este bar forma parte de una concida cadena de bares cerveceros, con locales en ciudades como La Serena, Viña del Mar y Antofagasta, por ejemplo.

Su única sucursal en Santiago está en una esquina transitada de Vitacura, tiene un ambiente relajado, buenos precios y sabrosas preparaciones para compartir.

Atento a sus promociones, como el Lagerazo, con una selección de schops a precios rebajados.